Escalas

2464 Words
     La República de Velum, lugar al cual me dirigía, se encontraba ubicada al Sur, en un lugar llamado «Antiguo Continente», estaba ubicado en el medio de otros dos países, según la información de la página que visite en internet, de los tres era el más amplio territorialmente, y solo se podía llegar a el haciendo una escala por su país vecino «Gratiae» que se supone significa «Gracia». Gracia divina seria si mi padre despierta antes de que regrese.        Metida en mi teléfono, seguía informándome todo lo posible sobre el lugar al cual me dirigía mientras transcurrían las horas del vuelo, las cuales parecían ser interminables.      Después de esperar un montón de horas a qué mi avión despegará, tenía que hacer una primera escala en un país cercano al Antiguo Continente, que tuviese relaciones con el Gratiae, puesto que, no se podía entrar a Gratiae desde cualquier país, tenían reglas muy estrictas al respecto.      La información del paquete de viaje que adquirí para poder ir a Velum, tenía un link que te daba acceso a la embajada de Gratiae, dónde aparecían posibles rutas de viaje de cualquier parte del mundo hasta Gratiae, lo cual en todo este proceso de hacer el viaje, era lo más complicado, tedioso y aburrido. A partir de allí escogí la ruta que me pareció más conveniente, una que iba desde Boston hasta Santo Domingo, en República Dominicana, en una aerolínea llamada JetBlue Airways; de allí a Gratiae, en una aerolínea cuyo nombre no lograba pronunciar, y por último Velum. ¡Yupiiii! Ocho horas de vuelo, unas dos horas más en barco, y Quien sabe cuantas de autobús?        Seguí leyendo sin prestar atención al reloj, el cual deseaba que avanzará más rápido para poder llegar.  ¡Enfócate!       Velum fue descubierto por un monje italiano de nombre Franccesco Diciely, después de que su barco encallara, a dos semanas de su naufragio llegó a Velum. Al ver el lugar maravilloso que había encontrado, fuera de la vista de cualquiera, una cultura nueva de la que nadie sabe nada, dijo que era «Tierra de Gracia» dónde podía sentir a su espíritu nutrirse. ¿Que se fumó este hombre?      Este grupo de islas, se encontraba repleto de nativos sin conciencia del mundo exterior, por lo que Diciely tomo la importante decisión de formar e instruir a los Velumnianos.      A partir del año 1853, fue declarada República de Velum, marcando su independencia de las naciones vecinas del mismo Antiguo Continente.       El resto de la historia será revelada durante su recorrido por el país... Feliz visita, Vivat imperator! – ¿Eso es todo? – exclamé en voz alta, lo que provocó que mis compañeros de vuelo me mandarán a callar.      Seguí leyendo en la página, pero no encontré nada a parte de ello. Está era la página oficial de la embajada, y ni ella tenía más información ¿Por qué tanto misterio? Imposible que en doscientos años no hubiese ocurrido algo más. ¡Qué tacaños!      En algún momento habré descansado después de vivir unas interminables horas de vuelo, mi consuelo fue escuchar en el parlante blanco de la esquina del avión a una señorita que, después de hablar en una serie de idiomas, explico en el mío que al parecer ya habíamos llegado a lo que se conoce como el «Antiguo Continente», y que estábamos por aterrizar en Miserere, capital de Statum Gratiae.      Lo que me esperaba no era nada alentador, después de tantas horas de vuelo, un cuello entumecido y un cuerpo agotado; debía hacer las escalas faltantes. En la capital de Gratiae, me esperaba un viaje a la frontera, que sería un viaje en tren o autobús, dependiendo de la disponibilidad del tren y del número de viajeros. Después tomaríamos un barco que nos llevaría a la línea fronteriza con Velum. Luego otro viaje hasta la capital de Velum, Luminus. ¿Más horas de viaje? ¡Nooooo!       Mientras me acomodaba para el descenso, pensé en el hecho de que, al menos en esas últimas horas había pisado tierra de dos países extranjeros. Interesante si lo ves desde la perspectiva del viajero, es decir, había hecho todo un recorrido. Si, bonito, el que dijo que lo importante es el viaje, no el destino, es un idiota que seguro nunca ha viajado Velum.      Un sentimiento de pesadez me saco de mis pensamientos, me sentía observada, como si clavaran una mirada pesada sobre mí, no es un sentimiento muy agradable. Tras recorrer con mi mirada los alrededores, noté la procedencia de aquella pesada mirada, dos ojos grises me observaban desde uno de los asientos de en frente; eran los ojos de una niña hermosa, de cabello oscuro y tez pálida, cuyos rasgos hacían que sus ojos se vieran endurecidos. – Oh, hola – dije saludando.      Ella no respondió, pareció darse cuenta de que le hablaba a ella, por lo visto era tímida, puesto que en lo que le hable está se asustó y volvió a su asiento. ¡Genial Adela!      Me levanté sin que las aeromozas se diesen cuenta y toque el hombro de la chica, al verme pareció un poco atemorizada. – Lamento haberte asustado – me disculpe, ella me vio con cara extraña pero luego asintió. – ¿Cómo te llamas? – pregunte. – Oculos habes colorem Jade: quomodo hoc fieri potest? – respondió ella en un idioma que no entendí. – Disculpa, no hablo.... Ammmm – me quedé pensando, ni siquiera sabía que idioma era ese. – Latín – dijo una voz femenina a mi lado, la de mi compañera de asiento.      Era una chica rubia, de ojos azules y mirada dura, era la clase de mirada que te deja helada; ella tenía un aire de sofisticación y elegancia, pómulos marcados y su piel era del color de la porcelana blanca más fina. Parecía toda una muñeca, hermosa y delicada, cualquiera que la hubiese visto habría pensado lo mismo que yo.      Hablaba mi idioma, pero tenía un acento extraño, lucía una chaqueta azul afelpada, pantalón caqui y un suéter de cachemira blanco, usaba maquillaje ligero a excepción de sus labios, que estaban pintados de un rosado fuerte. El azul de su chaqueta iluminaba su rostro, marcando aún más sus rasgos; su cabello iba recogido en una trenza que, por las horas de viaje, se había deshecho un poco, dándole un aspecto menos pulcro y más relajado. Con todo y ello seguía viéndose preciosa. Era definitivamente una mujer muy hermosa. ¡Maldita! ¿Cómo puede ser tan bella?... Debería ser ilegal. – ¿Latín? – Pregunté – pensé que ese era un idioma casi extinto.      En historia, habíamos visto sobre aquellos lenguajes obsoletos. – Si, casi – dijo ella – En el Vaticano aún lo usan, pero moderadamente. Hasta su voz es bella. – Eso no explica porque ella me habló en latín. – Es el idioma oficial de los países del Antiguo Continente.  – Oh, no lo sabía – dije sorprendida. – Descuida, es normal, nada de eso sale en internet – añadió restándole importancia.      Era cierto que había muy pocos datos, de los tres países de ese bendito Antiguo Continente, pero en dado caso de que yo no lo hubiese encontrado o previsto... ¿Cómo es que ella si lo sabía? – ¿Cómo lo sabes? ¿Habías venido? – pregunté curiosa. – Vine a Gratiae el año pasado, ¿Y tú? – dijo esbozando una sonrisa, yo negué a modo de respuesta. – Es la primera vez que viajo por estos lados – agregué. – Te va a gustar, es hermoso aquí – dijo entusiasta.      Observaba sus gestos tan glamorosos, en serio era muy grácil en sus gestos, una dama hecha y derecha como diría mi abuela, aunque no podía ser un poco más grande que yo, tal vez un par de años más. – No voy a quedarme en Gratiae – aclaré a la chica de al lado. – ¿Dónde vas?  – A Velum.      Eso pareció asombrarla sobre manera, parecía más entusiasta al respecto. – ¿En serio? – Añadió – Yo también voy para allá. Interesante. – Genial, ¿Cómo es allá? – pregunté.      Ella dudo un momento antes de decir que no lo sabía. – ¿No habías venido? – Vine a Gratiae, nunca he ido a Velum – aclaró. – Sigue siendo un misterio entonces. – Para ambas – dijo sonriendo. – Bueno... Tal vez estemos en el mismo grupo de viaje – añadí cortésmente.      Ella me miró asombrada, antes de echarse a reír en mis narices, la peor parte no era que se burlara de mí, era que su risa era una sinfonía perfecta, cada una de sus carcajadas era armoniosa. ¿Cómo puede ser? – Disculpa – dije aclarando mi voz – ¿No sé qué te parece tan gracioso?       Al mirarme noto que su reacción me había disgustado, por lo que se contuvo un poco y pidió disculpas. – Vale, perdón, es que... Me sorprende que no lo sepas. – Por lo visto tú lo sabes – agregué aún con disgusto. – Perdón, es que se me olvida... Lo que pasa es que si somos del mismo grupo. – ¿Cómo dices?  – Vas a viajar con el paquete de VelVoyager ¿Cierto? En serio ¿Cómo lo sabía?  – Así es – afirmé. – Claro, igual yo – añadió – Solo se permite la entrada a Velum por un paquete de turistas, el de la única compañía autorizada, que es VelVoyager. ¡Vaya! – ¿Si? – pregunté, ella asintió. – De hecho, – continuo – es la única que hace viajes hasta para los nativos. – ¿Ósea que más nadie puede entrar o salir de allá si no es por esa compañía? – Legalmente no. – ¿Y los aviones? – No lo sé, solo te digo lo que sé de cuando estuve en Gratiae.       El paquete de VelVoyager te ofrecía llegar a Velum por medio de un viaje en barco, no había un avión en ninguno de los planes de viaje. En un principio pensé que tal vez era lo más barato y hasta podría ser entretenido, no tenía idea de que era la única manera. – Entonces, no sabes el por qué tampoco ¿No? – pregunté más por un impulso de mi curiosidad. – No, pero supongo que es porque son un país muy reservado. Y que lo digas, tanto que no sale nada de nada en internet. – Dime, ¿Alguna vez habías escuchado de Velum antes de siquiera platearte venir? – preguntó.      Antes de recibir la carta había visto muchas series, jugado juegos, y visto eventos importantes a nivel mundial como los juegos Olímpicos y los mundiales de fútbol, pero nunca había visto u oído mencionar el nombre de Velum, o de alguno de esos tres países. –No, la verdad no. – Ya por allí tienes lo reservados que son. – ¿Cómo te enteraste de su existencia? – Hace unos años atrás, – comentó – un comité de Velum fue a San Petersburgo, estaban en firmas de acuerdos comerciales o algo así – dudó – mi padre fue quien me llevo, y como el nombre se me hizo curioso, aproveche de adentrarme e investigar un poco más, claro – aclaró mientras arreglaba su trenza ya deshecha – no es que me revelarán mucho, pero fue allí donde supe de su existencia. – Eres rusa. ¿Eso es todo lo que te quedó de lo que dijo?  – Así es, – exclamó orgullosa – y ¿Tu? – Americana – insté. – ¿En serio? – Cuestionó – No se nota. – ¿Eso es un cumplido? – pregunté. – Supongo que depende de si eres muy patriota. – No tanto – aclaré. – Entonces sí.      Después de hablar conmigo durante un tiempo más, sobre sus experiencias en Gratiae, y como no había podido viajar a Velum sino hasta ese momento, me di cuenta de que era alguien simpática. Eso tiene que ser una broma... Bonita, elegante y simpática ¿Qué sigue? –Por cierto, soy Adela Windshields. – comenté tras darme cuenta de que, a pesar del tiempo que llevábamos hablando, no nos habíamos presentado.      Le tendí mi mano a modo de saludo y presentación, ella la observó y luego a mí, no sabía si era un gesto extraño, pero luego esbozo una sonrisa, una diferente, una que la hizo parecer más joven, más dulce y menos fría. – Sonya – dijo dándome su mano – Sonya Shaik – se presentó devolviéndome el saludo. – Es un placer– añadí cortésmente – Oye, no quisiera molestar pero... – empecé algo apenada. – ¿Si? – Es que... ¿Tú sabes qué fue lo que me dijo? – pregunté, haciendo referencia a la niña.      Ella rió sutilmente. – ¿Crees que se latín? – dijo más como una afirmación que como una pregunta. – No lo sé... ¿Sabes? – pregunté. – ¿Tu qué crees? – interrogó.      Mire su rostro, denotaba seguridad, su respiración era normal, sus ojos reflejaban más curiosidad que inquietud. – Creo que sí. – ¿Cómo lo sabes? Te delata tu cuerpo querida. – Algo me lo dice – comenté inocente. – Que lista – dijo a modo de halago – Ella comento algo, después elaboró una pregunta – añadió a modo de respuesta a mi pregunta. – ¿Que pregunto? – dije ansiosa por saber. – Dijo: «Tienes los ojos del color del Jade ¿Cómo es eso posible? ». ¿Del color del Jade?  – ¿Cómo es posible tener los ojos verdes? – pregunté observándole, esperando que me aclarara un poco sobre el comentario. – ¡Hey! Tampoco sé que significa, solo te traduje – dijo alzando las manos a modo de rendición. Supongo que me quedare con las ganas de saber. – ¿Ósea que si sabes latín? – dije cambiando de tema. – Jum... Algo – comentó inocentemente. Para rematar, inteligente. – Creo que eso va a ser útil – añadí. – El tour será en inglés, descuida. Eso ya lo sabía. – Eso es consolador – dije exagerando el alivio. – No para los alemanes – bromeó, lo que me hizo reír.      El avión había empezado a aterrizar, así que teníamos órdenes de mantenernos en nuestros asientos y abrochar nuestros cinturones. – ¿Por qué decidiste viajar a Velum? – pregunto Sonya a mi lado. – Pues... Tengo mis motivos – respondí desviando su pregunta. – Todos los tenemos ¿No? – añadió ella, y aunque no venía en contexto ni nada por el estilo, pero eso me hizo pensar.     Inconscientemente toque el guardapelo de mi madre, mientras mi mente divagaba en recuerdos; recuerdos de mi padre, de mi madre, de mi hogar, de mi vida.     Esos son mis motivos. 
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