A la mañana siguiente todos sus familiares habían regresado a sus trabajos, excepto Leticia y Richard los cuales tenían que hablar seriamente con sus hijos. Cuando sus padres les reunieron en el comedor familiar para anunciar que habrían cambios en la familia. Lo primero responderían a un equipo de seguridad aún más estricto que el anterior, no saldrían de casa, no más eventos públicos sin revisión previa o supervisión, no más alcohol para menores de edad y su padre estaría más en casa, los tres se miraron preocupados.
—Es por el bien de la familia.—Dijo Richard a sus hijos. — Kamille, lo siento pero tus videos tienen que parar.
—Acordamos ayer...
—Hay alguien amenazando a la familia —Anunció Leticia.—No sabemos quién es, pero, parece real. Ha pasado por semanas, pero, esta vez han logrado meter un mensaje a casa presidencial y otro a safe Westborn, ambas casas son impenetrables, sin embargo, Piedad y Sami han despertado con una caja en la puerta de sus habitaciones que decía: ¨todos sus secretos serán revelados¨ y había fotos de todas las familias, pero, tomadas todas por tú cámara Kamille. Estás dando demasiada información y eso pone en riesgo a todos los que amas.
—Mamá, tú acabas de meter a un capo en la cárcel y papá renovaste la táctica de defensa del país contra las drogas y el crimen organizado. ¿Yo soy el problema?
—Ese es nuestro trabajo hacer el país más seguro para todos. El tuyo hasta ahora es terminar de educarte. Kamille y Elise, conocerán a su nueva institutriz, les dará clases desde acá por lo que resta del año.
—Will, solo saldrás a entrenamiento —Aclaró Leticia.
—¿Por lo que resta del año? —repitió Elise. —Estamos 15 de marzo, papá...
—Yo tengo una fiesta organizada para mi cumpleaños.
—Todos los eventos están cancelados —gritó Leticia.
—Pueden matarlos.
—Bueno, pero Kamille ha ahorrado y preparado por su cuenta esta fiesta. Elise tiene derecho a salir un poco y yo… No deberían estar dándome ordenes sino consultando.
—Todos somos blancos en este momento.—Recalcó Leticia. — Ustedes son nuestra prioridad, serán unas semanas hasta que esto baje o descubramos quién amenaza a la familia. No hablemos de cancelar la fiesta sin tener claro por parte de quién viene el ataque.
—Ayúdenos a protegerles.—Sus padres les pidieron los teléfonos y todos los entregaron, luego caminaron juntos a la habitación de Elise.
La joven caminó rápidamente de un lado a otro y finalmente se detuvo para ver a sus hermanos los cuales estaban sentados en su cama. Elise oprimió sus dedos nerviosa antes de decir.
—Tenemos problemas—anunció Elise.
—Aparentemente yo soy la culpable. Lo siento, chicos.
—Es una cagada de ellos —Aclaró William. —Tú solo eres un peón.
—Ustedes dos no van a poder seguir cogiendo y yo… necesito desintoxicarme de golpe.
—¿De qué estás hablando? —preguntó William.
—No es lo que tú… —Intentó decir Kamille.
Ella les hizo un gesto para que no le explicaran.
—Es raro, pero si se quieren no me importa. Pueden vivir sin sexo u ocultarse mejor. El síndrome de abstinencia se notará en unas horas, mamá y papá me enviarán a un centro y no quiero.
—¿De qué estás hablando? —preguntó Kamille.
—¿Qué te estás metiendo?—preguntó William.
—No sé, todo empezó con fumar m*******a para dormir bien con la tafil, luego, algo en un aluminio y ya no lo puedo dejar, pero papá tiene a gente hasta en el bosque—Dijo con lágrimas en los ojos.
Los hermanos le abrazaron de inmediato.
Poco después su padre abrió la puerta con la caja en la que Elise ocultaba las drogas en el jardín, Leticia vio con decepción a sus tres hijos y su padre les advirtió que no preguntaría porque sabía que no obtendría resultados. Simplemente haría los exámenes pertinentes. Es que el dinero no es felicidad, los buenos colegios no son sinónimo de educación y estos tres niños que se han criado con lo mejor no han obtenido algo que todos queremos y pocos pedimos.
Atención, amigos.
Simple como atención.
Los hermanos Westborn Hamilton creyeron que el 15 de marzo sería una fecha inolvidable. Su vida había cambiado en segundos. Los médicos llegaron media hora más tarde, extrajeron muestras de sangre y orina, su padre les envió a habitaciones separadas para que no pudiesen inventar una mentira, en cuanto les reunieron, Elise dijo la verdad, que había sido ella, sus hermanos se echaron la culpa y dijeron que habían sido todos, ¨un experimento cosa de una única vez¨, pero, su hermana agradecida dijo la verdad.
—Tengo muchos problemas para dormir, después del accidente de mi pierna y dejar el ballet le comenté a alguien de mis problemas de sueño y me regalaron un poco de m*******a y me sentía relajada y mejor cuando lo mezclaba con tafil y un día en mi taquilla estaba la caja y los puros en aluminio y se sentía tan bien, ya no estaba cansada, triste, aburrida o con sueño.
Kamille se puso a llorar de inmediato porque siempre había creído que su hermana y ella eran cercanas, inseparables, que se lo contaban todo, que ella podía saber qué pasaba por la cabeza de Elise solo con una mirada.
William, abrazó a su hermana pequeña y su madre hizo lo mismo, les abrazó porque ella se sentía culpable por lo que pasara a sus hijos. Ser madre era una batalla entre el orgullo de verles ser quienes son realmente y ver cómo te cagas en la vida de alguien. Sin manual. Es que para ser papá no hay manual para lo malo solo para lo bueno, quieres que caminen rápido, tiene más de 10 consejos, pero donde están los consejos para que no usen drogas, sean promiscuos o echen su vida al basurero.Richard es implacable con sus hijos, exigente pero amoroso, así se le describe y así envió con dolor a Elise a una clínica de desintoxicación.
Dejarle ahí fue doloroso, angustiante periodos sabían que era lo mejor, Elise haba estado usando y metiéndose desde m*******a hasta opioides. Quizá por algo pasan las cosas. Ahora, unas semanas más tarde los tres había ido a recogerle, Kamille corrió hacia su hermana y le dio besos y abrazos.
—Hermana bebé favorita —Dijo Kamille contenta y sus hermanos rieron mientras se abrazaban.Elise agradeció a todos por ir por ella y fueron a una sala de reuniones, sus padres y hermanos tomaron un café mientras Elise recibía una última charla en conjunto con una de las mejores especialistas en drogas de la ciudad.
Alice Pieth y su madre había tomado el caso de Elise personalmente, era una niña que recibía mucha atención equivocada y se había perdido en las drogas, Emma arrastró una silla por la habitación y los Westborn se encogieron. William le vio tan delgada y mayor que decidió ayudar.
—Todos ustedes necesitan terapia. No puedo decir lo que ella dijo, pero su hipnosis, fue fuerte de escuchar. Elise es una niña que guarda demasiados secretos. Todos les dicen lo que no le dirían a nadie.
—Es una hermana confiable —bromeó William.
—¿Qué tipo de secretos?
—Secretos. —se limitó a decir la mujer.
—Es muy curiosa. Lo mejor es terapia es familiar. Ahora… Elise está estable, limpia y para reintegrarse efectivamente, no necesita escuchar ¨vergüenza¨ de la familia, ¨el problemita¨ o ¨el secreto¨, es una enfermedad y es una experiencia que solo de Elise, si ella quiere compartirlo déjenla. Necesito que las máscaras de hierro se las quiten, no son buenas en este tipo de situaciones, las drogas nos hacen más humanos, sentimos más, dolemos más y cualquier cosa podría llevarnos a recaer, sobre todo, cuando no nos dejan sanar en nuestro tiempo.
La mujer vio la puerta abrirse, Elise ingresó a la habitación junto con su hija a la cual le abrazaba.
—Tienes mi número, siempre estaré atenta—Alice le dio un beso y un abrazo a Elise, compartió una mirada con su su madre preocupada por la chica.
Kamille fue hacia el par y revisó de nuevo a su hermana, marcándole como si fuese un poco territorio, le dio un beso y le acunó entre sus brazos.
—Le daré a mi hermanita de comer —Anunció Kamille mientras le llenaba de besos y le olisqueaba como si fuese un perro. La mejor le hizo cosquillas para que le soltase y las dos rieron, Elise porque ella cocina fatal. — Estás muy flaca y dormiremos juntos por siempre, es más, dejaré de dormir por ti. No sabes lo que te he extrañado. ¿Me extrañaste?
—Kamille, llamaste todos los días—Le recordó Elise divertida.
—Nos daban 20 minutos. —Se defendió Kamille
—Bueno, cuéntame ¿hay guapos por aquí?
—Kamille, es un centro de cocainómanos—Dijo William. —Y su hermana menor rio ante el gesto de la mayor, entre confundida y molesta por la selección de palabras de William.
—Cocainómanos en recuperación. ¡William! No hay que discriminar. Es justo lo que han dicho.
—Perdón por querer que mi hermana tenga un novio sin adicciones. Sabes que no es personal, no es contigo, es con ella. ¿Escuchaste…? Un novio en un centro contra drogas.
—William, soy una adicta, pero no soy estúpida.
—Gracias a Dios—bromeó el chico y le dio un beso en la cabeza.
—¿Podemos irnos antes de que las doctoras se arrepientan y me internen aquí? Por fa. —comentó Kamille. —Estoy nerviosa.
Sus padres se despidieron de las doctoras Pieth con un estrechón firme de manos y muy agradecidos. se dirigieron al auto para llevar a sus hijos a casa. Kamille pidió toda la comida chatarra favorita de su hermana y decoró su habitación antes de que salieran en busca de la chica, la joven agradecida y sorprendida fue directo por las papas fritas de Mc Donalds, los tacos de un puesto popular cerca del colegio y las carnes asadas, lo sirvió en un plato y sus hermanos le siguieron, sus padres imitaron a los chicas y tomaron asiento en unos puf que tenía Elise en su habitación.
—No voy a disculparme. Mi problema de drogas es mío, se trata de mí y mi relación conmigo, no con ninguno de ustedes.
—No quiero que te disculpes, quiero que todos entiendan que estoy a una llamada de distancia, siempre voy a estar a una llamada, nada ni nadie es tan importante como para que les falle a ustedes. Yo oré, lloré y pedí con fuerzas a Dios por cada uno de ustedes, sigo pensando en mi familia, en que mis hijos estén bien, no me siento mal por ti Elise, solo por mí, por no haberme dado cuenta, por no haber sido más tu mamá y menos una abogada. Le amo. He renunciado a mi trabajo, seré más mamá y menos Leticia Hamilton, este es el lugar en el que quiero estar.
Sus tres hijos sabían cuánto le apasionaba su trabajo, le miraron sorprendidos y se apoyaron los unos a los otros, cenaron, vieron una película y a dormir.