Vitae Resort

1475 Words
     El nombre del hotel en forma de antorcha, ese dónde me alojaría los próximos días, ese que sería mi lugar de reposo, se llamaba «Vitae Resort», y era espléndido a simple vista, su exterior era bello, desde la lejanía podía admirarse, y ahora que lo tenía de frente me parecía igual de hermoso.      La entrada del hotel no era otra cosa que una maravilla arquitectónica entre lo moderno, lo rústico y lo iluminado. Está se encontraba decorada con piedras que, por la noche, parecían marrones o negras, pero al ser iluminadas por los diferentes focos de luces del hotel parecían una especie de carbón brillante o roca incandescente, las piedras en Velum debían tener algún componente especial que las hacía brillar, porque de no ser así ¿Cómo sería posible? Debería incluir eso en la descripción de Velum «Piedras brillantes».      El edificio era de al menos unos dieciséis pisos, con vidrios impecables de puertas con manillas que parecían de oro, aunque dudaba que lo fueran. En el centro había una especie de fuente que estaba decorada con azulejos de color n***o, incorporadas como si fuesen rocas encima de otras rocas, sin embargo la caída del agua era en un descenso constante, parecía pasar por un laberinto para poder llegar al centro de la fuente, era muy interesante y, de cierta forma, relajante.      A primera vista el hotel parecía una antorcha gigante, por fuera las luces y el vidrio solo lo hacían parecer como una gran atracción, pero la entrada, las escaleras, la fuente, los adoquines, hasta los árboles plantados, todo se veía en perfecta armonía, era tan perfecto que cualquier cosa extra podría parecer excesivo.      Bajamos para lo que prometía ser una cálida bienvenida, los chicos seguían adormecidos, mientras Sonya y yo, aunque estábamos alerta, estábamos exhaustas. Fuimos recibidos por un grupo de personas vestidas de uniforme rojo y azul naval, cada uno de ellos eran miembros y personal del hotel, que eran los encargados de recibirnos. En su efecto, nos obsequiaron sonrisas y palabras dulces que nuestros guías del bus amablemente nos tradujeron. Al parecer, estaban contentos de recibirnos y esperaban que nuestra estadía fuese agradable y reconfortante, además, les honraba el hecho de que hubiésemos escogido su país y su hotel como destino. Posterior a ello indicaron que estaban a nuestra entera disposición. Yo no escogí a Velum, habría ido a Marte si de allí hubiese venido la carta,  pero gracias por sus palabras.      Su bienvenida fue amable y cortes, pero en absoluto cálida. Estaban rectos, firmes como troncos, en una fila tan bien organizada como si de militares se tratase; no sonrieron sino hasta el final, durante toda la palabrería todos mantuvieron un semblante serio, con la vista enfocada en nosotros, sin asomarse a mirar a los alrededores, sin gestos, y como solo uno de ellos hablaba, el gerente del hotel, ni siquiera palabras o algún chiste para entrar en confianza.      Luego de nuestra no tan confortable pero si muy respetuosa bienvenida; los guías del autobús se dispusieron a despedirse de nosotros, habían dejado clara su posición de que su tarea consistía en llevarnos a salvó al hotel. En el día venidero, conoceríamos a nuestros nuevos líderes de tour, o bueno, a nuestro o nuestra líder de tour que sería el encargado o encargado de darnos el recorrido por los lugares más interesantes y encantadores de la ciudad y del país en los próximos días.      El vestíbulo principal también era precioso, el suelo tenía cerámica que parecía piedra caliza, era brillante como todo en esa ciudad, impecable, bien podría ser un espejo. Había plantas y pequeñas mesas, mesones y sillones de madera negra con acolchados mostaza, la decoración era bonita, aunque tipica de hotel. Creo que lo que más me gustaba eran las lámparas, habían hermosas lámparas colgantes de diferentes formas, unas parecían cascadas, otras eran más rectas con un diseño más geométrico, pero hacían juego las unas con las otras, y dependiendo de la zona a la que ibas encontrabas con diferentes lámparas y diferentes tipos de luces. En el centro del hotel había una especie de árbol enorme, o más bien una escultura de un árbol. ¿Para qué quieren una escultura de un árbol dentro de un hotel?      Éramos atendidos por el personal encargado de nuestro registro, los cuales nos colocaron en tres filas, yo estaba de última en la mía. Llegado mi turno revisaron mi visa, pasaporte, identidad, carnet de conducir, incluso revisaron mi carnet de la biblioteca, lo cual me parecía irrelevante considerando que no podía afectar en nada mi estadía, entrada o salida del país, pero cuando me lo pidió no refute, no quería meterme en problemas. La chica que me atendió era bella, pero atemorizante, de todos los ojos grises que había visto en mi corta estadía en Velum, esos eran los que más miedo me habían dado; eran profundos y duros, carecían de dulzura o ternura; parecían dar una señal de alerta con solo una mirada. Solo no la mires directamente a los ojos.      Me hizo una serie de preguntas obvias y poco importantes, de las que habían hecho a todos; pero eran demasiadas, tantas que me abrumaban y agotaban a tal punto que quería sentarme. Ella me miraba y seguía haciendo sus preguntas, yo seguía respondiendo, aunque recelosa de su forma de mirarme, parecía escrutarme con su mirada.      Fui asignada al piso 16, junto con mi grupo designado, el cual, resultó ser «Vaya novedad» mi querido grupo de compañeros del «Club de los Atrevidos». – ¿A qué santo le rezaste para que esto sucediera Zen? – pregunto Sonya sorprendida tras compartir información sobre nuestro número de piso. – Yo no hice nada – aclaró – Es obre del destino. – Sí, claro – dije incrédula. – Les juro que no hice nada – dijo alzando la mano en señal de promesa. – ¿Oliver? – cuestioné. – Nada que ver – dijo – A mí ni me miren. – A mí menos – opino Lina – No es que estuviese muy en disposición de negociar – añadió. – ¿Nino? – pregunté. – ¿Cómo sé que no has sido tu Adela? – dijo, admitiendo su culpa. – Has sido tú – le dije.      Todos observaron a Nino, el cual se declaró derrotado, admitiendo que solo había hablado con el de recepción al respecto. – Los pisos los asignan por grupo – explico – Cada uno igual tendrá su cuarto, pero... De quedar en lugares separados no compartiríamos el tour. – ¿Cómo sabes eso? – pregunto Sonya. – Lo pregunté – aclaró el chino – ¿Cómo no se nos ocurrió a nosotros preguntar? – añadió Oliver. – Pues ya está, – comenté – nos veremos hasta en la sopa. Compartiremos piso, tour. – Y mesa – añadió Lina. – ¿Y mesa? – pregunté exaltada. – Experiencia completa – dijo Lina.      Observamos nuevamente a Nino, el cual confirmo el comentario de la Ucraniana. Genial ¿Cómo voy a hacer mí búsqueda así? ¿Cómo voy a huir de estos sin que se den cuenta?       Sabía que en algún punto iba a ser complicado escaparme, pero que llegado ese punto tendría que hacer mi investigación sola, fuera del itinerario y del horario previsto. Esperaba compartir el tour con ellos y poder escaparme de alguna manera, pero no podría huir del piso o de las comidas sin que se me viniera un interrogatorio encima, y no quería involucrar a estos chicos en un asunto personal, son buena gente, o eso se veía a primera vista, pero en un día no cuentas tus problemas a cinco extraños. Acepto ideas para solucionar este conflicto. – Que cuadriculado – continúo Sonya en el tema. – ¿Qué? – Dijo Oliver – ¿Tienes planes de conocer más gente? – pregunto haciéndose el ofendido. – No pero... – admitió. – Entonces ¿Por qué te quejas? – Añadió el tailandés – Vamos, – ánimo – esto va a ser divertido. – Esto será un desmadre – comentó Lina. – Pues, será todo menos tranquilo – dijo el c***o Australiano – Será fabuloso – finalizó Zen.      Y así fue como termine por aceptar que estaba destinada a compartir piso, mesa, comida e itinerario de viaje con Oliver, Sonya, Zen, Nino y Lina durante mi estadía aquí. No negaba que con ellos sería divertido el viaje, pero yo no tenía tiempo para divertirme. Mi mente no se aclaraba, todo lo contrario, parecía cada vez más ensombrecida, me convencí de que era por el cansancio, y que después de comer y descansar estaría mejor.      Iba a ser difícil poder escapárseles a ellos y al guía que nos asignarán, iba a ser difícil la búsqueda en general, pero no sería imposible, porque yo tenía una misión, y aunque mi mente estuviese nublada, mi misión estaba más que clara.
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