“El retirarse no es huir, ni el esperar es cordura cuando el peligro sobrepuja a la esperanza.” –Miguel De Cervantes
Jack no quitaba la vista de la bolsita de polvos Cam.
–Vamos inténtalo, solo échate un poco mientras piensas en que te quieres convertir, –dijo la pequeña que seguía brincando y riendo despreocupada.
–¡¿De verdad es tan fácil?! –Se preguntaba con asombro mientras veía a esta pequeña saltar.
Pensó en primera instancia en llevársela bolsa completa pero un chillido de aquella niña podría delatarlo, asi que con uno de los jirones de su camisa hizo un pequeño saco de tela y guardo un poco de polvo para después.
Ahora quedaba meditar en que se convertiría por el momento, tenía todos los huesos del cuerpo tremendamente machacados y las piernas adoloridas de tanto correr, algunas cortaduras en los brazos, necesitaba algo que no necesitara ni de brazos, ni de piernas, ni de huesos, en otras palabras, tenía que arrastrarse.
–¡Arrastrarme! –murmuro.
Ya sé, tomo con sus dos dedos una pisca de polvos cam los roció sobre su cabeza tal cual había hecho la pequeñita y se convirtió de inmediato en una gran serpiente, trago su ropa y su maleta para poderla llevar consigo.
–Pero que rana tan más fea, –dijo la infante.
–Eso no es importante ahora, –contesto Jack–, dime, ¿Cuánto dura el efecto?
–Ja ja ja ja ja, no lo sé, –contestó–, a veces todo el día.
–Gracias, –dijo Jack–, te lo debo, ¡adiós mocosa!
–Espera, ¿A dónde vas? –Dijo ella.
–A donde tu no estés, –contesto Jack, mientras salía por el hueco en el que había entrado.
Era un hecho que al carecer de huesos el dolor había disminuido, aunque su piel seguía lastimada, regurgito unos girones de ropa y los mantuvo en la boca, subió cuesta arriba por el pequeño barranco por el que se había caído.
En vez de seguir hacia la azotea rodeo la casa, había varios hombres y guardias buscándolo.
–Debe estar cerca, no debió haber ido lejos –decían entre maldiciones y blasfemias.
También logro ver a aquellos tres orcos que lo perseguían, noto que ellos traían grilletes en las manos es decir no eran orcos libres, eran esclavos, que utilizaban como bestias de carga.
Algunos miembros de guardia traían sabuesos, uno de ellos comenzó a ladrar en dirección hacia donde estaba Jack, este se puso muy nervioso.
–¡Miren eso! Ja ja ja, se lo ha tragado esa víbora, –dijo uno de los guardias–, habrá que abrirla, a ver si recuperamos algo de valor.
–ssssssh –dijo otro guardia mientras le hacía señales al primero para que guardara silencio–, ven acá hermosa, no vamos a hacerte daño –dijo mientras se acercaba lentamente.
Jack se arrastró a toda carrera hacia el lado contrario, diviso un hueco en el adoquín de una pared, entro por ahí, sabía que no tenía mucho tiempo ahora estaba dentro de una casa, afortunadamente la chimenea estaba apagada, trepo por ahí entre los gritos y ante la mirada aterrada de una mujer que bailaba arriba de la silla.
Cuando iba a medio camino puedo oír que la puerta se abrió de una patada, se forzó a subir más rápido, aquel cuerpo le daba muchas ventajas, pero claramente no era el suyo, y le costaba trabajo adaptarse.
Como pudo logro llegar a la parte alta de la chimenea, cruzo por el tejado a la casa contigua, de ahí no había más camino recto comenzaban los edificios del burgo.
Se metió nuevamente por un hueco entre las paredes, ahora estaba en una pequeña bodega de mercancías, se escondió en una vasija que ya hacía en el rincón, pensó que tal vez podría permanecer ahí hasta que el pueblo dejara de buscarlo.
–Si fuera tú no haría eso, –dijo una voz murmurante.
–Que quien anda ahí, –dijo Jack.
–Calla y sígueme, el efecto de los polvos cam, está por terminarse.
–Salió de la vasija y vio un pequeño ratón que le hacía señas, este se metió por un agujero, Jack lo siguió.
Ahora estaban en las vigas del techo de una de las tiendas el ratón avanzó en línea recta hasta encontrar otro agujero, Jack entro por ahí se trataba de un hueco en medio de la pared.
Ambos descendieron, hasta una zona llena de piedras, estaban justo debajo de todo.
–Listo, si sigues en línea recta llegaras a la plaza principal, –dijo el ratón–, será mejor que te des prisa colega.
Dicho esto, dio la vuelta y se fue en la dirección en la que había venido.
Jack tomo la indicación al pie de la letra y se arrastró en línea recta, comenzó a sentir como el dolor regresaba poco a poco.
–mierda– pensó.
Le faltaban unos metros para llegar a la plaza, pero no sería posible, no le quedaba mucho tiempo, asi que busco un hueco lo suficientemente amplio debajo de aquel gran entarimado, lo encontró, aunque no fue fácil, ahí vomito todas sus pertenencias, justo a tiempo antes de que aparecieran sus extremidades nuevamente.
Se quedo tirado un gran rato ahí descansando, se colocó el pantalón, de cualquier forma, no lo estarían buscando a él pues pensaban que había sido devorado por la serpiente.
Tenía muchísima sed, no traía agua, recordaba haber visto una posada en la plaza principal, era su única esperanza.
Se arrastro ya con su cuerpo humado unos metros más por debajo de las casonas cada movimiento le dolía inmensamente, sentía como sus músculos se desgarraban contra esas piedras, como su espalda se astillaba contra la madera, era un lugar bastante estrecho.
Pero aun asi lo animaba el poder ya divisar la luz de la plaza, la pregunta hora era, como iba a salir de allá abajo sin ser visto.
–Rayos, no había pensado en eso, –se dijo para sí mismo, y ¿ahora que hare?
Se sentía un tanto frustrado, estaba tan cerca de lograrlo, pero si lo hacía ahora entre la multitud seguramente levantaría sospechas, buscaba algún lugar o un callejón donde poder salir sin ser visto, no pudo encontrar absolutamente nada.
Tuvo entonces que resignarse y permanecer ahí, solo, sin comida, sin agua, hasta que oscureció y la gente comenzó a irse de la plaza, entonces salió, como pudo se incorporó, las piernas le fallaban de manera atroz, sentía que cada paso que daba era el último que podría dar en toda su existencia, en aquel momento ya no sabía que tan lejos estaba la muerte, llego hasta la puerta de la posada y la empujo mientras desaparecía el último aliento que le quedaba.