IV En el venerable arrabal de Clerkenwell, pues en otro tiempo era un arrabal, y hacia esa parte de sus confines más inmediata a Charter-House, en una de esas calles frescas y sombrías de las cuales apenas quedan algunas muestras esparcidas en estos antiguos barrios de la capital, cada morada vegeta allí tranquilamente como un viejo tendero o negociante que, retirado de su comercio hace muchos años, dormita en medio de sus achaques hasta que la muerte lo lleva a la sepultura para ceder el puesto a algún joven heredero, cuya extravagante vanidad se pavoneará en los adornos de estuco de su casa rejuvenecida y en todas las bagatelas de los tiempos modernos. En este barrio y en una de estas calles tiene lugar lo contado en el presente capítulo. En el momento de lo sucedido, aunque hace sólo