Dorian se quedó congelado al escuchar aquella voz potente resonar haciendo eco en aquel estacionamiento vacío.
Le resultó de lo más hermosa, sensual y varonil, era extremadamente grave, profunda y muy ronca.
Los otros dos jóvenes también se habían quedado pasmados al escuchar a Jules.
Entonces se giró y vio a Brad apuntarle, mientras que el gordo cambió de idea y decidió cambiar el objetivo.
Lentamente apuntó a Jules quien al ver la acción, se quedó petrificado.
- Bradley no seas pendejo...
Dijo uno de los muchachos que iban con el.
Pero Brad no escuchó, y apretó el gatillo.
Dorian gritó horrorizado.
Jules cerró los ojos esperando sentir el impacto, sin embargo no sintió nada.
La bala había impactado el muro detrás de él al menos a dos metros de distancia de donde se encontraba.
Dorian al ver que el gordo había fallado el tiro, recogió una piedra de tamaño considerable del suelo y se la arrojó a Brad directamente a la cabeza, esta impactó violentamente contra el joven y el cayó totalmente inconsciente.
Jules se acercó para ver a Brad, y con el pie empujó la pistola lejos del joven, mientras Dorian se acercaba mirándolo fijamente.
- ¿Está muerto?.
Preguntó uno de los amigos de Brad quien ya se estaba levantando del suelo luego de que Jules le golpeara la nuca.
Jules con cuidado se agachó y se acercó a Brad, vió que aún respiraba.
- No... Aún está vivo. Pero deberíamos llamar a una ambulancia, la policía va a querer saber que pasó aquí, si somos honestos, ustedes fueron los que nos agredieron y este pendejo intentó matarme.
Fácilmente puedo ponerle una denuncia para que vaya preso...
Pero no lo haré si ustedes no abren la maldita boca. Si nos preguntan, diremos que han intentado asaltarnos y que Brad sacó el arma para defendernos... Pero le golpearon y se marcharon.
Dijo Jules con voz firme y tranquila.
Todos le miraban boquiabiertos, Dorian más que nadie.
Los otros dos que ya habían vuelto en si, permanecieron callados al escuchar a Jules hablar.
Al ver que nadie dijo nada, Jules se puso de pie y les miró de manera severa.
- O si lo prefieren podemos decir la verdad de lo que ocurrió...
Les dijo, para luego sacar su teléfono y empezar a marcar al 911.
- A mi me parece bien...
Contestó uno de los amigos de Brad y el resto asintieron mirándose mutuamente.
Jules entonces se puso a hablar con la operadora.
Minutos más tarde, mientras los paramédicos revisaban a todos los jóvenes, y los policías tomaban las declaraciones de estos, Dorian no le quitaba la vista de encima a Jules.
Este, a diferencia de todos, se encontraba muy sereno mientras una paramédico le limpiaba la herida en el labio.
- Entonces se subieron a una camioneta negra Tacoma y desaparecieron por la entrada del pueblo.
Contaban los muchachos.
- ¿Cómo está Brad?.
Le preguntó Dorian al oficial.
- Al parecer estará bien, a vuelto en si en el trayecto al hospital, aún así tu amigo está metido en serios problemas, no tiene permiso para portar armas y además esa pistola no está registrada.
Le respondió el oficial.
Dorian asintió aliviado de no haberlo matado.
Al ver que el oficial se marchaba, los jóvenes se acercaron a Dorian y le hablaron en voz baja.
- Tendremos que ir mañana a rendir una declaración formal... Iremos al hospital a ver a Brad, le diremos el plan.
Le conviene mentir también, el es quien va a salir perjudicado legalmente.
Queremos que ustedes sepan, que en ningún momento nosotros intentabamos matarles.
Bradley jamás nos dijo que tenía una pistola...
En verdad lo sentimos mucho, jamás volveremos a molestarlos.
Le dijo uno de ellos mientras los demás asentían avergonzados.
Dorian sonrió.
- Les creo, ví sus caras al ver el arma. Nos vemos mañana en la comisaría, recuerden, eran cinco tipos, tatuados, con una camioneta Tacoma negra... Solo digan que nos golpearon y ya. El motivo, discutimos en la calle.
Les recordó Dorian.
Todos asintieron y se fueron al hospital para ver a Brad.
Dorian se giró y vió que Jules le esperaba de pie, justo al otro lado de la calle.
El muchacho se acercó al otro y lo abrazó con fuerza.
- ¿Estás bien?.
Le preguntó Dorian.
Jules iba a responder en señas pero luego recordó que ya había hablado luego de trece años de no hacerlo.
- Si.
Se limitó a responder.
Dorian sonrió emocionado.
- ¿Te duele mucho?.
Le preguntó mientras le tocaba los labios ligeramente.
Jules entonces sonrió también.
- Más bien... Me arde un poco. ¿Nos vamos ya?.
Le preguntó él luego de tomarle la mano derecha.
Dorian estaba que no cabia en si mismo.
- Estás hablando...
Le dijo muy contento.
- Si... Bueno, creí que ibas a morir.
Se sinceró Jules algo abatido.
Dorian se giró para abrazarlo.
- Me encanta tu voz... Enserio, tienes una voz preciosa. Es por mucho mejor de como la imaginaba. Por alguna razón, siempre crei que la tenías más aguda.
Expresó Dorian riendo.
Jules alzó las cejas.
- Yo también...
Reconoció el mismo.
- ¿En serio jamás te habías escuchado a ti mismo en privado?.
Preguntó Dorian.
- Nunca. Incluso en mi voz mental, sonaba diferente... Es muy extraño de explicar.
A mí mamá le va a dar un ataque cuando me escuche.
- ¿Por qué has decidido mentir sobre lo que en verdad ocurrió?.
Le preguntó Dorian mientras subía a la camioneta.
Jules cerró la puerta y se abrochó el cinturón, luego puso el auto en marcha y empezó a conducir hacia las afueras del pueblo.
- Aunque haya sido en defensa propia, te hubieses metido en muchos problemas legales por eso que hiciste.
No digo que haya estado mal, de hecho estuvo muy bien.
Pero, no quería verte en un juicio solamente por haberme defendido de ese puto gordo.
Además, el imbécil ese ya tiene bastantes problemas al portar un arma sin registro y sin permiso.
Respondió Jules sin despegar la vista de enfrente.
Al llegar a la cabaña, ambos se metieron a bañar, se pusieron pijamas y bajaron a cenar algo.
- ¿Por qué dejaste de hablar?.
Le preguntó Dorian de repente.
Jules entonces alzó la vista y decidió que no existía nadie mejor que Dorian para contarle la razón.
El muchacho tomo la copa de vino, le dió un gran sorbo y luego carraspeó para aclararse la garganta.
- ¿Tienes cigarros?.
Le preguntó de repente.
Dorian frunció el ceño y asintió, luego le pasó una cajetilla de cigarros y un encendedor.
Le resultó bastante extraño ver a Jules encender uno, darle una calada y luego exhalar el humo sin toser.
- Se fumar, aunque no lo haga...
Le dijo el joven mientras le miraba detenidamente.
Dorian se dió cuenta de como realmente uno nunca conoce totalmente a las personas, aunque se conviva con ellas.
En el poco tiempo que llevaba escuchando a Jules hablar, inmediatamente se percató de la verdadera personalidad del joven.
Jules era realmente serio, formal e intimidante.
Incluso la postura dócil del muchacho había desaparecido en su totalidad.
- Cuando tenía cuatro, mi madre le pidió el divorcio a mi padre porque él era muy violento.
Mi papá casi siempre estaba borracho por las noches...
Entonces, el se enfureció con mi mamá.
Luego esperó a que yo terminara el desayuno, y como todas las mañanas me subió a su camioneta para llevarme al jardín de niñ*s.
Bueno, esa mañana, mi papá no me llevó...
El condujo cerca de la escuela, pero se fue directo hasta el bosque, nos bajamos y me dijo que quería hablar conmigo de algo muy importante.
Entonces me dijo que me amaba a mi y a mi madre, pero que ella quería abandonarnos a ambos.
Dijo que... Dijo que el y yo debíamos partir.
Sacó un cuchillo y al verlo inmediatamente supe que algo no estaba bien, así que me asusté y corrí por el bosque intentando llegar a la escuela y pedir ayuda.
Mi papá fue tras de mi, y lógicamente era más veloz.
Cómo supe que me encontraria más facil, recordé que había un río muy cerca de ahí, así que corrí hasta ese lugar.
Llegué a un puente, bastante alto e intente cruzar.
Pero mi papá ya estaba ahí, así que asustado me subí al pretil, con la intención de saltar al agua.
En mi cabeza de niño, ese parecía un buen plan... Por algún motivo creí que sobreviviría a la caída
Mi papá entonces se subió al pretil y me sujetó de la manga de la chaqueta con la intención de saltar conmigo.
Fue entonces que comprendí que la caída me mataría, así que empecé a removerme intentando zafarme, el entonces perdió el equilibrio ya que todo estaba muy mohoso y cayó, lo ví todo... Cómo su cabeza golpeó las rocas, su cerebro salir de ella... La sangre... Sus ojos mirándome.
Y yo quedé ahí, de pie viendo su cadáver allá abajo, viendo como la corriente empezaba a arrastrarlo poco a poco.. Hasta llevarselo por completo.
Regresé al sendero y caminé por un rato hasta llegar a los juegos del jardín de niñ*s. Me metí a una casita de madera y me quedé ahí hasta que llegó la hora del receso.
Luego me metí con mis compañeros a clases y esperé a que mi madre fuese por mi.
Fue mi culpa que el hubiese caído...
Por eso dejé de hablar, tenía miedo de contárselo a mi mamá y que ella me odiara.
Aún temo decirle la verdad, ella piensa que el se suicidó.
Le dijo este con voz lúgubre.
Dorian estaba en shock.
- Tú... Tú no tienes la culpa, perdóname por lo que voy a decir, pero ese cabr*n loco iba a matarte Jules.
Tu no hiciste nada malo, además fue un accidente que el cayera, no debes sentirte así.
Y de todas formas el pensaba quitarse la vida después de asesinarte.
Jules... Tu no hiciste nada malo.
Le dijo el para luego abrazarlo con fuerza.
Jules permaneció muy quieto, con la mirada perdida, recordando la caída de su padre y como había quedado después de caer.
- Una vez me preguntaste si pienso en él...
Le dijo muy serio.
Dorian asintió recordando aquella noche.
- Bueno, pues si... No hay día ni momento en que no piense en mi papá.
Todo el tiempo pienso en la manera en que murió.