Aquella noche era muy tarde para regresar, por lo que decidí dormir en la casa con Adriana y salir muy de mañana. Avisé a Ian luego de conducir en las afueras para poder encontrar cobertura y este se mostró molesto, ¿qué más daba un día que otro?
Adriana me acompañó a cenar y luego se retiró.
Más tarde decidí ir a su habitación, pasé por la habitación que tanto le encantaba a Michelle, la del piano.
Había sido un regalo de su padre y a ella le había encantado.
Centré mi mente turbada y evité pensamientos nostálgicos.
Toqué la puerta donde Adriana estaba, necesitaba que ella calmara un poco de mi ansiedad. Después de todo ya teníamos un trato, era mi mujer.
Ella no respondió.
Toqué otra vez, ahora más fuerte y esperé, pero Adriana no respondió.
Giré la manija y la puerta cedió a
