Capítulo III. El templo de Odrick

1227 Words
“He vagado a la deriva sobre océanos sin límite bajo cielos siniestros cubiertos de nubes grises” H. P. Lovecraft.  Yuria avanzo por las escaleras alejándose del grupo, emocionada al ver aquel gran portón, aparte del templo de Eldat nunca había conocido ningún otro, por lo tanto, conocía pocos clérigos de otras deidades. Estaba hipnotizada por aquella arquitectura, tanto que paso de largo a los dos gigantes de la puerta, quienes la miraron de reojo, pero al percatarse que sus intenciones no eran malas no repararon en siquiera intentar cerrarle el paso. Ya dentro del templo aquello era fascinante, era una estructura sostenida con pilares y columnas adornadas en Prased, el Prased era un metal raro muy especial y sumamente valorado, se decía que ese metal solo podía ser forjado por Elfos y no por enanos y dado que hay muy pocos elfos herreros es un metal muy valioso y difícil de conseguir, pero al mismo tiempo tiene propiedades mágicas. Resulta que cuando el prased se ocupa en un arma esta además de dañar al enemigo lo puede paralizar durante un tiempo, y cuando se ocupa en construcciones como en este caso es una medida de seguridad pues el prased puede detectar la intención del visitante y paralizarlo si quiere profanar el templo o atacar a algún clérigo. Además, es muy bonito, brilla en una tonalidad que va del azul celeste, turquesa y fuerte, su brillo propio hace que no se requieran farolas para iluminar el interior del templo. El templo es enorme, tiene aproximadamente cinco mil pies de largo y como tres mil de ancho hacia los costados existen varios santuarios es una construcción ciertamente única. Yuria avanza un poco más, la sala central es una sala cuadrada rodeada de grandes columnas, construida con el propósito de ser una estructura digna de recibir al dios Odrick, el espacio es muy amplio, podría ciertamente caber toda la población de la ciudad en él. Al centro de esta sala se haya un pequeño obelisco también recubierto de prased pero con un aleación de oro y cobre, esto hace que el obelisco no sea azul sino que tenga un color amarillento que se irradia en tonalidades. La cúpula, situada al menos a veintitrés pies de altura, es totalmente transparente como si fuera inexistente, esta hecha de escamas de dragón de cristal, un espécimen sumamente raro que solo habita en las regiones remotas que están cubiertas por el hielo. Más allá de la sala se divisa un patio, por el aroma de las plantas Yuria puede saber que seguramente hay enormes jardines en él. Sin embargo, al inicio de la sala central hay un pequeño tapete rojo, en cada uno de los puntos cardinales y Yuria permanece ahí, sabe que no puede avanzar más, tendría que realizar un pacto para poder seguir adelante. Lo cual significaría renunciar al pacto de Eldat. Pero eso no le impide quedarse contemplando lo maravilloso que es aquel lugar y sin embargo a pesar de ser enorme está vacío. Yuria se siente profundamente decepcionada, ella esperaba ver miles de clérigos, danzando, haciendo sus ritos, le habría gustado enriquecerse con las historias que estos le contaran acerca del templo, pero no hay nadie, es un lugar vacío. Hace una reverencia dirigida al pequeño obelisco y procede a retirarse. –¿En verdad se ira tan pronto? –dice una voz proveniente de todas y ninguna parte. Yuria detiene sus pasos y trata de ubicar el origen de la voz, de entre las columnas sale un elfo con una gran gabardina negra, su vestimenta no se asemeja a la de un clérigo en absoluto, pero se acerca a Yuria de forma tranquila. Los pasos de aquel resuenan en todo el complejo, Yuria intenta averiguar la intención, pero no puede leerlo. –Lamento haberte espantado, –le dice Soy Jarlesm el sumo sacerdote de Odrick, que es lo que trae por aquí a un clérigo de Eldat. –Supongo que he venido por las historias, –contesto Yuria. –Oh este lugar está repleto de historias si miras en el interior de cada columna cada una tiene algo que contarte, veras, el templo original edificado por los primeros pobladores ya hace en ruinas debajo del suelo, ellos adoraban a la falsa Izalith, pero cuando está fallo en su misión, el templo ardió en llamas y se destruyó, después de eso, los nuevos habitantes vieron en el gran Odrick una esperanza, y Odrick, el dios enano de la Fragua la prosperidad y la abundancia acogió tan bien a los pobladores y perdono sus pecados, que en agradecimiento la ciudad se nombró en su honor. –Eso es interesante, pero ¿y los demás clérigos?, –pregunto Yuria –Te sonara extraño, –dijo Jarlesm–, pero a diferencia de otras deidades, los clérigos de Odrick somos herreros, armeros y artesanos, por lo tanto, al templo se viene el día de adoración y en las festividades, pero la mayor parte del tiempo permanecen en la fragua y la armería. Yuria se quedo pensativa unos segundos luego dijo: –¿de modo que tú eres el responsable del prased? –Has acertado, –dijo Jarlesm–, escucha, cuando yo llegué aquí hace seiscientos años era apenas un jovencito, estábamos haciendo una peregrinación, cuando pasamos por el bosque que rodea al pantano un extraño brillo llamo mi atención, lo perseguí por largo rato, hasta que me di cuenta que me había separado de mi grupo, corrí para alcanzarlos pero nunca los halle, vagó por tres días hasta que llegue a este pueblo, como no tenía dinero necesitaba trabajo, pero era muy menudo para la ardua tarea del muelle, asi que uno de los enanos me dio la oportunidad de ser su ayudante y aprendí mucho de la forja, después comencé a acompañarlo al templo en los días de adoración. Jarlems continuo –Asi fue como entre al pacto de Odrick, ya siendo clérigo seguí aprendiendo de mis hermanos el noble oficio de la forja, sin embargo, en aquel entonces el templo lucía muy oscuro y falto de vida, por ello un día el sumo sacerdote me propuso la creación del prased, yo accedí a hacerlo con los materiales que me dieron, cuando vi por primera vez su color me emocione tanto que termine haciendo toneladas y todo eso vino a parar en este templo. –¿Y supongo que aquí puedo encontrar todo tipo de cosas con prased? –no exactamente, –dijo Jarlesm–, el prased es un metal noble, no debe usarse para el mal, si yo se guia creando se comenzarían a crear armas y todo tipo de cosas con él, asi que después que me mostraran esta daga y el poder que tiene decidí no hacer más. Jarlesm saco una pequeña daga que traía envuelta en un pañuelo de hoja plana cuyo brillo era espectacular, el mismo que las columnas. Yuria tomo con cuidado el artilugio y no pudo evitar esbozar una gran sonrisa y que sus ojos se llenaran de una gran emoción –creo que puedo comprender porque hiciste tanto, –dijo. Jarlems no pudo evitar mirarla con ternura asi que le dijo: –puedes quedártela, sé que le darás un buen uso. –¿estás seguro? –dijo Yuria. Jaresm sonrió y dijo: –no habrá mejores manos que las tuyas.
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