Durante la última clase del primer módulo, Jules estaba como ido.
Aún no podía sacar de su mente perturbada aquella experiencia vivida en el anfiteatro, jamás había imaginado que su primer experiencia s****l sería en un lugar público, detrás de un delgadisimo muro de tablaroca.
Aún así la experiencia le había resultado de lo más sensual, por no mencionar la adrenalina de ser descubiertos haciendo cosas indebidas y moralmente ligeras.
- ¿Alguno conoce de que trata el teorema de Bell?...
Preguntó el profesor Karr.
Jules levantó la mano involuntariamente.
Inmediatamente escribió la respuesta en el chat grupal, apareciendo en la pantalla en frente de todos.
"Ninguna teoría física de variables ocultas locales puede reproducir todas las predicciones de la mecánica cuántica".
El profesor sonrió satisfecho.
- Bueno, y en tu propia opinión, ¿Que opinas al respecto?.
Preguntó el profesor.
Toda la clase se giró para mirar a Jules y escuchaban atentos la velocidad con la que este tecleaba la respuesta y la enviaba al chat.
- "Ninguna teoría física que asuma una variable determinista dentro de la partícula que determine la salida puede explicar los resultados experimentales, solo asumiendo que esta variable no puede cambiar otras variables lejanas de forma no causal".
El profesor empezó a reír.
- He dicho personalmente Sr. Valentine.
Dijo el profesor.
- "Literalmente comparto la misma opinión que el resto de la mayoría de la comunidad de físicos cuánticos".
Explicó Jules.
- Y entonces dígame... ¿En qué si está seguro?.
- “En los números, lo comprobable".
El profesor asintió.
- Es por qué usted es un matemático nato, ahora jóvenes, es lo que veremos el día de mañana. Quiero que resuelvan las siguientes...
Al salir de clases, vió a Dorian recargado en el cofre de la Cayenne, como ya era costumbre últimamente.
- Ahora sí te has demorado bastante. Estaba a nada de ir por ti y secuestrarte del profesor Karr.
Le dijo apenas verlo.
Sin que ellos se dieron cuenta, Norma y su amiga estaban viéndolos y escuchando desde el interior del automóvil de la amiga de Norma que estaba a dos autos más allá.
- ¿Por qué estamos aqui espiando a Dorian?.
Le preguntó la amiga.
- Cállate Charlie. Te cuento después.
Respondió Norma.
Dorian se acercó a Jules y le extendió la mano pidiéndole la llave de encendido de la camioneta.
- Luces cansado, yo conduzco de vuelta.
Le dijo el muchacho.
Jules asintió y se la dió.
Ambos se miraron fijamente unos instantes y echaron a reír.
- Ya quiero llegar a casa... A diferencia tuya yo ni siquiera pude hacer nada.
Le dijo este sin dejar de reir.
Norma frunció el ceño al ver la expresión de complicidad de ambos jóvenes.
Jules asintió y se subió al interior del vehículo y el otro le imitó pero del lado del conductor.
- Aquí hay algo raro... En serio.
Dijo Norma.
- No entiendo, ¿Por qué estamos haciendo de Sherlock Holmes?.
- Mis papás son muy amigos del suyo, mi mamá era la mejor amiga de su mamá, el y yo siempre hemos estado destinados a estar juntos, siempre ha habido algo entre nosotros Rebecca, siempre. Y últimamente no entiendo por qué motivo está actuando así de raro.
Quiero saber que es lo que le sucede.
Le dijo ella.
Ya en casa, Dorian se metió a bañar y Jules hizo lo mismo.
Ambos bajaron de sus habitaciones y se quedaron de ver en la cocina dónde Pietro ya les había preparado la cena y los sirvientes les habían servido.
Jules tomó los platos y se sentó a lado de Dorian, ya que los habían puesto en lados opuestos de la mesa.
- Es todo, pueden retirarse.
Les dijo Dorian a los sirvientes.
Una vez solos ambos muchachos se miraron nerviosos, y la tensión s****l no hizo más que acrecentar conforme pasaban los minutos.
Ni Jules ni Dorian fueron capaces de poder comer más de dos bocados del delicioso Gnocchi que les había hecho Pietro.
- A la mierda... Ven.
Dijo Dorian mientras le tomaba de la mano izquierda y lo llevaba a su habitación.
Una vez dentro, el joven cerró bajo llave y se volvió para con Jules, le sujetó el rostro con ambas manos y empezó a besarlo con violencia.
El otro estaba desesperado, así que se aferró al torso del joven con fuerza y le atrajo hacia él.
Ambos empezaron a tocarse mutuamente, frotar y sobar sus genitales con suavidad, y para cuando se dieron cuenta ya estaban en la cama.
Dorian empezó a desvestirse a una velocidad récord mientras el otro hacia lo mismo, entonces el joven se quedó quieto unos instantes quedando solamente en ropa interior.
- Condones.
Dijo él.
Jules asintió nervioso.
Rápidamente se puso de pie y fue corriendo hasta su mochila que había puesto en el diván.
Abrió la bolsa delantera y sacó una cartera de condones extra sensibles y texturizados.
Jules tragó saliva ya que empezó a asustarse.
Inmediatamente se sentó y le hizo señas a Dorian.
- ¿Que?... Sabes bien que no te entiendo.
Le dijo este.
Frustrado, Jules cogió un bolígrafo y una agenda que Dorian tenía en su mesita de noche, ya que había dejado su teléfono en su habitación.
"Yo nunca he tenido sexo y mucho menos quiero ser sodomizado, aunque nunca he hecho nada se muy bien que no soy pasivo".
Escribió el muchacho y luego le entregó la agenda.
Dorian entonces leyó y luego dijo.
- Que bonita caligrafía tienes, enserio.
Jules puso los ojos en blanco.
- Ya ya, oye yo soy activo no pasivo.
Respondió Dorian.
Jules se cruzó de brazos y apretó los labios.
- Oye, hagamos lo siguiente, dejame penetrarte primero y ya después te dejo penetrarme... Oye, espera... ¿Entonces eres virgen?.
Le dijo este cayendo en cuenta en lo que el otro le había dicho.
Jules asintió.
- Bueno, entonces... ¿Si?... Primero yo y luego tú.
Le pidió este.
Jules se quedó pensando unos segundos y luego escribió.
- “Vale, pero si me duele mucho te detienes cuando te lo pida, si te empujo lejos es la señal".
Dorian leyó y sonrió.
- Estos condones son extra lubricados, pero creo que tengo vaselina en el botiquín de primeros auxilios.
Le dijo para luego ir al baño.
Jules se llevó las manos al rostro totalmente exasperado, nervioso y estresado.
Dorian regresó con un frasco de vaselina y se lo mostró.
El otro se tapó los ojos con las manos y Dorian echó a reír.
- Cálmate, tampoco te la voy a meter así como así. Primero quiero hacerte unas cuantas cosas y cuando menos te des cuenta ya estaré dentro.
No te digo que no te va a doler, pero, espero que no esperes que en cuanto te duela un poco me vaya a detener. Obviamente te va a doler, solo me detendré si el dolor se vuelve insoportable.
¿Okay?.
Jules lo meditó unos segundos y luego asintió.
Dorian entonces se acercó a él y empezó a besarlo de nuevo, está vez de manera más lenta.
Con delicadeza le retiró el boxer al muchacho, dejándolo así pues totalmente desnudo, entonces el se enderezó y también hizo lo mismo.
Jules abrió mucho los ojos al ver el tamaño del pene de Dorian.
Cómo estaba totalmente erecto y forrado de venas, le pareció prácticamente salido del mismísimo infierno.
Dorian empezó a reír al ver la expresión del otro.
- Cálmate, la tuya está casi igual que la mía, y yo no me estoy quejando.
Le dijo.
Jules se miró el pene y luego miró el de Dorian.
Los dos estaban muy erectos.
Entonces se cubrió los ojos totalmente abatido.
"Me va a doler hasta el alma".
Pensó este.
Entonces Dorian se le acercó y empezó a besarlo tiernamente en los labios.
- Eres tan hermoso...
Dijo sin dejar de besarlo.
Jules dejó escapar un débil jadeo mientras el otro descendiendo hasta sus partes íntimas.
Entonces se incorporó para ver lo que estaba a punto de suceder, Dorian abrió la boca, sacó la lengua y lamió desde el tronco hasta el glande, mientras que el otro se tumbó hacia atrás en el colchón, se mordió la mano izquierda y con la derecha se aferró al edredón.
Dorian empezó así a darle sexo oral, lamiendo, succionando y mordiendo ligeramente aqui y allá, mientras que solo se escuchaba el ruido de su boca y los jadeos mudos del otro.
Entonces, Dorian con mucho cuidado tomó un poco de vaselina con la mano derecha y la untó en el ano de Jules con muchísima lentitud, haciendo pequeños círculos y masajeando el perineo con extrema delicadeza.
Mientras que con la izquierda seguía masturbando al muchacho que no dejaba de retorcerse del placer.
Incluso, se estaba haciendo daño en la mano a causa de morderse tan fuerte, Dorian se percató de aquello y con suavidad le retiró la mano de la boca.
- Para, te estás haciendo sangrar...
Le dijo con voz ronca.
Jules abrió los ojos y le miró febril.
Dorian le sonrió de lado y luego continuó masturbandole y masajeando la entrada de aquello que ansiaba con desesperación.
Con una paciencia monumental, le introdujo con cuidado el dedo medio y el otro pareció enloquecer ya que se retorció aún más y abrió las piernas, empujó la cadera hacia arriba buscando un poco más y abrió ligeramente la boca.
Dorian sonrió satisfecho, eso era lo que quería.
Entonces con una habilidad experta, abrió el sobre del condón con la mano izquierda y los dientes, se lo puso, se posicionó en la entrada del otro, sin retirar el dedo medio de la mano derecha y mientras seguía metiendo y sacándolo, aprovechó que Jules estaba extasiado por el placer, y en cuestión de segundos retiró el dedo, puso el pene y lentamente se abrió paso por el estrechisimo esfinter, haciendo que el otro se removiera inquieto y apretara las nalgas.
Dorian continuó más allá hasta llegar al tope y permaneció inmóvil unos segundos con la respiración agitada, los ojos entrecerrados y la mandíbula desencajada.
El placer que sentía era indescriptible, ver al otro debajo suyo tan vulnerable, inmobil e indefenso le hizo sentir poderoso.
La docilidad con la que Jules se estaba comportando le tenía excitado a un nivel al que jamás había estado.
Con ninguna chica en el pasado se había sentido de esa manera.
La estrechez en el otro le tenía temblando por la ansiedad de moverse con violencia, pero lentamente fue sacándolo y justo antes de también sacar el glande, volvía a penetrar hasta el fondo de una manera tan lenta que el sonido producido le hizo soltar un gruñido gutural.
Mientras que Jules le miraba de reojo el rostro fijamente.
El joven temblaba, le dolía mucho.
Pero lo que estaba viendo le tenía distraído.
Dorian penetrandolo era lo más bello que jamás se había imaginado llegar a ver.
Lentamente, Jules estiró la temblorosa mano hacia el marcadisimo abdomen lleno de venas del otro y lo acarició.
Le gustaba como se veía cada que se contraía con la penetración.
Entonces de nuevo el dolor se hizo presente y el muchacho volvió a morderse a si mismo, pero Dorian, consciente de las acciones y reacciones del otro, le sujetó la mano con fuerza y evitó que se siguiera hiriendo.
Y volvió a sacar, y luego meter, y así empezó aumentar lentamente el constante mete y saca, bombeando cada vez con mayor fuerza.
Y algo sucedió, que rozó una parte en el interior de Jules que este soltó un gemido grave.
Dorian escuchó la voz de Jules por primera vez y no se detuvo.
Este ya no podía soportar más aquel asedio en silencio, y empezó a gemir ante cada embestida, que cada vez se volvían más y más fuertes y rápidas.
Dorian estaba fascinado, el tono del muchacho era muy agradable, era grave y afónico.
- ¿Te gusta?... o ¿Quieres que me detenga?.
Le preguntó.
Jules simplemente le ignoró y se removió inquieto, luego le alejó haciendo que Dorian se saliera de su interior; vió la sangre en la cama y el condón.
Dorian también observó allá abajo y vio que en efecto si había sangre, pero no una cantidad alarmante.
Jules se giró y se puso en cuatro, Dorian sonrió satisfecho.
- Entonces quieres más...
Le dijo este para luego penetrarlo de nuevo con más fuerza, y así pues empezó un violento mete y saca, mientras Jules empezaba a masturbarse.
Dorian parecía poseido por el placer, el morbo y la lujuria.
No entendía como es que pudo haber pasado años sin Jules, era como si estar dentro de el le diera sentido a toda su existencia.
Entonces de nuevo escuchó como Jules empezaba a gemir cada vez mas fuerte.
- ¿Te gusta?... ¿Así?.
Le preguntó jadeando.
Jules asintió.
Dorian se hundió hasta el fondo haciendo que el otro mordiera la almohada y arqueara la espalda.
Jules eyaculó con violencia sobre las sabanas y Dorian no pudo soportarlo más, y también se corrió.
Ambos cayeron rendidos, Dorian encima del otro y sus respiraciones estaban descontroladas.
Dorian entonces se giró hacia un lado y observó a Jules, quien permanecía inmóvil, con los ojos muy abiertos y respiraba agitado.
Con mucha delicadeza, Dorian se acurrucó a su lado y le abrazó.
- ¿Estás bien?.
Le preguntó.
Jules asintió confundido.
- Lo... ¿Lo has disfrutado?.
Le preguntó también.
Jules asintió de nuevo.
- ¿Fue tan malo como creíste?.
Jules negó.
- Gemiste.
Le dijo Dorian.
Jules le miró y luego asintió.
Entonces se giró dándole la espalda y quedaron de "Cucharita".