“La gente no decide convertirse en extraordinaria, la gente decide llevar a cabo cosas extraordinarias”. – Edmund Hillary.
Yuria y Eddart avanzaron sin mayor complicación, la caverna de este lado era muy amplia, si bien no había gran tema de conversación, ambos se sentían en confianza mutua, después de caminar un largo trecho llegaron hasta un cruce.
–¿Y ahora qué hacemos? –dijo Yuria.
Separarse ya no era una opción viable además había tres caminos por los cuales seguir, uno al frente, uno a la derecha y uno a la izquierda,
–Echemos la suerte, –dijo Eddart, acto seguido sacó una moneda de oro–, si cae cara iremos a la izquierda si cae Cruz a la derecha, el frente lo dejaremos al final.
lanzó la moneda al aire, la cual dio varios giros, antes de caer al piso y mostrar como resultado, cara, es decir se dirigirían a la izquierda, avanzaron por la caverna natural, con suelo de gravilla, hasta que llegaron al final.
Oh mira –dijo Eddart, agachándose y recogiendo un objeto–, toma consérvala, yo tengo más de las que necesito ahora.
Al decir esto extendió su mano entregando a Yuria una moneda de oro.
–Gracias, eres muy gentil, –dijo Yuria mientras sonreía al ver aquella moneda.
Por lo demás aquella caverna no parecía ofrecer más misterio para ellos, así que regresaron por el mismo camino por el que habían llegado, y cruzaron la intersección siguiendo recto, para ir hacia al camino que inicialmente estaba a la derecha.
el túnel se estrechaba un poco, posteriormente descendía hasta desembocar en una gran galería, con varias grietas en el techo por las cuales se colaba la luz del Sol, varias mesas de piedra rodean el perímetro de la habitación, y excavado en la roca hay lo que parece ser una especie de foso seco, llama la atención a primera vista un yunque para Herreros al fondo de la habitación, Eddart conoce bien esos yunques, y le extraña que esté ahí.
Algo más los pone en alerta, es ese hedor otra vez. Allá, recargado en la pared izquierda, ya hace un c*****r, su armadura es bastante diferente a la de los anteriores, está rodeada por puas, es mucho más robusta y entre sus manos tiene un mazo.
En cuanto los detecta, se levanta.
–Yuria, quédate atrás, –indica Eddart.
Aquel c*****r toma su mazo con las dos manos y da un golpe seco a Eddart que se tambalea hacia un lado, intenta maniobrar con su hacha, pero falla y cae al piso, el no muerto levanta el mazo para un golpe vertical, pero Yuria emite una onda expansiva y lo hace retroceder.
Eddart se levanta y nuevamente ataca con el hacha, rompiéndole uno de los brazos, Yuria intenta aprovechar el momento para usar la daga prased, pero la armadura es impenetrable.
El enemigo utiliza la mano que le queda, para lanzar un mazazo lateral hacia Yuria, Pero Eddard, suelta su hacha, empuja a un lado a Yuria y toma el mazo en medio de su trayecto, amortiguando el impacto, acto seguido, Rota sobre su propio eje, para torcer el brazo del c*****r y quitarle el mazo, pero éste lo suelta enviando a Eddart contra la pared en la que estaba este recargado.
Yuria utiliza nuevamente una onda expansiva, el esqueleto se tambalea hacia atrás más cerca de Eddart, quien no duda en golpearlo con el mazo, pero éste rebota con la pesada armadura, sucede que Eddart está muy lastimado y no tiene la fuerza necesaria.
El esqueleto intenta golpearlo con su puño, pero éste logra pasar por debajo gracias a su estatura, y consigue llegar cerca de Yuria, quién toca su hombro para sanarlo, Eddart siente como su fuerza regresa, toma el mazo, con ambas manos y asesta un golpe directo en el abdomen del esqueleto que cae partido en dos.
Pero sigue con vida, Eddart mira cómo se arrastra por el suelo, tratando de alcanzarlos con la única mano que tiene. Eddart Lo quiere dejar ahí, pero Yuria insiste en que lo saque de su miseria, así que Eddart, hace a un lado el casco con el mismo mazo, coloca su pie a la altura de la nuca y destroza el cráneo de aquella aberración, que de inmediato deja de moverse.
Una vez muerto el enemigo, Eddart suelta el martillo y recoge su hacha, proceden a hacer una inspección más minuciosa de la habitación, parece ser que, en un tiempo no muy antiguo, justo después de que la prisión fuera abandonada, un Herrero instaló aquí su taller, con qué fin, no se sabe con exactitud, pero lo más seguro es que fuera para proveer a las bandas de ladrones de la ciudad de Odrick.
Al menos eso es lo que Yuria, puede deducir, a través de la observación del yunque, que se encuentra aún en perfecto estado y de los escritos que hay en las paredes, los cuales parecen pedidos e instrucciones.
sin embargo, no hay el más mínimo rastro de la llave, así que salen de aquella caverna y regresan al cruce, Irán ahora por el último camino que les falta.
Transcurre mucho tiempo caminando, Yuria está preocupada, porque Eddart no se ha repuesto del todo y teme que, si vuelven a encontrar otro enemigo igual de fuerte, esta vez no puedan salir bien librados, si a esto le sumamos que el camino es curvo, esto le causa mayor incertidumbre porque no se puede ver lo que hay más allá.
El camino desemboca en una gran caverna, ay dos formaciones de roca al centro, al acercarse, observan que, en medio de estas dos formaciones, se encuentra un esqueleto el cual tiene entre sus manos una mochila.
No es un esqueleto como los anteriores que portaban armadura, es más bien el esqueleto de un viajero que pereció ahí, a Eddart aquello no le da buena espina, sin embargo, es posible que la llave se oculte en esa maleta.
–Yuria Quédate ahí –le dijo.
Yuria asiente con la cabeza.
Eddart se acerca sigilosamente, justo cuando está a punto de llegar a la maleta, una liana sale del techo, y lo enreda por la cintura, antes de que siquiera pueda hacer algo.
–¡Eddart!, –gritó Yuria.
Eddart, toma con ambas manos, las mandíbulas de aquella planta carnívora, a decir verdad, no es muy fuerte, pero no sabe cuánto tiempo pueda contenerla.
–¡Yuria, busca ayuda rápido! –Gritó Eddart
Ante la incapacidad de poder ayudarlo, debido a que la onda expansiva no tiene tanto alcance, no tiene otra opción más que hacerle caso.
–¡Resiste, no tardo! –le dijo y salió corriendo por el camino por el que llegaron.
Yuria corrió con todas sus fuerzas, aquella no era una travesía corta y debido al apuro el camino parecía el doble de largo, se sintió un poco más aliviada cuando llegó al cruce, pero aún le faltaba mucho por recorrer, finalmente llegó a la bifurcación, tuvo suerte de que Arigoth, venía subiendo, no reparó en la falta de Jack, le contó rápidamente lo acontecido a Arigoth, y el embrollo en el que estaba metido Eddart.
–Toma, esto te ayudará, –le entregó el lanzagarfios de Jack–, yo soy muy lento, adelántate ya los alcanzó.
Yuria corrió todo el camino de regreso, sabía que su amigo estaba en peligro, cuando finalmente llegó, Eddart seguía forcejeando con la planta, Yuria tomó la daga Prased, apuntó el lanzagarfios, y consiguió subir hasta la planta, clavando la daga en ella.
No la mató, pero consiguió paralizarla, Eddart y Yuria cayeron al suelo de la caverna, Eddart consiguió resistir el golpe debido a su armadura, pero Yuria no corrió con la misma suerte, cuando Eddart se incorporó la encontró inconsciente en el piso, por un momento pensó que estaba muerta y rompió en llanto, pero al abrazarla y sentir su respiración recuperó la esperanza.
Eddart buscó entre sus cosas un kit de pequeñas pociones que le regalaron hacía un tiempo, estas pociones de curación, son el equivalente de los hechiceros a las bendiciones divinas de los clérigos, si bien no son tan efectivas, puede que sirvan de algo.
Eddart abre uno de los tres viales del kit y lo vierte en la boca de Yuria, no parece haber un resultado favorable, abre el segundo y lo vierte, Yuria abre los ojos.
Las pociones de los hechiceros son solo para heridas leves –dijo Yuria,
Estba muy débil pero podía incorporarse,ya con Yuria fuera de peligro, Eddart procedió a revisar la maleta del esqueleto, dentro de esta sólo encuentró una poción, la etiqueta decía, “trepar cuál arácnido”.
–Creo que hemos arriesgado nuestra vida por nada, –afirmó Eddart–, te la quieres quedar.
Yuria sonrió.
–No, –le respondió–, ese tipo de magia no se me da bien, y eso de andar trepando por los techos no es lo mío.
Ambos rieron, cuando llega Arigoth los encontró a ambos riendo y esto lo desconcertó bastante porque Yuria se veía herida, no sabía lo que había ocurrido ahí, pero lo que fuera que hubiera pasado parecía que estaba todo bien ahora.