Me encontraba de pie junto a la puerta de la habitación donde se encontraba hospitalizada la Princesa, habían pasado ya dos horas desde que la ingresamos al hospital, y aunque aún estaba bajo observación estricta, de momento se encontraba fuera de peligro, o eso habían anunciado los doctores, pero seguía ansioso porque no había despertado ni una sola vez desde entonces. Yo no había querido alejarme de ella... No podía hacerlo, sentía que una fuerza sobrenatural mantenía mis pies anclados a ese suelo, y por eso sabía poco de lo que ocurría a las afueras del hospital salvo por los comentarios de Bakker y Kok, que estaban vigilantes a ambos extremos del corredor central del área de recuperación. Cuando el doctor me había asegurado que la Princesa ya no corría peligro, fue cuando finalmente