Sentía que me faltaba la respiración, sabía que mi rostro había perdido todo sonrojo que había obtenido hacía pocos minutos.
—¿Estás bien? —Chad se separó de mí y me miró con curiosidad—. Oye, me estás preocupando.
Sé que tenía que hablar, pero no podía, mis ojos no dejaban de verlo. Estaba ahí, a tan solo unos metros de mí.
—¿Qué tiene? —Escuché la voz de Lucy, sonaba preocupada.
—No lo sé, de un momento a otro se puso así, ¿será que se arrepintió de ser mi novia? —Salí de mi trance.
—Oigan, no hablen como si no estuviera acá.
—A ver, explícanos qué te pasó, ¿por qué de un momento a otro reaccionaste así? —Aparté por fin mis ojos de él.
—Scarlett, vamos, ¿qué te pasa? —me susurraba Lucy.
Poco a poco mi respiración se fue normalizando, seguía aún un poco sorprendida y cómo no estarlo cuando después de mucho tiempo había visto a Alec.
Sabía que era él, no tenía duda alguna. Sus ojos eran únicos, lo recordaba siendo un niño, pero habíamos crecido, ahora ya era un joven adulto que se veía bastante guapo, su cabello color chocolate como le decía ahora era más corto, si antes era un niño muy simpático y bonito ahora se había multiplicado al triple.
Seguía siendo perfecto.
—Quiero irme a casa —hablé mirando a Lucy, tenía que contarle a ella todo lo que estaba pensando y sintiendo en este momento.
—Yo las llevo —contestó Chad.
—Gracias, pero no tienes que hacerlo, Luke nos está esperando en su auto y él nos llevará.
—No hay problema. —Chad se acercó a mi lado—. Si tienes algún problema no dudes en avisarme, a cualquier hora, estaré muy pendiente de ti. —Besó mi mejilla y se alejó en dirección a su auto.
—Vamos. —Lucy enganchó su brazo al mío y caminamos hacía Luke, no quería admitirlo, pero estaba tratando de aguantar una gran sonrisa.
Y no era una sonrisa que había provocado saber que ahora soy novia de Chad.
~~ ♕ ~~
Al llegar a casa me dirigí rápidamente a mi habitación y me lancé a mi cama boca abajo.
—Tienes cinco segundos para que empieces a hablar. —Lucy se acomodó a mi lado derecho en la cama, sentí a Luke al lado izquierdo.
—Lo vi. —La miré de reojo esperando su reacción, no obtuve ninguna.
—Eso está muy bien, pero sería muchísimo mejor si me dijeras a quién viste. —Luke soltó una carcajada por la respuesta de su novia.
—Concuerdo contigo, amor.
—Vi a Alec. —Ahora sí obtuve reacción de su parte, sus ojos y su boca estaban abiertos al máximo.
—¡¿Qué?! ¿Dónde? ¿Cuándo? —hizo las preguntas demasiado rápido.
—Esperen, siento que estoy perdido, ¿quién es Alec? —Solo había confusión en el tono de Luke.
—El amor de Scarlett. —Luke frunció el ceño.
—¿Y dónde queda Chad? —Miré a Lucy quien me observaba alarmada.
—No seas boba, yo estoy con Chad ahora, además, Alec solo ha sido mi crush desde que tengo memoria, es muy difícil que pase algo con él, ni siquiera estoy segura de que lo volveré a ver.
—Dime dónde fue que lo viste —pidió mi amiga casi rogando.
—En el parking de la universidad.
—Entonces estudia allí —concluyó Luke—, quizás sí lo verás más seguido.
—Reaccioné de manera muy estúpida cuando lo vi, dejé al pobre Chad solo después de su declaración.
—Totalmente, se fue con una carita triste. —Lucy hizo pucheros con su labio inferior, Luke tomó este entre sus dedos y lo haló—. ¡Auch!, eso duele, bestia.
—Como novio tengo la obligación de hacer eso, aunque lo hubiera hecho de otra forma, pero me da un poco de vergüenza con Scarlett.
—Okey, esa es mi señal de irme, llamaré a Chad para invitarlo a salir esta noche. —Salí del cuarto con mi celular en las manos, lista para llamar a Chad.
Lo invitaría a mi restaurante favorito, tenía que hacer algo tan lindo como él lo hizo hoy conmigo, se lo merecía y más por la forma tan horrible de haberme ido solo por haber visto a otro hombre.
~~ ♕ ~~
Al llegar al restaurante, nos asignaron una mesa que quedaba justo en un rinconcito que se veía muy romántico, ya que solo estaba iluminado por varias velas que le daban ese toque.
—Buenas noches, bienvenidos al Garganelli. Mi nombre es Ángelo y seré su camarero por esta noche, aquí está el menú. —Nos dio una carta a cada uno—. Cuando tengan listas sus órdenes, avísenme, estaré pendiente de su llamado, con permiso. —Con esto último se despidió y fue a atender otras mesas.
Chad ordeno un spaghetti al ragù alla bolognese mientras que yo me pedí una pappardelle sulla lepre, disfrutamos nuestra cena conociéndonos un poco más. Este sí se podría considerar un buen inicio de relación.
—Entonces dices que cuando eras pequeño eras el rey de las bromas, ¿eh? —pregunté riendo—. No puedo imaginarte así, ¡es imposible! —Reímos.
—No lo es, siempre fui el chico malo del instituto, los profesores me tenían entre ceja y ceja, si pasaba la más mínima cosa ya me culpaban a mí, aunque no fuera el culpable, aunque en casi todas sí lo era. —Reí más fuerte, Chad me miraba sonriendo—. Soy la persona más afortunada del mundo por tenerte a mi lado y poder llamarte novia. Te quiero.
Poco a poco mi risa se fue calmando mientras lo miraba fijamente.
—¿Qué? —Quizás no había escuchado bien.
—Te quiero, sé que es muy rápido para decírtelo, pero ya te quería desde antes y estoy muy feliz de que estemos juntos. Te quiero —repitió Chad al ver que no respondía, tomó mi mano—. Te quiero demasiado, no sabes lo afortunado que me siento de que ahora seas mi novia, de poder besarte, abrazarte y saber que estás conmigo, me hace muy feliz. Tú me haces muy feliz —dijo lo último en un suspiro.
Yo no sabía que decir es que... ¡Wao! ¡Claro que lo quería! Pero no sabía cómo decírselo, jamás le había dicho que quería a alguien, ni siquiera a Lucy, así que solo tomé su cuello, lo acerqué a mí y lo besé, no dije nada más.
—Amo tus be... —Chad se vio interrumpido por la llegada de los reyes de GrapeVille al restaurante, todos los que estábamos allí dejamos de hacer nuestras cosas solo para prestarles atención.
Observé a los recién llegados, su sola presencia demostraba imponencia.
La reina, una mujer demasiado bella, tendría unos 45 años, alta, de cabello rubio platino, esbelta y ojos color cielo que tan solo con mirarlos me transmitían felicidad, se notaba que era una mujer muy amable. Su sonrisa era encantadora y esta misma me hacía sonreír. La reina era una mujer muy hermosa.
El rey era un hombre muy guapo, en su cabello n***o se deslumbraban algunas canas, sus ojos miel se ocultaban tras unas gafas de pasta ancha dándole un toque muy intelectual, era muy serio, pero amigable con las personas que le hablaban.
Detrás de los reyes venían las princesas, una tendría unos dieciséis años, era idéntica a su padre a excepción de las gafas, la otra princesa era más pequeña, de unos ocho años quizá, era toda una hermosura, igual a su madre, sus sonrisas eran idénticas.
Esa sí es una familia, pensé mientras miraba con una sonrisa como se iban ubicando en la mesa asignada.
—¿Estás bien? —preguntó Chad. No sé qué cara tenía en ese momento para que me preguntara eso.
—Sí, lo estoy —contesté sonriendo.
—Bien, creo que es hora de irnos. —Chad llamó a Ángelo para pagar la cena.
—Pagaré yo —hablé.
—Por supuesto que no, es un restaurante muy costoso, esta vez p**o yo.
—No, no, te invité yo, yo debo pagar. No tengo ningún problema en hacerlo. —Y era cierto, con mi trabajo de medio tiempo podía darme el lujo de pagar nuestra cena.
—Otro día lo haces entonces, hoy invito yo y punto.
—¿Mitad y mitad? —De verdad no quería que él pagara toda la cena—. Me sentiré mal si no p**o al menos mi parte. —Vi que suspiró derrotado.
—No estoy de acuerdo, pero no quiero que te sientas mal, así que solo por esta vez te permitiré hacerlo.
—Está bien. —Acepté, aunque sabía que muchas veces yo invitaría. Hay que hacer las cosas justas.
—Amor juvenil. —Escuché que dijeron, volteé y me encontré con la dulce mirada de la reina, abrí mis ojos como platos, ¡por Dios, la reina me estaba mirando!—. Hola.
—Ho… hola. —La reina rio por lo que supongo fue mi reacción.
—Mucho gusto, soy Esmeralda Wolf, Reina de Heavenhill. —jadeé fuerte, la reina soltó una carcajada.
—Soy Scarlett Flinn. —Me levanté a hacer una reverencia.
—Oh no, no. Por favor, no. —Extendió su mano hacia mí—. Tan solo un apretón de manos es suficiente. —Apreté mi mano derecha con la suya.
—¿Quiénes son tus padres? —preguntó casualmente.
—Mi madre era Charlotte Flinn y a mi padre nunca lo conocí. —Se sentía mal al hablar de eso frente a la reina.
—¿Era? —preguntó débilmente.
—Sí, ella murió el año pasado.
—¡Oh! Lo lamento mucho. —Posó su delicada mano en mi hombro dando un sabe apretón en este mismo.
—Yo también. —Por supuesto que lamentaba que mi madre no estuviera más en este mundo.
—Bueno, me retiro, ha sido un placer conocerte, te dejo con tu novio, hacen una gran pareja. —Guiñó su ojo y reí.
—Muchas gracias, usted tiene una familia muy bella —admití sinceramente.
—Bueno, no todo es lo que parece —murmuró por lo bajo la reina, fruncí el ceño al ver su mirada un poco triste, pero antes de preguntarle ya se estaba despidiendo—. Fue un placer conocerte, Scarlett.
—El placer fue mío, reina.
Salí del restaurante con la mano de Chad unida a la mía. Fue una gran noche sin duda alguna.