Capitulo 3

1111 Words
Marian vuelve de su almuerzo y cae en cuenta que su jefe no ha salido a almorzar ella se alarma pues ha empezado a encariñarse si se le puede llamar así con él, lo ve más pálido que de costumbre y ella con su gesto preocupado se acerca un tanto nerviosa. -Disculpe señor San Isidro - habla delicada y un tanto titubeante con el corazón acelerado - ¿necesita algo? - inquiere. -No, Marian estoy bien sólo estoy algo agotado - hace gesto de acomodarse la corbata y Marian lo mira embobada sin duda ese hombre le atrae, como le gustaría ser ella quien le quite la corbata pero niega internamente tal pensamiento. -¿Ya almorzó? - la mira curioso - disculpe mi indiscreción pero le veo muy pálido - Emiliano sonríe. -No te preocupes - le gusta que ella se preocupe por él, por un momento se imagina como sería si fueran pareja, deshecha la idea es un hombre casi que comprometido - los informes ni me cuadran y no he podido comer nada...- suspira con exasperación y estrés por el trabajo, Marian asiente. Se retira y aún le queda un tiempo de su almuerzo, va y le compra comida; sin mayor pretensión toca la puerta de su jefe con media sonrisa intenta mostrarse tranquila pero la verdad es otra. Él le hace saber que siga sin dejar de mirar sus estados financieros. -Señor San Isidro tal vez me estoy tomando atribuciones que no debo pero le he traído algo para que coma - titubea y él no deja de sonreír - ¿si me permite puedo ayudarle con ese informe?. -Marian - se deleita al decir ese nombre - no debiste preocuparte aún estás en tu tiempo de descanso, ¿Por qué no vas con Guillermo? - la mira expectante y algo de él quiere saber más de la pelinegra solo que no se anima a preguntar directamente. -Guillermo está con Marivel - explica como si debiera hacerlo - salieron juntos no es ninguna molestia - inconscientemente humedece sus labios, su pecho sube y baja desenfrenadamente con esa sensación de intimidad que empieza a sentir - usted me ha explicado antes cómo hacer este tipo de informes - Emiliano asiente perdido en su bonita figura - me dijo que somos un equipo así que si no es mucha atribución yo quiero ayudarle - ofrece con el corazón acelerado. Emiliano sonríe ampliamente ante todo lo que le ha dicho a Marian, tan es así que siente la imperiosa necesidad de tenerla cerca una parte de si desea tenerla entre sus brazos. Ella siente sus piernas temblar, le gusta la sonrisa de su jefe pero se reprende sabe claramente que es un hombre comprometido su manera de ser no la deja llegar a más, son noches enteras pensando y pensando en los pequeños detalles que según ella los une. Pasan algunas horas y ya son las 22 horas es tiempo de que cada uno se vaya a su casa a lo cual Emiliano acota de manera galante: -Seguro tu familia y tu novio están preocupados por la hora - revisa su reloj mientras toma su maletín y acomoda su saco - permíteme llevarte a tu casa - Marian lo mira dudosa pero ante el gesto suplicante de su jefe acepta. -No, no tengo familia ni pareja - explica con un gesto indescifrable - soy huérfana y no tengo hermanos así que no hay nadie esperándome, no se preocupe. Emiliano sonríe descaradamente y de manera disimulada la toma de la cintura con la excusa de ayudarla a subir al carro, ella suspira pero se regaña por hacerlo. Entre tanto Emiliano no deja de detallar a la mujer y le gusta lo que ve, rápidamente recuerda su estado civil y reniega. Al llegar, Emiliano se despide de Marian y le toma la mano para depositar en ella un beso, Marian le sonríe sintiendo como se estremece; Emiliano se siente encantado y su corazón va a toda velocidad; luego de despedirse de la morena decide ir a buscar a Fabiana pues se siente culpable por  sentirse atraído por su secretaria, tiene una copia de la llave del departamento de Fabiana, entra y nota qué hay velas sonríe pensando que tal vez sea una sorpresa pero la ropa de su prometida está tirada en el suelo lo cual lo hace aterrizar, nota la envoltura de un preservativo y su gesto se endurece, entra a la habitación principal Fabiana gime desesperadamente el nombre de otro, Emiliano está de piedra y su aprieta los puños, sus dientes rechinan enseguida lo notan, Emiliano sale corriendo sintiéndose indignado. El, siente dolor en su orgullo pero no hay deje de celos, ni siquiera le duele su relación es más se siente liberado. Emiliano se siente más aliviado sin Fabiana pero no contaba con que al otro día ella iría a buscarlo, antes de este encuentro nota como hay ruidos en la oficina pues paso ahí la noche, ya que no quería que sus tías le agobiaran con preguntas acerca de su rompimiento o exigiendo que perdonara a Fabiana o tal vez felices pues nunca les ha gustado ninguna mujer para él. Marian llega temprano, es el día después de la paga así que va con un conjunto nuevo lleva una falda de tubo negra, blusa blanca y unos accesorios a juego, su maquillaje como siempre muy natural, está organizando la oficina  aprovechando que está "sola" para ver temas de la universidad, está tan concentrada que no ha pillado que tiene uno de los botones de la blusa abierto y es cuando Emiliano sale a curiosear que es el ruido y no puede evitar dirigir su mirada a esa parte del cuerpo de Marian, quedando casi que botando la baba y su corazón desbocado por no decir que otra cosa. Marian se lleva un lápiz a la boca y lo muerde cosa que a él le encanta aún más. Carraspea y la joven levanta la mirada, se siente ruborizada y más aún cuando ve las miradas que le lanza su jefe. -Bueno días señor San Isidro, no sabía que ya había llegado ¿se le ofrece algo? - traga saliva y Emiliano intenta desviar su mirada. -Buenos días Marian, no se me ofrece nada, continua con lo que estas haciendo - él sonríe y Marian se da cuenta que su jefe está con ropa del día anterior y tiene pinta de no haber dormido bien. -¿Seguro? No quiero soñar metiche pero tenemos una junta con los italianos y … - titubea, lo mira y no sabe cómo explicar - están por llegar en menos de una hora. Continuara...
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