Capitulo tres. Adiós.

2852 Words
El resto del verano fue maravilloso, cada tarde la pasaba con Johan, salíamos a caminar, comíamos helado, nadamos, estuvimos de camping, hicimos el amor bajo la luz de la luna y siendo las estrellas nuestro único testigo. Pero a medida que el verano se terminaba nosotros nos tornábamos de un humor extraño, sabíamos que debíamos separarnos y todo por mi ego, todo porque yo lo elegí así. Esa noche en especial estaba en mi habitación escuchando el croar de los sapos, analizaba mis opciones, por una parte, quería quedarme con él, ir a New Haven en lugar de New York, hacer una vida juntos, acompañarlo en sus largas horas de estudio, y porque no, tal vez estudiar yo también. aunque si me voy con él solo hay una cosa que si tengo clara, no seré famosa, tendré una vida exitosa y cómoda, pero no famosa. O tal vez en unos años terminemos como sus padres, divorciados, solos y enojados. Sin embargo, ir a New York es mi elección, es el lugar donde sueño desde que tengo memoria, quiero perderme en la selva de cemento, entre los grandes edificios, quiero caminar por las calles, vivir en un edificio, donde no se escuche el croar de las ranas, verme elegante, como de la gran ciudad. Con ese pensamiento me quedo dormida, para al día siguiente cuando bajo a desayunar encontrar una recepción en la cocina, mis padres quieren conversar conmigo, y no sé porque estoy tan nerviosa. — Amelie, falta dos semanas para que termine el verano ¿Qué piensas hacer con tu vida? — pregunta mi madre preocupada — se que andas saliendo con el hijo de Marie, Johan, pero también se que él en una semana se va para Yale, ¿y tú? ¿Qué piensas hacer de tu vida? — Me voy para New York — digo en voz firme y desafiante aunque por dentro estoy temblando y a punto de llorar. — ¿Es en serio Amelie? ¿sigues con esa misma historia? Ya no tienes diez años, ¿Qué piensas hacer de tu vida? — mi madre se pone de pie y camina, se prepara para el sermón del día — no te quisiste presentar a ninguna universidad, no estas trabajando, desde el invierno pasado no te he visto trabajar, ¿crees que es solo llegar y ya? — Si mamá, creo que es así, creo que es solo llegar y ya. — ¿Cuánto tienes ahorrado para iniciar? — Mil dólares – respondo desafiante. — Con mil dólares no llegaras muy lejos — dice pensativa — hagamos una cosa — se vuelve a sentar otra vez mientras intercambia miradas con mi padre, odio cuando hacen eso parece que hablaran en un idioma que no conozco — te voy a dar con tu padre cinco mil dólares, con eso deberás comprar los tiquetes para ir en bus o podrás comprar un auto y conducir hasta allá, conseguir un lugar donde vivir y mantenerte con ello un tiempo mientras empiezas a trabajar… — Luego te damos un año — ahora es mi padre es quien toma la palabra, como si tuvieran orquestado el discurso — tienes un año desde el día que salgas de casa para vivir en un lugar decente y tener un empleo, si estas en indigencia te devuelves a casa, deberás llamarnos todas las noches y no me importa la edad que tengas, eres nuestra hija y queremos lo mejor para ti, así que a la primera situación en donde no estés bien, volverás a casa. — Si papá, yo te llamo — digo en voz monótona y poniendo los ojos en blanco – no te preocupes, yo te llamo y si algo me pasa volveré a casa. — Hija – dice mi padre en tono conciliador y mirándome a los ojos – te amamos, eres nuestra niña pequeña, nuestra princesa, queremos lo mejor para ti, tus hermanos mayores ya tienen su familia y hemos estado atentos de ellos; otros de tus hermanos están organizando su vida, y ahora tú, nuestra pequeña va a iniciar su propio camino. — No tienes idea lo que eso nos asusta – dice mi madre – tus hermanos están haciendo sus caminos, pero no tan lejos de nosotros… — Tenemos otra cosa que contarte – dice mi padre, ellos se pasan la palabra del uno al otro – vendimos la granja. — ¿Qué? – pregunto atónita - ¿van a vender la granja? — Si, la vendimos, no tiene sentido seguir viviendo en algo tan grande solo los dos, con el dinero vamos a viajar por el mundo durante un año – dice mi madre con ojos soñadores - después decidiremos que hacer, pero igual seguiremos pendiente de ti, luego decidiremos donde vivir, sabes, quiero montar una pastelería o algo así, pero primero quiero ir de viaje, lo que no hicimos cuando éramos jóvenes. — ¿Por qué no me dijeron eso antes? – pregunto sorprendida. — Porque queríamos darte la oportunidad de escoger, al final es tu vida, nosotros decidimos en nuestro momento ahora es momento que lo hagas tu – dice mi padre de forma sincera con su mano derecha sobre mi hombro. — ¿Qué tienes con Johan? – pregunta mi madre sin mayores rodeos. — Nada – suspiro triste – me hubiese gustado que pasara antes, pero ahora no somos nada… Ellos intercambian miradas, pero no dicen nada, por lo que deduzco en su lenguaje se dijeron no mas preguntas, así que me sirvieron el desayuno y comimos tranquilos mientras hablábamos de los países que tienen planeados visitar y los lugares que querían ver, es un itinerario muy completo el cual empezarían por los países del caribe para evitar el frio, pasarían viajando un año completo, algo que me alegra mucho, se lo merecen, partirían dos semanas después que yo salga de casa, para la buena fortuna de mis padres, esa noche mi papá se gano la lotería, muchos de miles de dólares, por lo que se quedaron con una gran suma con la que se irían de viaje y comprarían un lugar para pasar sus días de retiro con el dinero suficiente, y aparte a cada uno de los hijos nos dieron algo de dinero, por lo que iría a New York con los mismos cinco mil dólares, pero mis padres me enviarían una suma adicional mensual, hasta que fuese totalmente autosuficiente. Esta era la última semana de Johan en la ciudad, cada vez que lo veía los ojos se me llenan de lágrimas, no puedo creer que vaya a dejar ir al hombre que amo solo por una ilusión de ser famosa, pero soy consciente que quedarme con él es también una ilusión, la de una vida perfecta, que tal vez tampoco llegue. Sin embargo, los besos son más dulces, hacer el amor es más placentero, nuestros cuerpos reaccionan con solo vernos, es algo extraño, algo hermoso, algo dulce, no quiero que se termine, pero tampoco puedo quedarme mas tiempo, tengo que ser mas fuerte, tome una decisión y debo continuar con ella. Estamos desnudos, uno junto al otro luego de hacer el amor, cuando Johan rompe el silencio. — Amelie, mis padres no podrá acompañarme a la universidad – hace una mueca de resignación – ya sabes como es todo con ellos, siempre están ocupados desde que separaron, mi padre con su nueva familia y mi madre creo que esta ansiosa que me vaya para empezar a vivir con su novio. — ¡Oh! Entiendo – digo sorprendida - ¿quieres que yo te acompañe? – suelto de golpe. — Si, justo estaba por pedirte eso – dice emocionado – mi padre me regalo un auto para que vaya hasta la universidad, es la forma como suple su ausencia con cosas y dinero – dice triste. Se hace un silencio entre los dos, honestamente no se como afrontarlo, no se que decirle, ni como responder, pero hago lo mejor que se, cambiar de tema. — ¿Cuál es el itinerario? ¿Cuánto tiempo es el recorrido? — Es muy corto – dice sonriendo – es poco más de mediodía de viaje, pero he pensado en hacerlo en dos días, con eso haríamos un viaje juntos, igual tenemos tiempo de sobra, faltan casi tres semanas para entrar a clases, saldríamos la próxima semana y me tomaría mi tiempo para instalarme en el campus. — Y luego yo tomaría camino a New York – digo pensativa acariciando su pecho desnudo – creo que son dos horas de distancia. — ¿ya tienes un lugar donde vivir? – pregunta acariciando mi espalda - ¿Dónde podría encontrarte? — Si, ya tengo un lugar donde vivir, lo encontré por internet, es en Manhattan, luego te paso la dirección. El silencio se apodero del lugar, una sensación extraña invade el espacio, el rompe el silencio subiéndose sobre mí y dándome un beso, para terminar, haciendo el amor otra vez. Esa misma noche le cuento a mis padres que viajare con Johan, que iremos en su auto, y luego yo saldré en bus hasta mi nuevo hogar, se que en silencio ruegan por que me quede viviendo con él, creo que prefieren eso a verme viviendo sola en una gran ciudad, piensa que por lo menos con él tendría un vida mas estable y tranquila. Al día siguiente estoy guardando en una caja las pocas cosas que llevare conmigo, una maleta con ropa, y algunas fotos familiares, el computador que mi madre me regalo en el último cumpleaños, lo demás lo dejare en casa, mis padres se encargaran de ello. Mi madre cada vez que me ve limpia una lagrima que amenaza con escaparse, mi padre me mira con nostalgia, es como si de alguna forma el hecho que decidiera irme de casa significa cerrar un ciclo para ellos, y creo que ese es su afán de irse de viaje, y vender la granja, cortar con todo lo que les amarre a esos recuerdos, felices y tristes al mismo tiempo. Dos días antes de mi viaje, nos reunimos con varios de mis amigos para hacer una gran fiesta de despedida, fui con Johan, él no acostumbraba a ir a ese tipo de lugares, así que fue un poco… digamos que extraño. Todos murmuraban que estuviéramos de novios, hablaban a nuestras espaldas, no podían entender como estábamos juntos, y el chisme era que nos íbamos a ir a vivir juntos, al final me canse que hablaran tanto de mí, me puse de pie y me fui con Johan, no me importaba si lo nuestro terminaba en una semana o si fuese para siempre, pero no quiero que mi vida este de boca en boca. La mañana de nuestro viaje, me levante muy temprano, me duche con calma, me vestí, desayune en familia, mis madres me miraban con nostalgia y limpiaban algunas lágrimas, mientras que yo sentía un vacío inexplicable, como si tuviera un gran hueco en mi estomago de esos que no se pueden llenar con comida, sentía mucho miedo, las manos me sudaban, todo estaba listo para el viaje, y era lo que mas añoraba y deseaba, pero esa sensación me estaba haciendo decidir por quedarme en casa. Cuando siento un auto llegando, debe ser Johan que viene a buscarme, mi madre sale de la cocina para abrirle la puerta, al volver entra acompañada de él, quien también se sienta con nosotros en la mesa a comer, conversamos un rato, y luego recogí mis cosas, las guardamos en el baúl del auto, para luego llegar el momento mas difícil, despedirme de mis padres. No sabia por donde empezar, sentía las manos como inútiles, intentaba no llorar, muchas veces vi a mis hermanos despedirse de mis padres y de mí, quien era la única que no se iba de casa, llore cada una de sus partidas, porque cada día me quedaba mas sola, y ahora me tocaba a mí, tenía un nudo en la garganta, intentaba decir algo que no salía, Johan guardo la distancia y se quedo lejos como observador de nuestra despedida. Al final las lagrimas hicieron presencia mientras nos abrazamos, dejamos que toda esa sensación saliera y nos liberamos. Con los ojos rojos, sorbiendo mocos subo al auto, Johan se despide de ellos para luego arrancar nuestro viaje hacia la vida adulta. Los primeros kilómetros estoy llorando, para luego sentirme más tranquila, Johan llevaba sus dedos entrelazados con los míos, nunca se separó de mí, en definitiva, cada segundo que pasa replanteo mas la idea de continuar, de separarme de él, pero solo tengo dieciocho años quiero vivir, quiero recorrer el mundo antes de quedarme para siempre con un hombre. Si alguna vez has viajado en carretera, debes saber que es un viaje tan hermoso y alucinante como a su vez tan aburrido, por momentos es solo la carretera, no hay nada mas que ver, por momentos sientes el estupor de estar en línea recta y el sueño hace presencia. Por otros momentos vez paisajes hermosos, llenos de vegetación y vida, conoces gente, pasas por restaurantes conoces nuevos sabores. El viaje que debíamos hacer en unas quince horas, el cual habíamos planeado para dos días, termino convirtiéndose en cuatro días, había tantos lugares que nunca habíamos visto, que no dudamos en conocerlos, éramos solo los dos, sin afanes, teníamos una fecha de llegada en Yale, pero por lo demás teníamos tiempo. La segunda noche paramos en Washington D.C, siempre quise ver, aunque sea por fuera la casa blanca. Caminamos de la mano por la ciudad, vimos a las personas con trajes elegantes caminando de un lado a otro, junto con los turistas como nosotros tomándose fotos con sus cámaras, algunas digitales otros aun con las de rollo. Nosotros nos tomamos una foto en un photo box, el se llevo una tira de fotos y yo la otra, no teníamos presupuesto para nuestra cámara fotográfica, honestamente el dinero que mis padres me dieron preferí guardarlos para vivir en New York, no se que me deparaba la vida, así que era mejor tener una buena suma de dinero ahorrado, nunca le conté a Johan con cuando dinero viaje. La ultima noche la pasamos en un hotel de camino, realmente pudimos haber llegado a la universidad, era solo cuestión de conducir tres horas más, pero no quisimos separarnos, nos cuesta la decisión de que yo tenga que tomar un camino distinto, este viaje a sido de ensueño, hemos conocido tantos lugares juntos, que realmente estoy pensando seriamente quedarme con él en New Haven, quizás ese sea el refugio que mi alma necesita. Esa noche hicimos el amor con lagrimas corriendo nuestra cara, se que aun tenemos un poco mas de tiempo juntos, pero el verano maravilloso termino, tal vez es mejor así, viví la mejor experiencia del mundo con él, quizás si hubiésemos sido novios antes, hubiese hecho lo que mejor se hacer, arruinarlo todo. A la mañana siguiente llegamos a Yale, el silencio hizo presencia entre nosotros dos. Juntos caminamos hasta su nueva habitación, es espaciosa y tendría varios compañeros, apenas nos saludamos, no alcanzo a cruzar palabra con ellos, luego que él deja sus cosas, las mías siguen en su auto. — ¿Te puedes quedar conmigo? aquí cerca hay un hotel, me quedo contigo esta noche, cuando las clases empiecen… — Si – digo mientas asiento y contengo las lágrimas – yo me quedo contigo. Él toma mi cara, la alza para hacerme verle a los ojos. — Amelie, te amo, y quiero que estés bien – se inclina y me besa mientras mi cerebro sufre un corto circuito. Una cosa es que mis padres me digan que me aman y otra es un hombre, en especial él, estoy perdida, creo que no tengo reversa. Esa noche la pasamos juntos, me hizo sentir la mujer mas especial de todas, se que New York esta a una hora en auto, se que es super cerca, pero mi mente dice que una vez que llegue a esa ciudad lo nuestro se terminaría, todo esto acabaría. Estoy en sus brazos durmiéndome, luego de volver a hacer el amor, estamos juntos en un pequeño hotel, nuestros dedos están entrelazados, cuando su voz me llega. — Amelie, si quieres te llevas mi auto, es mas yo te llevo y me lo traigo de regreso… Asiento con un nudo en la garganta y mis ojos aguantando las lágrimas, no puedo dormir, doy vueltas en la cama, no quiero despedirme de él, sería muy difícil hacerlo, antes que el sol salga, me levanto de la cama con cuidado, me visto, mis cosas siguen en el baúl del auto. Le escribo una pequeña nota, tomo las llaves, le doy un beso y en los labios y me voy. El sol empezaba a despuntar por el este cuando me dirijo a mi nuevo hogar con lágrimas en los ojos. “Me lleve tu auto, te lo traigo de vuelta en unos días, no soy capaz de despedirme de ti, por favor entiéndeme, estudia mucho y sé el mejor, hazme sentir orgullosa de ti. Te amo.”
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD