III

3011 Words

III Tales fueron los pensamientos del cerrajero cuando se sentó en el cómodo rincón, recobrándose poco a poco del agradable deslumbramiento de la vista; agradable, porque como procedía del viento que le había soplado en los ojos, le autorizaba, por consideración a sí mismo, a buscar un albergue contra el mal tiempo. Por el mismo motivo tuvo también la tentación de exagerar una tos ligera y declarar que no se sentía muy bien. Estos pensamientos se prolongaron más de una hora, hasta que, terminada la cena, seguía sentado con el jovial rostro iluminado en el abrigado rincón, escuchando a Solomon Daisy, cuya voz parecía el canto del grillo, y participando de modo en absoluto menor o intrascendente en la charla que tenía lugar alrededor de la chimenea del Maypole. —Lo que deseo es que sea un

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