Han pasado dos meses desde la última vez que vi a Alec, me dejó muy impresionada, ha cambiado, pero aún así pude reconocerlo fácilmente y eso que solo lo había visto una vez en la vida y hacía bastantes años.
—Scar. —Escuché que me llamaban, volteé a ver a Lucy que me miraba desde su asiento a mi lado en el salón de clases. Compartíamos la materia de ética, obligada para cada una de las carreras.
—¿Qué? —pregunté distraída, ella me hizo señas para que mirase hacia el frente, al voltear, noté la mirada seria del profesor Gilbert.
—¡Oh! —susurré.
—Acaso, señorita Flinn, ¿no le interesa esta clase?
—Claro que me interesa profesor —dije suavemente. La verdad es que no me importaba, pero no le iba a decir eso.
—Eso espero, pero más le vale que ponga atención a mi clase o se verá reflejada en su nota. —Me recordaba a Luke, siempre manejaba muy bien la relación maestro—amigo, era muy serio dentro del salón de clases, pero un amor fuera de esta.
Luego de dos horas terminó la clase, me dirigía hacia el estacionamiento ya que allí me esperaba Chad, él era el mejor, siempre estaba cuidando de mí, cuando me veía mal estaba allí para alentarme, en esos dos meses me había enamorado mucho de él.
—Amiga —me llamó Lucy—. ¿Qué van a hacer hoy en su día?
—Vamos a ir a un nuevo café bar que han abierto en la ciudad vecina, solo son cuarenta y cinco minutos en auto, dicen que es muy bonito. Allí también hacen karaoke y está claro que ustedes vienen con nosotros —dije con tono de obviedad, Lucy nunca sería segunda para mí.
—¿Qué? Claro que no, es su aniversario. —Negó rotundamente.
—¡Vamos, es viernes! Hace mucho no salimos juntas, hay que disfrutar —le rogué, quería un momento con mi mejor amiga.
—Está bien, vamos, pero... ¡oh, por Dios! Hay que ir a comprar vestidos —expresó con preocupación. La miré como si estuviera loca.
—¡Oh no, claro que no! Yo no me pondré ningún vestido. —Sí, me gustaban los vestidos, aunque muy casualmente me ponía uno, los que no me gustaban son los que siempre quería Lucy, se me veía todo con los vestidos que ella elegía.
—Cállate, ya verás que sí te gusta. —Bufé, con Lucy no podía hacer nada más. Ella mandaba sí o sí.
Lucy literalmente me arrastró hacia el carro de Luke, no me dejó despedirme de Chad.
—Hola, mi amor —dijo Lucy a Luke dándole un beso en los labios, ¿así nos veremos Chad y yo?, pensé—. Vamos al centro comercial, esta noche iremos a Plankhattt.
—¿Plankhattt? —preguntó Luke confuso.
—Sí, abrieron un nuevo café bar e iremos allí a celebrar que mi mejor amiga cumple dos meses con su guapo novio.
—¿Perdón? —Luke frunció el ceño—. ¿Cómo que "guapo"? —dijo la última palabra en tono celoso por lo que reí.
—Vamos, Chad ha estado yendo al gimnasio, está muy musculoso ahora. —Y era cierto, mi novio estaba más guapo que nunca.
—Bueno, bueno, ya... vamos, las dejaré en el centro comercial.
—¡Sí! —festejó Lucy, yo me quejé—. Te amo mucho.
—Sí, ya entendí, pero no, yo no voy a ir con ustedes, solo las dejo en la puerta del centro comercial y me voy a hacer cosas de hombres —concluyó Luke.
—Pero, mi vida, Scarlett tiene un pésimo gusto para los vestidos. —Alcé una ceja.
—¿Gracias? —Miré risueña a Luke.
—Sh, no me interrumpas —me regañó—. Así que necesito tu opinión, siempre me visto para ti —dijo tiernamente, reí, Lucy con Luke era muy tierna.
—Amor, para mí hasta con una sábana amarrada te verías linda —Lucy gruñó—. No me gruñas, es verdad, si yo no te amara no apreciaría todo lo que tienes, haces…
—Bueno, ya —interrumpió Lucy, rodé los ojos.
—No seas bestia, déjalo hablar. Mala novia.
—¡Llegamos! Vamos, Scar. —Me ignoró por completo, lo besó fugazmente y bajé del auto.
—Adiós Luke, gracias por traernos —me despedí.
—Claro, yo la controlo. —Salí del auto y Luke me dio una sonrisa apenado, sabía que venir con Lucy a comprar ropa era toda una tortura. Suspire.
—Adiós Scar, cuídala, por favor, que no malgaste mucho dinero —pidió Luke.
Aquí vamos.
Luego de hora y media, Lucy encontró un vestido n***o muy bonito, pero ese mismo le gustó a una rubia estirada, pelearon, se tiraron del pelo y dañaron el vestido para luego notar que no era de la talla de ninguna de las dos...
—Scarlett, ¿qué te pasa? —Oía al fondo—. ¡Scar!
—¿Qué le pasa? —Escuché que preguntó una voz de hombre muy grave, comencé a hiperventilar, parecía que me cortaban el camino del aire a mis pulmones. No de nuevo.
—¡Scar! ¡Scar! —Oía los desesperados gritos de Lucy, yo no podía reaccionar. Mis ojos nuevamente solo enfocaban una cosa.
—Hay que llevarla a un hospital urgente, está teniendo una crisis nerviosa. —Volvió a decir aquel hombre—. Déjame, la ayudo a levantarse.
Sentí que unas manos tocaban bajo mi espalda, una corriente eléctrica me hizo levantar del suelo donde me hallaba tirada.
—¡Estoy bien! —respondí apartando la vista de aquel hombre—. Vámonos, Lucy.
—Oye, yo no te veo muy bien, estás pálida —seguía insistiendo el hombre—. Al menos toma un vaso de agua.
—Estoy bien, gracias. —Y cometí el peor error de mi vida, miré aquellos ojos con los que soñaba desde que era una niña.
—Me alegra. —Sentí que sus ojos buscaban algo en mi mirada.
—Sí, sí, cómo no, ella ya está bien Alec, ¿no la ves? Ahora vámonos, mi amor —dijo la rubia estirada que antes peleaba con Lucy... Espera ¿le dijo mi amor?
Auch.
¿Por qué me sentía así? Chad era mi novio, no podía reaccionar así cada vez que veía a Alec, simplemente no podía, era vergonzoso.
—Scar. —Lucy me miró, y en su mirada supe que quería hacer preguntas, negué con la cabeza.
—¿Nos vamos ya? —Este no era un lugar para hablar de eso.
—Sí, vámonos, ya compré nuestros vestidos —dijo asintiendo repetidas veces con su cabeza.
—¿El mío también? —pregunté.
—Claro. ¡Dah! —dijo obvia. Crucé mis brazos.
—Te juro que, si no me gusta, esta noche me voy en pijama.
—Te va a encantar, vámonos ya. Tenemos muchas cosas de qué hablar.
—Totalmente de acuerdo.
De camino al departamento pensé en demasiadas cosas, como en Chad, Alec y la rubia estirada.
Sería una larga noche.