Capítulo XV. La misión

1357 Words
“Yo no soy un aventurero por elección, sino por el destino” –Vincent van Gogh. De la puerta del templo salió Nize acompañada por Jarlesm, Yuria sonrió al verlo de nuevo, Jarlesm pareció no haberla visto, avanzo hacia el grupo y dijo: –me alegra ver que todos están y os ruego me disculpen por tanto misterio tenemos mucho de qué hablar asi que seguidme por favor. Ciertamente el templo era inmenso, todos estaban maravillados con aquella imponente estructura, para algunos, como para Verz era la primera vez que veían el prased. Fueron conducidos hasta un jardín en donde había una mesa dispuesta con un modesto banquete de recibimiento para aquellos guerreros, no era la gran cosa, había dos aves de corral y algunas hortalizas cocidas, una vez terminada aquella cena, Jarlesm procedió a hablar: –Como bien saben, se les ha convocado aquí para una misión muy importante como también delicada. –Se trata, –dijo–, como algunos ya intuyen de las painmakers, las seguidoras de Loviatar, las cuales recientemente han secuestrado una serie de jóvenes con la finalidad de hacer un ritual. –Y ¿supongo que nuestra misión es rescatarlos? –interrumpió Verz. –si y no, Joven Verz –Respondió Jarlesm–, resulta que no es cualquier ritual sino el ritual del camino del dolor. –¡¿Camino del dolor?! –pregunto Zela. –Si, –explico Jarlesm–, el camino del dolor es un ritual en donde se hará pasar a las victimas por tres pruebas las cuales consisten en grandes torturas. –¿Qué tipo de torturas? –pregunto Verz. –No lo sé a ciencia cierta, –respondió Jarlesm–, solo sé que cada prueba sirve para someter a juicio los atributos de los elegidos, en la primera se mide el poder, en la segunda la fuerza y en la tercera el valor. Todos observaban a Jarlesm con atención –No todos sobreviven a tales tormentos, –explico–, pero basta con uno, ese uno, será sacrificado, para que con el poder que reside en su alma, se alimente a Loviatar y sea traída al mundo de los mortales sembrando el dolor, las enfermedades y la destrucción misma en toda la faz de la tierra, por eso es importante detenerlas. –Creo saber como –dijo Zela–, el gnomo de la biblioteca me hablo de ello, me dijo que para evitar la aparición de Loviatar era necesario hallar y destruir la herida verdadera. Nize y Jarlesm la miraron con curiosidad. –¿y que es la herida verdadera? –pregunto Jack. –Nadie los sabe, –contesto Zela–, puede ser un objeto, un talismán, una estatua, una joya, cualquier cosa. –y ¿Cómo piensas que destruiremos algo que no sabemos que es? –pregunto Eddart. –Pues, primero habrá que encontrarlo, creo –respondió Verz. –se oye peligroso, –dijo Alan–, olvídenlo viejos yo me largo. Alan se levanto de la silla y procedió a recoger su guitarra. –Yo tampoco se lo que es la herida verdadera, –dijo Jarlesm–, pero hay que detenerlas a toda costa, por ello he decidido subir la apuesta y darles cien piezas de oro a cada quien al terminar la misión. Ahora dicho esto quien no quiera participar, es el momento de irse. –Por ahí hubieras empezado anciano –dijo Alan acomodándose nuevamente en su silla. Todos permanecieron, cien monedas de oro era una suma importante, podrían vivir cómodamente haraganeando durante algunos años con eso y ciertamente cada uno tenía sus propias ambiciones. –Bueno, –prosiguió Jarlesm–, se sabe que el templo de Loviatar está en algún lugar del monte lunar, pero nadie sabe dónde, pues esta enterrado, los que han ido en su búsqueda no han regresado, sin embargo, hace muchos años cuando en estas tierras se adoraba a Izalith, había una conexión subterránea a través de una de las cámaras de ese viejo templo que ya hace enterrado debajo de nosotros. Yo conozco la entrada, pero para abrirla se requiere una llave especial. –¡¿Quién necesita de llaves?! –exclamo sonriente Eddart–, prestadme un mazo y veréis. –Me temo que no os será tan fácil, –dijo Jarlesm–, la puerta está cerrada por un encantamiento, cualquiera que ose intentar traspasar por la fuerza será consumido por el fuego inmediatamente, y creedme cuando os digo que muchos lo han intentado buscando los tesoros que ya hacen dentro de la cámara. Aquello era música para los oídos de Jack, –¿tesoros? Que habrá ahí, –se preguntaba mientras acariciaba su barbilla. La llave que la abre –continuo Jarlesm–, como podrán suponerlo es una llave mágica, dicha llave fue colocada dentro de la antigua prisión de Odrick esta en una de las cámaras, dicha cámara fue sellada para que nadie pudiera encontrarla. –Bueno, pues vamos por ella –dijo Verz. –Eso es lo primero que tendrán que hacer –dijo Jarlesm–, mi sobrina Nize los acompañara, pero tened mucho cuidado, pues he de advertiros que después de que fuera abandonada la prisión se convirtió en la guarida de una secta de nigromantes. –¿nigromantes? –pregunto Verz. –Hechiceros que reaniman los c*******s de los muertos, –respondió Zela. –Eso suena aterrador, –dijo Yuria. –Lo es –afirmo Zela–, cuando era niña mi madre me contaba historias horribles. –Bueno, -dijo Verz –y ¿dónde está esa prisión? –Esta justo detrás de la ciudad, es un camino pedregoso por lo que no podremos ir en la carreta, ni en caballo tendremos que ir a pie –dijo Nize–, partiremos mañana. –Una última cosa, –Jarlesm aclaro un poco su garganta–, no deben divulgar nada, ni de lo que han escuchado aquí ni de lo que encuentren en la antigua prisión, pues su vida esta en riesgo a partir de ahora. Esa noche fue particularmente larga para todos, era algo bastante emocionante y a la vez peligroso, para Verz era algo nuevo y sorprendente, pues nunca había estado en una misión tan complicada, casi todos sus trabajos consistían en matar a alguien y ya está. Zela por su parte como hábil cazadora estaba más acostumbrada a perseguir que a ser perseguida y las painmakers añadían un ingrediente que no sabía si le gustaba, tendría que aprender a ser más cautelosa pues ya habían estado a punto de matarla. Arigoth estaba acostumbrado a ese tipo de cosas para él era una misión más pero quizá hubiera preferido traerse a más compañeros de la guardia, bien preparados y entrenados en vez de esa bola de soquetes y bandidos. Eddart pensaba que quizá lo mejor hubiera sido hacer el trabajo el solo, después de todo era muy poderoso, más que todos aquellos juntos y no le gustaba la idea de compartir el oro. A Yuria no le interesaba el oro, al menos no para ella, había sido expulsada del templo y tendría que expiar su pecado para poder regresar, por lo que su la misión era la promesa de hacer el ofrecimiento más digno posible para volver a la gracia de Eldat y para ello necesitaba el oro, pero también demostrar que era digna de ser aceptada de nuevo ayudando y manteniendo con vida a todos. Para Jack era una oportunidad que no podía desperdiciar, podría entrar en un templo antiguo, al que nadie nunca había accedido; este era el plan, ayudarlos a conseguir la llave, luego de entrar, matar a todos incluyendo a ese clérigo y a su sobrina y quedarse con el botín para el solo, lo que hicieran las painmakers no le interesaba en absoluto. En cuanto a Alan este paso toda la noche pensando que haría con setecientas monedas de oro, claro por que después de la misión buscaría la forma de quedarse con todo, ya fuera por apuesta o convenciéndolos de otra manera, todos le entregarían su oro, estaba seguro de ello.
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