Herick se sintió abrumado por una mezcla de incredulidad y frustración. ¿Acaso su padre no se daba cuenta de lo absurdo que sonaba todo aquello? ¿Cómo podía pensar que era aceptable casarse con dos mujeres diferentes, como si nada y, además que, ya todo estaba resuelto y acordado por las familias? Siempre había seguido los decretos de su padre, evitando confrontaciones y conflictos mayores entre ellos. Pero esta vez, la situación había alcanzado un límite. Su mandíbula tensa reflejaba la tormenta de emociones que estaba experimentando en ese momento. Sin embargo, guardó silencio. Miró con frialdad e inflexibilidad a su padre. Tensó la mandíbula y dio un paso hacia atrás. Abandonó el despacho y cerró la puerta detrás de sí. Al hacerlo, divisó a Hilda en la distancia, que esperaba de pie en