Franco llevaba horas despierto cuidando el sueño de Katia, que lloraba tristemente con sus ojos cerrados y temblaba.
Besaba sus lágrimas y acariciaba su cabello, mientras la mantenía contra él para darle su calor, enredando sus piernas en las de ella y abrazando su espalda.
¿Por qué no paraba de llorar? Estaba preocupado, deseaba que despertara pronto, pero era imposible y él no quería despertarla, tenía miedo de asustarla, porque una vez su madre le había contado de un anciano que murió de un ataque al corazón por ser despertado de un delirante sueño.
Ella no era una anciana y eso estaba claro, pero su sensibilidad lo asustaba. Seguía mirando su rostro como si él le fuese a decir que veía en esos sueños que él pensaba eran pacíficos, le angustiaba terriblemente el hecho de no poder e
