Podía sentir cómo la tensión iba en aumento, entre el Rey y nosotros no había más que unos cuantos pies de distancia, lo que se traducía a tan solo unos segundos de trayecto, pero eso fue suficiente para lo que tuvo lugar a continuación. Di un paso hacia atrás y toqué ligeramente el codo de la Princesa, mi intención fue darle un discreto aviso de lo que se venía, ya que ella parecía ignorar la situación, pero ese simple gesto disparó mi pulso como si de una inyección de adrenalina directa al corazón se tratara... Realmente me estaba preocupando lo que le pasaba a mi cuerpo. No supe si se debía a haberme atrevido a tocarla nuevamente, cosa inaceptable y por demás impropio de mí; o si fue la sorpresa de notar en ella una reacción similar. La Princesa se había volteado de inmediato y sus oj