Tecnología plana

2749 Words
   Yendo rumbo al monumento surgieron dudas entre Alex con respecto a nosotros, lógicamente para nosotros todo Velum era un enigma, pero para él, nuestras costumbres no solo le eran ajenas, sino totalmente desconocidas. –¿Yu que? – pregunto nuestro guía – YouTube Alex, ¡YOUTUBE! – dijo Oliver exasperado de explicar por tercera vez lo mismo. – ¿Y puedes oír música a través de esa herramienta? – Si, ya te lo he explicado – seguía Oliver mientras Zen moría de risa,  mí me parecía tierno, era como hablarle a un niño – Y ya te dije que se  le dice aplicación o app. – ¿App? – pregunto exaltado. – Es una abrevia.... Afff olvídalo – se rindió el portugués. – ¿Y usted se dedica a eso? – continuo formal – No me hables de «usted», – añadió – es muy raro amigo – Dijo Oliver limpiando el lente de la cámara – Siento que me aumentas al menos unos diez años, – Oliver, ten paciencia con él – le dije a modo de reproche – Esto es nuevo para él.      Alex no volteaba su vista de la pista, sin embargo de vez en vez notaba que me miraba por el rabillo del ojo, yo aún seguía en el puesto de copiloto, así que no sería ninguna dificultad para él.      Había decidido pasar el resto del viaje de ese día en el puesto del copiloto cuando me di cuenta de que Alex se veía más relajado hablando conmigo después de nuestra discusión, y Oliver que antes ocupaba ese puesto comenzó a limpiar su cámara y molestar a los de la Van, excepto a Lina que parecía agotada, Zen no paraba de buscar chances para hacerla enojar, pero como está le ignoraba cambio su objetivo a Nino. Sonya se reía de los chistes que lanzaba Zen a Nino, por lo visto disfrutaba no ser el centro de sus bromas por un rato.      Durante un rato solo hablamos del monumento al que nos dirigíamos, datos históricos como que tenía construido desde que se habían independizado, hacía unos ochenta años atrás. También nos dijo que quedaba en el centro de una plaza, y que tendríamos que caminar un poco para llegar al monumento, y que era considerado en Luminus y en todo Velum como un «Lugar Sagrado». – Bueno, defensora de los inocentes Adela ¿Me dejas responderle a nuestro guía? – pregunto el portugués. – Con gusto señor Zanetti – le dije a Oliver, haciendo énfasis en la palabra «señor», lo que causó el efecto deseado de fastidiarle. – Gracias – me dijo haciendo una pequeña reverencia – Y si Alex, a eso me dedico, las personas que hacemos videos para YouTube nos dicen «Youtubers». – ¡Vaya! – Soltó exaltado – ¿Y cómo es eso? – Pues, grabamos videos y los editamos para luego subirlos a la aplicación. – ¿Son como trabajadores de esa aplicación? – Exacto – dijo Oliver contento. – ¿Y te pagan por eso?  – pregunto curioso. – Si – afirmó Oliver. –  ¿En serio Oliver? – salto Zen – Pensé que lo hacías por diversión. – ¿Quien dice que no puedes divertirte mientras haces dinero? – Pues la mayoría de los trabajadores a nivel mundial – menciono Sonya. – Sonyapedia al rescate – soltó Zen mofándose de la rusa, su momento de paz había acabado oficialmente. – Entonces – salto Alex – te pagan por grabar videos y compartirlos en ese YouTube. – Vas entendiendo – le halago Lina – Aprendes rápido. – Gracias seño... Lina – Dijo Alex pasándose la mano por el pelo como avergonzado de usar las formalidades – Ah y Oliver, tu trabajo suena muy interesante – le comento al portugués el cual estaba distraído. – Si, lo es – comentó Oliver ensimismado – la mejor parte es que puedo trabajar desde cualquier lugar y subir videos cunado yo lo desee. – ¿Ósea que puedes entrar allí desde cualquier lugar? – pregunto curioso nuestro guía. Vaya sí que es nuevo para él. – Si.... – comentó Oliver extrañado –  Siempre que tenga conexión a internet – dijo Nino sacando su teléfono – Te mostraré, aunque no tengo... – Tal vez después – le interrumpió Lina – ¿Por qué? – pregunto el c***o australiano a su compañera. – Creo que hemos llegado ¿No Alex? – pregunto mientras señalaba por la ventana. – ¿Ah?– dijo confuso – Oh, sí, hemos llegado – por lo visto no lo había notado, de no ser por Lina habríamos seguido de largo.      Alex procedió la estacionarse en algún sitio del aparcamiento, dónde podía contemplarse varios ángulos del lugar.      El lugar era muy hermoso, tal como dicho mi guía, era una  plaza enorme adornada por un camino de árboles, las baldosas y adoquines parecían ser de esa piedra brillante que habíamos visto al llegar a la costa, que con el sol brillante se iluminaban aún más. Luminus y sus efectos destellantes.      Estábamos en disposición de bajarnos cuando Alex nos detuvo en seco. – ¿Qué pasa? – pregunté exaltada al ver que trancaba las puertas. – Nada grave, solo que hay ciertas medidas que hay que tomar en este lugar – aclaro Alex. – Demonios Alex, no hagas que parezca una película de terror – dijo Sonya pasando las manos por su pelo. – ¿Película de terror? – dijo confuso. – ¿No sabes lo que son? – pregunté. – Se lo que es una película, pero nunca he visto una de terror. ¿Es enserio? ¿De verdad? ¿Este lugar de verdad es tan retrograda? – Okay... – suspire – Suelta ¿Cuáles son esas medidas? – Bien, primero que nada, no puedes usar la cámara aquí – dijo Alex señalando a Oliver. – ¿Qué? – Refunfuño Oliver – Pero si es una atracción turística. – No puedo creer que te sorprenda Oliver – comentó Lina entre risas – Es decir, era obvio, si de por si las cámaras están prohibidas. – Concuerdo con Lina – secunde – ¿Que esperabas Oliver? – Una consideración – soltó Oliver – ¡Oh vamos amigo! Este es un lugar digno de ser grabado – rogó a Alex, el cual se limitó a negar con la cabeza. – Lo de digno es cierto – afirmó Alex – pero no puedes. – Venga Oliver, puedes meterte en problemas – añadió Nino – Ya hemos visto que no eres bueno escondiéndola. – Seré más cuidadoso – suplico a Alex el portugués. – Lo siento – se disculpó el guía – Pero no es seguro, este lugar está lleno de militares y guardias. – ¿Qué? – Dijo Sonya exaltada – ¿Por qué? – Porque el monumento es un lugar sagrado, y debe tener protección. – Su ejército debe ser inmenso para tener guardias para llevar a una plaza – siguió ella – ¿En Rusia no envían militares a zonas importantes para su país? ¿Histórica o políticamente? – pregunto el guía.      Sonya se quedó pensativa un momento y luego asintió. – Entonces tenemos algo en común – sonrió el guía, lo cual hizo que Sonya se apenara por su comentario. – Puedes grabar con tu teléfono – dijo Zen al portugués. – ¿Con su teléfono? – pregunto Alex. – Cierto – afirmó Oliver.      Mientras esté sacaba su teléfono celular, observé a Alex que miraba en dirección a Oliver muy sorprendido. – ¿Qué pasa? – pregunté al Velumniano. – Nada, es solo que...  – se interrumpió para aclarar su garganta – ¿Ese es tu teléfono? – Si, así es – comentó Oliver mostrando el teléfono – Es un modelo no tan actual pero... – ¿Cómo es que es tan... Plano? – dijo Alex observándole. – ¿Plano? – Parecía confuso pero luego empezó a reír – Has hecho preguntas muy.... – Oliver... – le interrumpí a modo de advertencia – Modérate.      El me miró divertido, sabía que ya debía haber perdido un poco la paciencia con él, pero al ver que yo no estaba bromeando inhaló aire y se modulo. – Preguntas poco comunes hoy Alex, pero esta es definitivamente... – pensó – Especial. – ¿En qué sentido? – pregunto Alex – Bueno amigo, es que, dijiste «Plano» – comentó Nino, que ya estaba participando un poco más. – Si, es que lo es – dijo – mucho – señalo apuntando con la mano al teléfono del portugués – además, el frente es todo de vidrio ¿Dónde están las teclas? ¿Cómo escribes con él?      Todos reímos ante el comentario de Alex, pero él no parecía estar bromeando, no era posible que nunca hubiese visto un teléfono, pero después de un rato de ver a su rostro confuso no pude evitar preguntarle. – ¿Nunca habías visto un teléfono de estos? – No, – confirmo –  he visto teléfonos de muchos modelos pero nunca... – Se interrumpió –  Un momento ¿Todos ustedes tienen teléfonos así? – preguntó.      A modo de respuesta, en aquel momento los presentes intercambiamos miradas para luego comenzar a sacar nuestros teléfonos para que Alex pudiese verlos, y para su sorpresa, no la nuestra, todos teníamos teléfonos «planos». – ¿Eres rico o qué? – Dije a Zen al observar el modelo de su teléfono – Aún no termino de salir y ya lo tienes. – ¿Que te puedo decir? – bromeó el tailandés. – ¿Cómo puede ser? ¡Todos son iguales! – grito exaltado Alex. – No, el de Zen es mejor – dijo Lina. – Pero... ¿Qué clase de teléfonos son esos? – Planos – se burló Zen – No seas tonto Zen – regaño Sonya – Son teléfonos inteligentes – explico al Velumniano. – ¿Cómo así? – Es que tienen mente propia – se mofo Lina. Lo que faltaba – Alex ¿Cómo es tu teléfono? – le dijo Nino, que por lo visto no deseaba ser parte de las burlas hacía el guía. No contesto, se limitó a buscar entre sus bolsillos para sacar un aparato tan antiguo que no veía desde que tenía unos cinco años creo. Era un teléfono Samsung de tapa, de esos que tenían una mini cámara y una pantalla diminuta. – ¡No puede ser! – Dijo Zen tomando el teléfono de nuestro guía en sus manos – Es un dinosaurio. – ¿De qué hablas? Es la última versión. – Si, de los años mil seiscientos – acoto Oliver – Esto es lo último aquí – añadió con orgullo. – En efecto, no podía ser de otra manera – siguió Lina entre risas. – ¡TIENE LA CULEBRITA! – chillo Nino que ahora tenía el teléfono en su poder, haciendo que la tensión se desviará hacia el aparato. – ¿En serio? – Soltó Oliver – ¡No puede ser! – dijo al confirmar lo que Nino había dicho. – Sí que es increíble – me mofe de ellos, que parecían niños con juguete nuevo – Todos volvieron a su niñez. – ¿Alguien siente como un Deja Vu? – dijo Sonya – ¿Bromeas? No, veía uno de estos desde hace años – comentó Zen viendo a Nino jugar. – Nino, cuando pierdas es mi turno – comentó Oliver. – Ni lo sueñes amigo – dijo Nino concentrado – No jugaba esto desde que tenía como siete. – Venga, no seas así, préstamelo. – suplicó. – No. – Sí. – ¡No! – ¡Sí! – Alex dile que me lo preste – rogó Oliver. Niños...      Alex solo se encogía de hombros mientras Lina, Sonya y yo reíamos al verlos así. – ¡Mami Sonya! – dijo el niño de rulos de en frente. – Son como niños ¿en serio? – Grito Sonya – Vamos, devuélvanselo – dijo señalando a Alex. – ¡No! ¡Espera! – chillo Nino. – Ni hablar – dijo la rusa tomándolo en sus manos. Hizo ademán de devolvérselo a Alex, pero luego observo el teléfono, y haciendo una mueca traviesa, cedió a la tentación de jugar aquel juego que todos conocíamos – Ahora es mi turno – comentó poniéndose a jugar      Eso terminó por hacer que me terminará de partir de la risa, Zen me secundo al ver a la corrompedora ser corrompida. – ¿Vieron? – Dijo Alex entre risas también – Es un modelo muy popular. – Si si, nunca pasa de moda – dijo Lina alegre, cediendo a la tentación  y uniéndose al resto del grupo,  tratando de ver a Sonya jugar; era tan cómico ver como todos peleaban entre sí por el teléfono de Alex, al final termine yo también jugando después de que pude liberarlo de las manos de Zen, Alex era puras risas viéndonos luchar por su teléfono. La diversión fue interrumpida luego, cuando después de obtener mil puntos y pasar de mundo, el teléfono sonó, indicando una llamada. – Oh no.... Alex, te llaman – dije entregándole disgustada el teléfono en sus manos. – Gracias – dijo con una sonrisa despreocupada mientras salía del vehículo  para contestar la llamada. – ¿Saben? – Comentó Lina – amaba esos teléfonos, la batería era eterna. – Te entiendo – le respondió Nino – El mío rinde un día a lo mucho. – Cuando no estoy metida en internet todo el día el mío puede durar hasta un día y medio – comenté orgullosa. – ¿Un día y medio? Guau que emoción – se burló Zen. – Muy chistoso – dije – Me partes de risa.      Comenzamos una discusión sobre la duración de las baterías y sobre cual marca de teléfono era mejor, todos concluimos en que los iPhone son una marca superior, aunque dan dolor de cabeza entre tantas limitaciones. Hubiésemos continuado con la conversación de no haber sido interrumpidos por nuestro guía. – Eh ¿Chicos? – dijo Alex desde la puerta. – Oh, has vuelto ya – dijo Sonya – ¿Cómo te fue? – Pues bien, debemos empezar, ya pueden bajar. – Creí que no habías terminado de explicarnos las directrices del lugar – comenté. – Eso, claro, las directrices – dijo Oliver tratando de imitarme. Alex sonrió – Les explicaré en el camino, por ahora bajen – comentó. – Claro, quiero estirar las piernas – dijo Lina. – Pero primero – interrumpió Oliver – Alex, sé que no puedo sacar mi cámara, pero ¿Podrías dejarme grabar disimuladamente con mi teléfono? – Hmmmm – lo pensó – No lo se – Vamos Alex, deja que lo haga, no creo que nadie se dé cuenta – dijo Sonya. – Y aunque lo vieran, duda que alguien sepa que es un teléfono – secundo Lina. – ¡Eso! ¿Ven por qué amo a esta chica? – dijo Oliver haciendo ademán de abrazar a Lina. – Si si si… quiéreme pero de lejos – dijo ella apretando a Oliver – Cualquier cosa podemos decir que es un pisa papeles extranjero – comentó Nino bromeando. – Bueno – comentó Zen – pero solo quiero aclarar que de los pisa papeles, el mío es el más sofisticado. – Cállate Zen – dije a modo de celos – Huelo celos ¿Eh Adela? – Deja de ser tan presumido Zen. – Y tú deja tu cochina envidia Adela. Alex reía – Bien Oliver, puedes usar tu teléfono, pero  que nadie te vea, y debes dejarme ver lo que hiciste después.  –Suena justo, pero debes dejarme grabar tu dinosaurio – dijo Oliver señalando el teléfono del Velumniano. – No es un dinosaurio – remiro los ojos pero luego rió – Bueno, bueno, la tecnología más avanzada de Velum – dijo ofreciéndole un apretón de manos. – ¿Trato? – Vale, pero luego – comentó el chico de ojos grises – Por ahora vamos a avanzar – dijo tras abrir la puerta de la Van.      Todos empezamos a salir en orden para empezar lo que prometía ser un recorrido interesante, y eso que era el primero de muchos lugares, aunque mi atención dse desviaba en buscar por los alrededores en busca de edificios que pudieran facilitarme información. Solo había pequeños locales en frente de la Gran plaza. No era un buen lugar para buscar a una persona  – ¿Adela? – dijo tocando me el hombro, sacándome de mis pensamientos. – Hmmmm – solté – Es por aquí – dijo señalando me el camino, y yo sin más lo seguí.
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