La semana había transcurrido, terriblemente veloz. Iría al partido de Vincent y a diferencia de su salida con James, se encontraba histérica, se había probado decenas de atuendos: ¿falda o pantalón? ¿blusa o vestido? ¿cabello suelto o coleta? ¿tacones, zapatillas, tennis? ¡Qué desastre! Había mucha ropa en el piso, por no decir que todo su guardarropa estaba fuera de su lugar. Le llamó a Jenny. –En pants –exclamó su amiga. –Maldición Jenny, justo ahora debes dar el consejo que necesito –chilló. –¿Para Vincent? Soy “team James”, Kloe –exclamó con determinación. –¿Qué? ¿Estás de su parte? –se quejó indignada. –Por supuesto que sí. Mi útil consejo es: Olvídate de Vincent Mayers– le explicaba por teléfono. –Te invitó a un partido de futbol, por Dios, a eso se le invita a cualquiera –ar