Capítulo XXI. La pila de c*******s

1102 Words
“Vale más actuar exponiéndose a arrepentirse de ello, que arrepentirse de no haber hecho nada”. –Giovanni Boccaccio Lo dejaron ahí solo, no lo desataron para que no se fuera del lugar, no estaba estable mentalmente y podría perderse o peor aún, poner en peligro al equipo, avanzaron un tanto más a través de la caverna, notaron y agradecieron que el pasillo se fuera ensanchando. Un tramo más en Zigzag, y el pasillo terminaba abruptamente en lo que parecía ser una puerta de piedra, cerrada, tanto a la derecha como a la izquierda la caverna se continuaba por sendas estrechas naturales. en el centro de la puerta había un hueco con un extraño grabado, Zela se sorprendió bastante, era una cara con mirada maliciosa idéntica a la que había visto al examinar la puerta hecha pedazos de la caverna. –¡¿Y ahora qué?! –Preguntó Alan con fastidio. Nize se acercó a examinar. –Parece ser, –Dijo–, que es un cierre mágico, y estoy casi segura de que la llave mágica debe estar atrás de esta puerta. –¡Genial! –dijo Alan blandiendo en su lengua un sarcasmo–. Ahora resulta que necesitamos una llave mágica para sacar la llave mágica. –No es como tal una llave mágica –dijo Nize–, es más bien como un rompecabezas, necesitamos dos piezas que forman el emblema para que la puerta se abra y si mi intuición no me falla debe haber una a la izquierda y otra a la derecha, asi que tendremos que separarnos, Zela, Verz, ustedes vayan a la derecha yo iré a la izquierda con Alan. –Me parece una excelente idea, –dijo Zela. Nize encendió otra rama con el fuego de la antorcha que ahora traía Zela y cada pareja partió hacia la dirección indicada. Nize y Alan siguieron el estrecho pasillo que se pronunciaba en una gran curva, el sonido del agua dejaba en evidencia que estaban cerca de un gran lago, poco a poco se fueron acercando al mismo, a medida que avanzaban la tierra se volvió más húmeda, realmente lograron llegar al lago subterráneo. En realidad, se trataba de un estanque el cual tenía agua estancada que se acumulaba ahí a través de una gran gotera en el techo, en medio de este estanque ya hacían, un montón de huesos apilados, que antaño pertenecieron a prisioneros que fueron torturados hasta la muerte. Habían sido tantos, que ahora a la débil luz de la antorcha, podrían observarse como una masa de huesos verdosos, cubiertos por una sustancia viscosa, en medio de aquel lodazal, era claro ver las huellas de unas botas que hace poco habían estado ahí. Tanto Nize como Alan pudieron notarlo enseguida, Pero no podían hablar debido a que el horrible e insoportable hedor los ahogaba, al centro de aquel estanque había una gran roca, en cuanto se acercaron notaron una tablilla, Alan utilizó de puente algunos de los cúmulos de huesos para llegar a ella, se trataba de la mitad del emblema que hacía falta para abrir la puerta, en cuanto lo puso en su mochila varios esqueletos alrededor de ellos se levantaron. Estaban rodeados, si bien estos esqueletos no traían armadura si los superaban en número, Nize puso una mano en el suelo y rápidamente una serie de llamaradas surgió alrededor de ellos, eliminando a varios de un tirón sin embargo aún quedaban algunos. Y es que debido a que aquello estaba lleno de agua, las piromancias de Nize no eran tan efectivas como lo hubieran sido en otros entornos. Alan se acomodó su guitarra y dijo, –Prepárense para bailar. Alan comenzó a tocar al tiempo que Nize lanzaba bolas de fuego, pero aquellos seres seguían caminando debido a que el agua apagaba rápidamente las llamas, el daño producido por el encantamiento de Alan comenzó a surtir efecto, pero no era del todo suficiente, aun seguían acercándose. Nize tenía uno demasiado cerca, así que optó por usar su daga, la encajó directo el cuello haciendo que la cabeza saliera rodando. Nize tiró una bola de fuego más mientras retrocedía hacia el hueco abierto por los esqueletos que iban cayendo, Alan al verse rodeado echo su guitarra hacia atrás y saco su estoque, golpeando con un ataque perforante a cada uno de los tres que tenía al frente, pero en el caso los dos primeros el estoque paso a través de los huesos, solo el tercero pudo ser conectado y aun asi esa cosa seguía en pie. Al intentar cubrirse uno de ellos lo mordió en el brazo izquierdo haciéndolo sangrar, uno más le mordió el hombro derecho mientras que el que había golpeado con el estoque se tambaleaba hacia atrás. Otro más se acercó por el lado derecho y uno más envuelto en llamas se acercaba por la espalda. Nize no podía tirar más piromancias cerca de Alan, era muy arriesgado, intentó utilizar su daga contra el que tenía Alan a la espalda, pero abanicó a través de las costillas, Alan sacó con su mano derecha una pequeña daga y la clavó en el cuello del que tenía mordiendo su brazo izquierdo, consiguiendo zafarle la cabeza y liberarse, aunque la daga quedó incrustada en las vértebras cervicales. Una vez libre tomó la cabeza del que le mordía el hombro derecho y tiró con fuerza intentando romper las vértebras, no pudo hacer esto último, pero si consiguió zafarse el agarre y con ello pudo alejarse de los 4 hacia la derecha. Nize lanzó una gran bola de fuego, quizá la más grande que había lanzado nunca contra los cuatro esqueletos, consiguió derribar solo a uno, los otros tres se acercaban, a pesar de que sus huesos estaban visiblemente calcinados. –¡Acaso no se mueren con nada! –Gritó Alan mientras dirigía el estoque a la garganta del que tenía más cerca. El golpe fue directo a la frente y el estoque quedo adornado por la calavera suelta que aun chasqueaba los dientes. Nize lanzó otra bola de fuego contra los dos restantes, cayeron los dos, pero uno de ellos aun calcinado se arrastraba en el suelo, Alan comenzó a pisotear las costillas de este hasta que dejó de moverse. Aunque sangrantes las heridas de Alan no parecían graves. –Bien, Tenemos la tablilla, vámonos, –dijo Alan mientras trataba de visualizar la entrada, la antorcha se había perdido, Nize formó una pequeña llama en la palma de su mano, esta alumbró como si fuera a una pequeña vela, pero era lo suficiente para orientarse. –Sígueme, –le dijo.
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