Cuando llegué esa noche a la habitación, me apresuré en quitarme la ropa y entrar a la ducha, necesitaba que el agua caliente relajara mis músculos y aliviara la tensión de mi cuerpo, que estaba a punto de convertirse en roca. Más temprano esa tarde, luego de que en medio de un arranque de frustración le aconsejara a la Princesa que se defendiera de los ataques de su padre… Una sensación de angustia me había inundado. Pensar en que por mi culpa las represalias de su padre pudieran intensificarse me tuvo preocupado con el pasar de las horas.Y en el grupo las cosas tampoco fluyeron mucho mejor. Tan pronto como dejé de hablar Chlöe se puso de pie y se apresuró a llevarse las cosas de la merienda luego de que la Princesa entrara a su habitación, la pobre muchacha estaba hecha un manojo de ne