Me desprendo de él porque aún tenía su grandioso m*****o dentro. Sin mirarlo a ver arreglo mi falda que solo quedó en mi cintura y corro al baño, al salir coloco mis tacones y me propongo a salir —Bella—, pronuncia con suavidad —¡Espera! —, me detengo en seco, lo siento acercarse, se para tras de mí y aspira de mis cabellos —Tenemos que hablar. —No—, dije al girarme —Esto es solo sexo, más nada, eso ya lo sé, no es necesario que me lo digas—, le digo y salgo, busco mi hilo y blusa, una vez puestos me retiro. Al llegar a la planta baja me encuentro con mi padrino. —Cariño, te vez fatal. —Lo siento padrino, debo irme—, dije y pasé por su costado, detuve un taxi y me dirigí a casa, al llegar a mi habitación me lancé sobre la cama y clavé la mirada en el tejado, luego empecé a reír como una