Unos minutos después la Princesa se encontraba hablando con algunos miembros de la Directiva del hospital cuando Kok se detuvo junto a mí. —Supongo que ahora lo entiendes —comentó mirando a la Princesa. —¿Entender qué? —pregunté, porque aunque pude intuir a lo que se refería, decidí darle la oportunidad de retractarse, no se podía ser tan imbécil en la vida. —Lo que pasa entre su padre y ella. —Lo que se traigan esos dos me importa poco. —Giré sobre mis talones y lo encaré—¿intentas decirme que hay una justificación real para que la golpee? Hablaba entre dientes, en siseos violentos, estaba empezando a sentir una fuerte enemistad contra Kok, pero él sacudió la cabeza con una mueca indiferente. —No, lo que digo es que ella no es una inocente florecita, aquí no hay una sola persona por