—¡Broke Carter, te acostaste con un desconocido! —exclamó Selina, con los ojos bien abiertos. Si su propia amiga no le hubiera contado, no se lo habría creído.
Broke mordió su labio inferior, suspirando profundamente mientras recordaba al misterioso caballero.
—¡No sé qué me pasó! —susurró, con una mezcla de desconcierto y nostalgia.
—Ni siquiera estabas ebria, apenas bebiste cuatro copas —observó Selina—. Ese hombre debió ser un verdadero seductor, para que una mujer tan reservada como tú cayera bajo su hechizo.
Broke se tocó los labios con discreción, sintiendo aún la huella de los besos del hombre misterioso, rememoró las caricias que le habían estremecido la piel.
—Él me besó, y mi mente se nubló por completo —confesó, antes de narrarle a Selina lo ocurrido en aquella alcoba—. Al principio fue un poco brusco, pero luego se volvió maravilloso. Fue dulce, apasionado y tierno a la vez —suspiró, mientras su corazón latía con fuerza, recordando cada momento con él.
Selina la miró con atención, sorprendida por la intensidad de las emociones de su amiga.
—¡Vaya, vaya! ¡Parece que el desconocido te ha flechado!
Broke sacudió la cabeza, tratando de negar lo evidente, aunque en su interior sabía que aquella noche y aquel hombre difícilmente saldrían de su mente y corazón.
—Claro que no —balbuceó—. Solo fue algo especial. Nunca más lo volveré a ver —añadió con un deje de tristeza en su voz, aunque en su corazón, guardaba la esperanza de un reencuentro.
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—¿Tienes el listado de los invitados de anoche? —preguntó Blake a Will, con la ansiedad evidente en el tono de su voz. Por primera vez en la vida, no podía apartar de su mente a la mujer con la que había tenido relaciones la noche anterior. La dulzura con la que Broke se había entregado a él, despertó sentimientos desconocidos en su corazón.
Will observó a Blake con atención, con una expresión de intriga y desconcierto.
—No era una fiesta oficial, así que no se enviaron invitaciones. El dueño de la fiesta la organizó vía virtual, pero por lo poco que pude averiguar, había como cinco mujeres disfrazadas de Gatúbela —añadió, estirando los brazos y cubriendo un bostezo con su mano.
Blake soltó un gruñido de frustración.
—Debo volver a verla —susurró, caminando por el reluciente piso de su apartamento, absorto en sus pensamientos—. No comprendo. Pensé que encontraría la nota que le dejé, y vendría a buscarme. ¿Será que para ella fue solo sex0?
Will arqueó ambas cejas, el sueño y la resaca momentáneamente desaparecieron de su rostro.
—Pensé que eso había significado para ti, solo s3xo, pero veo que no. Esa mujer te dejó encantado —comentó, sin apartar la mirada de su amigo—. Imagino que era toda una gata salvaje en la cama, porque jamás te he visto tan interesado en volver a tener otro encuentro con una mujer con la que has tenido relaciones.
Blake fulminó con la mirada a su amigo, sumido en sus pensamientos. Lo cierto era que esa inocente muchacha, llena de timidez, lo había cautivado como ninguna. No podía sacarla de su mente. Al igual que Broke, él también recordaba el sabor de sus labios, la suavidad de su piel, la manera tan tierna en la que se entregó a él, por primera vez, en el fondo de su corazón, anhelaba volver a verla.
«Solo bésame», recordó aquella frase dulce que ella pronunció, esa frase que sacudió los cimientos de su alma
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¡Pufff!
Una fuerte bofetada fue lo que recibió Broke al llegar a su casa. Cayó al piso del impacto.
—¿En dónde pasaste la noche? ¿Por qué llegas a esta hora? ¿Conseguiste el empleo? —gritó refunfuñando el padre de Broke.
Broke tembló, se encogió como un animal asustado, desde la muerte de su mamá, le tenía mucho miedo a su padre, sus labios temblaron.
—Me quedé en casa de Selina, tuve un accidente —balbuceó.
—¡No mientas! —La hermanastra de Broke intervino. —Mira papá. —Le enseñó el móvil al energúmeno hombre—. Selina subió unas fotos en sus redes, estuvieron en una fiesta.
La mirada de Drake centelló de ira, apretó los puños.
—¡Mentirosa! —exclamó mirando a su única y propia hija.
Broke sintió un escalofrío recorrer su columna.
—No hice nada malo papá.
—No es cierto, está vestida con ese traje de Gatúbela, muy sensual.
Ambas se habían tomado una fotografía con sus respectivos disfraces antes de ir a la fiesta. Selina la había subido como foto de perfil, con una nota.
«Con mi mejor amiga Broke, listas para una noche de diversión»
—¡Sinvergüenza! ¡Cínica! —El padre de Broke la agarró de ambos brazos. —¿Qué hiciste anoche? ¿Te acostaste con algún hombre? ¡Dime la verdad!
Broke negó, tenía miedo de enfrentar a su padre.
—No —contestó sin mirarlo a los ojos.
—Pues te llevaré a que te revisen, y comprobaré si sigues siendo virgen, sino sabes lo que te espera.
—Pero Broke ya es mayor de edad —contestó Selina—, puede tener relaciones, nadie se lo puede prohibir.
—¡Cállate! ¡No te quiero cerca de mi hija! —gruñó el hombre, volvió a enfrentar a Broke. —¿Qué hiciste anoche?
Broke inclinó la cabeza.
—¡Perdón papá! ¡Lo lamento!
El hombre gruñó como una fiera herida, zarandeó a Broke, enfurecido.
—Agarra tus cosas y lárgate de esta casa.
Broke sollozó, mirando a su padre con horror, mientras retrocedía un paso. Sus manos temblaban ligeramente.
—No puedes echarme por eso, no es justo —rebatió ella, sintiendo un nudo en la garganta que le hacía difícil respirar.
Drake, el padre de Broke, avanzó hacia ella, sus movimientos bruscos reflejaban la ira que lo consumía. Agarró sus hombros con fuerza, casi como si quisiera sacudirla.
—Debí hacer esto hace mucho tiempo, desde el momento en que me desobedeciste —gruñó, con los ojos llenos de una mezcla de furia y decepción.
Broke lo miró sin comprender, sus lágrimas ahora fluían libremente por sus mejillas.
—Siempre te he obedecido, ¿de qué hablas? —preguntó, con voz entrecortada, su mirada buscaba con ansiedad respuestas en los ojos de su padre.
Drake soltó un gruñido gutural, apretó los hombros de su hija. Sus propios ojos mostraban una mezcla de dolor y rabia contenida.
—Ese día te ordené que le insistieras a Blair para que no fuera a trabajar. Te pedí que fingieras que estabas enferma, pero no, la niña buena dijo la verdad, ¿y cuál fue el resultado? —vociferó, sus palabras resonaron en la habitación con una intensidad que hacía temblar los cimientos—. ¡Tu madre murió por tu culpa! ¡Tú la mataste! —gritó, la furia brotó de él como un torrente incontrolable.
Broke separó los labios, su corazón temblaba. Ahora comprendía por qué su padre había cambiado tanto con ella después de la muerte de su mamá. Entendió que lo de la fiesta y haber pasado la noche con un hombre solo fueron pretextos para alejarla de su lado. Parpadeó para dejar correr las lágrimas que se amotinaron en sus ojos.
—Ella amaba su trabajo —susurró Broke, su voz apenas fue un susurro ahogado por las lágrimas, mientras se liberaba del agarre de su padre y corría a su alcoba para alistar sus cosas.
Más tarde, con su equipaje en mano, Broke bajó las escaleras sollozando, su cuerpo temblaba con cada paso. Cada movimiento era un esfuerzo sobrehumano en medio del torbellino de emociones que la consumía.
—Yo no tengo la culpa de nada —recalcó.
El padre ni siquiera la miró, su expresión fue tan fría y distante como siempre.
—¡Ya lárgate! —ordenó la madrastra de Broke.
La hermanastra de Broke: Carly, no dijo nada, fue como si el drama que se desplegaba delante de ella fuera simplemente una molestia pasajera.
Broke, con los ojos llenos de lágrimas, salió de lo que había sido su casa, del lugar donde compartió sus mejores recuerdos con su madre. Su corazón apretujado sentía el peso abrumador del dolor y la incertidumbre que la acosaba.
—¿Qué voy a hacer? ¡No tengo a dónde ir! —exclamó llorando, su voz estaba ahogada por la angustia y la desesperación que la envolvían.