Ciudad fantasma

1694 Words
       Habíamos bajado al comedor en busca de nuestra cena, el comedor estaba dividido en ocho mesas de seis sillas cada una, el comedor era amplio e iluminado, elegante, con paredes tapizadas en tonos ladrillo y rojizo, que quedaban hermosas con las lámparas colgantes de esferas en caída, era precioso, parecía un restaurante de película.      Las sillas tenían cada una un respectivo menú, el cual contaba con diferentes platillos que incluían comida local. Mis compañeros y yo tras nuestra indecisión pedimos cada quien un plato distinto, al final yo terminé con una especie de sopa de tallarines y gambas, que se parecía mucho a una sopa instantánea que vendían en casa y de la que mi padre y yo éramos fanáticos, aunque las gambas eran un toque diferente y toda una delicia. Zen y Lina tenían una especie de filete con puré, aunque el de Lina era de pollo y el de Zen de carne, además contaban con aderezos y ensaladas diferentes; Oliver decidió probar la lasaña y Sonya la pasta al pesto, Nino comía una especie de sandwich.       Todos fuimos atendidos bastante bien, y los otros en el comedor parecían contentos y a gusto como nosotros. Cómo bebida nos ofrecieron refrescos conocidos, pero también nos dieron una especie de vino que según Sonya era típico de la zona, lo había probado en su viaje a Gratiae. Era una especie de vino medicinal que solían acompañar con todo.      Después de la degustación, charla, bebida del vino local, bastante rico por cierto, Oliver se atrevió a hacer la pregunta que yo tenía horas tratando de formular, pero que no terminaba de salir de mi boca. – Entonces ¿Que te dijo del pueblo de antes? – insistió Oliver. – ¿De qué hablas? – indico sin entender la rusa. – La villa ¿No recuerdas? – Intento recordarle – La guía te explico algo que dijiste nos dirías ahora.      Ella ordenó sus ideas mentalmente, guardando silencio y tratando de recordar con paciencia. Su rostro pareció asombrarse tras recordar. Nos miró a todos esperando nuestra reacción, tras ver qué estábamos al pendiente comenzó a hablar. – Empezó hace años – empezó Sonya.      Todos escuchamos atentamente, mirando a los lados para verificar que nadie nos oyera, como si de un secreto o de una conspiración se tratase, ni siquiera nos dimos cuenta cuando llego el postre, lo cual en mi caso revela mi tremenda curiosidad. Demasiada para describirla.  –Después de la guerra, Velum se vio sumamente afectada por las fuerzas enemigas de sus compatriotas de lo que ahora conocen como Vilibertas.... – ¿El país vecino? – exclamó Nino. – Así es – afirmó. – ¿Estuvieron en guerra? – Añadí – ¿Una clase de guerra civil? – Correcto – confirmo. – ¿Por qué no sale nada de esto en el sitio de la embajada? – reclamo Lina – O en internet en general – secundo Nino. – Es porque se tienen pocos datos de este lugar – dijo Zen seriamente.      Todos guardamos silencio, su comentario y seriedad parecían tensar lo suficiente la situación. – No eres la única misteriosa Adela – dijo Oliver, yo solo asentí. – Cuando fui a Gratiae el año pasado... – respondió Nino. – Fuiste a Gratiae el año pasado? – pregunto Oliver curioso. Lina y yo lo vimos sorprendida, no note a los demás. – Si – afirmó – ¿Me permiten continuar?      Todos asentimos, queríamos saber la historia, aunque creo que Sonya ya lo sabía. – Allá en Gratiae – continuo – nos explicaron un poco sobre Velum, pues es su aliado, pero no te cuentan mucho de su enemigo en común, de Vilibertas, lo único que te explican es que, para ellos, es como un... – Terrorista – finalizó Sonya – Ellos son los malos del cuento. – ¿Y lo son? – pregunté. – No lo sé, eso es lo que te dicen allá – explico Sonya – pero, con certeza no se sabe, solo conocemos una versión. – Y ¿Por qué no viajar a Vilibertas? – pregunté nuevamente. – No es tan fácil – explicó Lina – Los trámites no son tan rápidos, a diferencia de estos dos, en Vilibertas viven del turismo, por lo que es más caro y mucho más complicado viajar, y más en esta época del año. – Oh... No sabía – dije apenada – ¿Es muy conocido ese país? – Pues están en progreso, no son un país del primer mundo ni súper desarrollado, pero han ido encaminados – dijo la Ucraniana, mientras daba un mordisco a su tartaleta de frutas. – ¿Cómo sabes todo eso Lina? – pregunto Zen. – Sencillo, yo quería ir allá primero, – dijo restándole pero importancia – resultaba mucho más barato venir aquí, así que vine – dió otro mordisco. – Otra cualidad de Lina, – exclamó Oliver – no solo es atrevida sino tacaña – soltó en broma.      Nos reímos, y Lina también se mofo diciendo que prefería el término «Cuidar de sus intereses». – Por favor Sonya, continúa – insistió el tailandés – antes de que Nino diga algo inteligente y te destronemos para siempre. – Oh querido nadie puede destronarme – dijo agitando su cabello.      Había cambiado su chaqueta azul y su suéter blanco en cuestión de segundos allá arriba. Los cambio por una camiseta holgada que decía «Dreamcatcher» con unas cadenas arriba, estaba más sencilla pero aun así muy bella. – Pues, vale en que me quedé – dijo apartando un mechón de pelo de su cara – Antes eran un solo país, así que si, era una especie de guerra civil, y Vilibertas había tomado gran parte de Velum. Las tropas de Velum y los ciudadanos casi habían llegado a la costa, que era el único lugar no invadido... Parecía que era el fin de la guerra y ellos iban a perder.  ¡Qué triste!  – Pero de repente, – continuo – encontraron una forma de contratacar y ganar...       Cómo buena narradora, guardó un momento de suspenso para que nosotros nos carcomiéramos. – ¿Qué cosa? – dije después del momento de suspenso. – Pues, el líder de Vilibertas era un hombre joven que tenía una esposa embarazada, y habían descubierto dónde la tenía escondida. – ¡No! – Exclamó Nino –Sí, – afirmó la rusa – en la ciudad fantasma. – ¿Por qué? – pregunto estupefacto. – No lo sé, tal vez estrategia militar, o quería tenerlos cerca – dijo Sonya.      Todos nos observamos pensando en que conocíamos cómo terminaría está historia y no prometía ser un final feliz. – Cómo sea – continúo Sonya – el punto es que, tras saber eso, supieron que podían hacer algo, formar un plan que les sería útil.      Guardó suspenso nuevamente. ¡Maldita sea Sonya! Sigue. – Planearon un secuestro, – continuo – posterior a ello harían algún tipo de chantaje, del cual los enemigos tendrían que ceder. Así que enviaron infiltrados a cumplir la misión, pero.... – ¿Pero? – pregunto Zen. – El pueblo protegía a la joven – aclaró Sonya  – ¿Por qué? – pregunté. – Ella era todo un personaje en Velum, – explico – una accionista con fundaciones sin fines de lucro, era muy querida por prestar ayuda a los de clase baja.  – Una millonaria caritativa – dijo Lina – Y no olvides que muy seguramente guapa y futura primera dama – añadió Zen a modo de juego. – Típico de telenovela – comenté siguiéndole el rollo. – ¿Te refieres a los culebrones? – dijo Oliver estallando en risas. – Si pues – continuo la Rusa sería, obligándonos a enseriarnos también – el pueblo hizo resistencia, por supuesto. Descubrieron a los guardias infiltrados, por lo que fueron capturados y encerrados. – Pero entonces ¿Cómo...  – Porque – continuo – no contaban con que tenían un plan B, y el plan B se ejecutó de excelente manera. – ¿Cual era el plan B? – dijo Oliver. – Matarlos a todos –.dijo Sonya tajante.      Todos quedamos callados, se hizo un momento tan tenso que hasta se me erizaron los vellos. – Ohhh – exclamé. – Si – dijo Sonya tragando saliva. – No es nada bonita esa historia. – Por eso se llama la «Ciudad de los fantasmas» – dijo Sonya – ese día murieron alrededor de mil ochocientas personas; hombres, mujeres, adultos y niños, ancianos, también mataron animales. Aunque se quedaron con el ganado porque era tiempo de guerra y necesitaban la carne. – Pero... Los techos negros y.... – Después de matarlos a todos, la ciudad fue reducida a cenizas y los cuerpos fueron incinerados. La guía me explico que se dice que el terreno está prohibido porque a veces pueden oírse las voces de los fantasmas por allí. – ¿Y qué paso con la esposa del líder de Vilibertas?  – No se sabe, algunos creen que murió, otros que la secuestraron y por ello las tropas enemigas retrocedieron. No se sabe con exactitud, lo que si se sabe es que ahora son enemigos y que cada quien tiene su territorio y hay tratados de armisticio entre ambas naciones para poner en pausa la guerra, la llaman «La guerra del destino». – «La guerra del destino» – repetí – Hacen que todo suene muy elegante e histórico. – Debí traer mi cámara – agregó Oliver – O una grabadora. – ¿Eso es en lo que piensas después de todo lo que te he dicho? – exclamó Sonya. – Es que es una excelente historia, – comentó el portugués – es perfecta para ser documentada y publicada. – La escucharía en un podcast – reconoció Nino.      La historia era entretenida de escuchar, dura de entender y difícil de olvidar, e imposible no sentir empatía, pero... Tenía demasiados cabos sueltos; es decir, ¿Por qué un líder expondría así a su esposa? ¿Quien retrocede después de que le hacen algo así? ¿No buscaría acaso venganza? Muchas preguntas sin respuesta que para mí espíritu investigador no eran suficientes. Lo que si tenía seguro era que después de esto pasaría la noche sin dormir, Fabuloso. 
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