Regresé a la pequeña capilla cuando ya la noche había caído, me arrodille frente del altar juntando mis manos muy cerca de mi corazón. Recé por varios minutos y agradecí al señor todas las gracias otorgadas ese día. Finalmente después de una larga espera, había recibido la mejor de las noticias: mi pequeño hijo ahora se encontraba a salvo de la sombra de la muerte que lo acechaba, aunque aún debía permanecer varios días en observación continuando con el tratamiento que el médico habia determinado. Ahora mi pobre corazón que tanto ha sufrido puede al menos tranquilizarse un poco y disfrutar de la calma que Dios todopoderoso me brinda. Mis rezos fueron interrumpidos por un gran bullicio que se acrecentaba en las calles, me inquietó que aquel escándalo se debiera a una riña entre las perso