La obscuridad en ellos fue más de lo que pudieron soportar y pronto tuvieron una pérdida de control disminuyendo sus fuerzas. La parte defensiva de los Salabines aprovechó este momento y eliminó a los restantes condenándolos a la derrota definitiva.
Cuando esto sucedió los Salabines que ahora se habían convertido en Derrochers o demonios fueron desterrados por sus crimenes condenados a un lugar con una densidad mayor en la cual no podían utilizar todas sus capacidades. En este lugar existía la desventaja que no podían habitarlo tan cómodamente, principalmente por la luz del sol que era un reflejo de la energía del y constitución del propio creador. Sintiendo su abandono ya no podían estar cerca de el ni de ninguna cosa semejante.
Tuvieron que refugiarse en la la obscuridad que esté nuevo mundo presentaba. Levantaron edificaciones con sus conocimientos matemáticos y astrológicos para ser sanados canalizando la energía universal en sus cuerpos. Pero ni esto era suficiente, su piel comenzaba a descarapelarse mientras que no todas sus heridas eran sanadas. Cada vez tenían que pasar más tiempo en esas edificaciones en forma de pirámides para recuperar la fuerza. Los días duraban mas tiempo cada vez hasta que les fue imposible continuar dejándolas abandonadas hasta que otras especies aparecieron usándolas para su beneficio.