Prólogo
En Grapeville, en un rincón de una desolada calle junto a un bote de basura me encontraba yo tratando de dormir.
No debería estar así, quiero una cama y chocolate caliente, pero ya veo que no es esta noche. A mis 16 años debería de estar dándole problemas a mi mamá siendo rebelde y demás cosas que había visto que las chicas de mi edad hacían a sus padres mientras que yo trabajaba, pero en mi caso era justo lo contrario, mi madre era la que me daba problemas a mi.
No podía ir a mi casa porque era seguro que mi madre estaría "trabajando" y yo no quería estar presente en ese momento.
Deje de pensar en eso y mejor me puse a rehacer mi pequeño refugio que me mantenía cubierta de la lluvia, pero era tal la tormenta que mi pequeño refugio se estaba cayendo con tanta ventizca, dos cartones y la tapa de lata del bote de basura era lo que estaba usando para hacer mi refugio, pero ya no me estaba funcionando, el agua se estaba filtrando.
Resignada me aleje de allí, total ya estaba mojada, al menos me bañé, quién sabe cuándo volvería a hacerlo, nada podía empeorar.
Tendría que buscar al refugio de Grapeville pero no quería, allí solo había gente que se aprovechaba de los más pobres.
Heavenhill es un pueblo de reyes, muy rico económicamente por sus viñedos y por tal motivo las personas se creen los herederos al trono y cualquier persona que proviene de la zona de Grapeville, como yo, son rechazados como si fuéramos solo simples esclavos muertos de hambre. Esto no sería así si tan solo nos dieran una oportunidad de mejorar nuestra calidad de vida sin tanto rechazo en trabajos o institutos, que de hecho el estudio era gratis siempre y cuando fuera una persona formal quien solicitará la plaza.
Esperaba que algún día eso pudiera acabar y tanto mamá como yo poder mejorar nuestra vida, conseguir una casa, trabajos estables.
Yo quiero estudiar y espero que se me dé ese placer algún día no muy lejano, de corazón lo espero.
Mientras caminaba metida en mis pensamientos escuche el motor y las llantas rechinar contra el asfalto de un carro que se acercaba a rápida velocidad, no alcancé a apartarme cuando el auto: un Ferrari F12, pasó sobre un charco justo a mi lado empapandome al instante.
Ese auto constaba más de lo que yo necesitaba para vivir bien, mientras yo solo estaba mojada, sucia y muy molesta con mi suerte.
No sabía que había hecho mal en mi vida pasada para que el karma me cobraba tan caro.
Odiaba a los ricos, tenían la vida que yo quería, ellos no movían ni un dedo y todo estaba a sus pies, mientras a mi, para conseguir un poco de comida en buen estado tenía que recorrer al menos unas 20 cuadras buscando algo bueno en algún basurero.
Pero era difícil ya que en Grapeville antes de botar la comida siempre la trituraban o mezclaban con otros desechos nada comestibles, era un asco vivir aquí, al menos de este lado. Los demás parecían felices.
No quería ir al refugio, tenía una dignidad que mantener, no quería perder también eso, cosa que pasaría si me vieran llegar al refugio a las dos de la mañana y en estas fachas, era mejor dormir en la calle.
Toda mi ropa estaba mojada y era lógico que si no conseguía lugar pronto atraparía una enfermedad; pero por el momento no me importaba, me dirigí hacía uno de mis lugares favoritos.
El parque de Heavenhill.
Era un parque tan bien cuidado, tenía fuentes hermosas, árboles frondosos que cambiaban el color de sus hojas según las estaciones, en ese momento tenía que estar el parque naranja, era principios de otoño, aún el frío no era tanto, mi estación preferida, seguro que en otra vida ese fue mi nombre.
La parte que más amo de este parque es mi silla, es lo único que considero mío, aunque sé que obviamente no soy dueña de nada en este lugar, pero desde mi silla puedo ver el castillo de Heavenhill en todo su esplendor justo en la cima de la montaña.
El castillo de HeavenHill es hermoso, con sus paredes altas rodeado de pinos, en su torre más alta había una farola que alumbraba más que la luna, amaba mirarla hasta que el sueño me vencía. Allí encontraba paz.
Me acomode en aquella silla, mirando hacia la farola que resplandecía con una luz ámbar, luz que me recordaba los ojos de aquel niño que había conocido hace 10 años, con ese último pensamiento quede dormida, mi principe.
Alec...
ADVERTENCIA: LA NOVELA SE ENCUENTRA EN EDICIÓN. TRATARÉ DE SUBIR LOS CAPITULOS EDITADOS EL MISMO DÍA PARA QUE NO HAYA CONFUSIONES, GRACIAS POR LEER