17.

1599 Words
Al regresar a la cabaña, ambos jóvenes se miraron entre si bastante nerviosos. Entonces Dorian tomó aire e ingresó al interior seguido del otro. Apenas les vieron, James y Ana fueron donde ellos pululando como moscas alrededor de la basura. - ¡¿Cómo es que ustedes están saliendo?!. Les increpó James quien lucía totalmente furioso. - Al parecer te molesta e importa más el hecho de que Jules y yo nos enamoramos, a qué el cretino de Bradley Redford intentara asesinarnos. Respondió Dorian con desdén. James inmediatamente retrocedió un paso un tanto avergonzado. - No digas estupideces Dorian, obviamente me importa más lo segundo. ¿Cómo están?... ¿Están heridos?. Vi en los vídeos que aquellos sin vergüenzas alcanzaron a golpearles. Dorian y Jules se miraron mutuamente y luego ambos encogieron los hombros con indiferencia. - Estamos bien, creo... Musitó Dorian, mientras Ana y Jules se miraban fijamente y con total seriedad. - Tu y yo tenemos que hablar. Le dijo su madre. Jules asintió y fue tras ella, no sin antes lanzarle una rápida mirada a Dorian y luego a James, quien le miraba de manera extraña. Al salir al exterior de la cabaña, Ana se giró quedando cara a cara con su hijo. - ¿Desde cuándo hablas?. Le preguntó ella. - Desde la madrugada de hoy. Respondió Jules. - ¿Porque?. Preguntó ella mirándolo con los ojos llenos de lágrimas. Jules exhaló evidentemente frustrado. - ¿Porque... Que?. Preguntó él de manera hosca. - ¿Porqué apenas estás hablando ahora y no antes?. Quiso saber Ana mientras las lágrimas rodaban descontroladas por sus mejillas. Jules entonces se acercó a ella y le miró desde arriba agachando la cabeza, ya que le sacaba mucha altura de diferencia y la coronilla de su madre a duras penas le llegaba al pecho. - Por qué lo iban a matar. Por eso. Respondió el muchacho con calma. Entonces salieron James y Dorian de la cabaña y permanecieron de pie en el porche, viendo aquella escena. - ¿Y porque no habías hablado antes?. Preguntó su madre. Jules entonces encogió los hombros. - Supongo que... No tenía nada que decir. Enserio mamá... De hecho, quiero explicarte el motivo del por qué es que dejé de hacerlo. Le dijo este mirándola fijamente. Ana frunció el ceño y asintió. - Mamá, deberías sentarte primero. Lo que te voy a contar puede que te resulte demasiado fuerte... Le advirtió Jules con calma, pero Ana negó. - Anda... ¡Ya dime!. Le dijo ella cada vez mas intrigada. Jules tragó saliva y luego procedió a narrarle lo sucedido, tal cual lo hizo con Dorian aquella noche. - Bueno... ¿Recuerdas la mañana en qué le pediste a mi papá el divorcio?, Pues en esa mañana... Luego de terminar de contarle lo sucedido, Ana parecía haber entrado en estado de shock, se había puesto pálida y tenía los ojos muy abiertos. Dorian giró para ver la reacción de su padre, y el hombre parecía estar en el mismo estado que su esposa. - ¡ESE GRANDISIMO HIJO DE PERRA!. Gritó Ana, totalmente furiosa. Dorian observó a la mujer con cautela, a pesar de ser pequeña de estatura y muy delgada, en ese momento el muchacho estaba seguro de que ella podría romperle el cuello al hombre más enorme del mundo. - ¿Por qué mierda no me dijiste nada nunca?. Le preguntó Ana a su hijo. - Por qué tenía miedo... Y no lo sé, verlo morir me traumatizó bastante. No sabía cómo expresar aquello en aquel entonces. Hubo muchas veces que estuve tentado a decírtelo, pero... Algo me impedía abrir la boca. En mi cabeza, seguía viendolo morir una y otra vez, aún sigo viendolo... Todo el puto tiempo. El miedo que sentí esa mañana en el bosque, jamás me dejó. Por eso a veces orinaba la cama por las noches hasta los nueve. Nunca pude superar ese día y cuando me llevabas a terapias y con esos psicólogos, neurólogos y logopedas solamente empeorabas mi situación de manera involuntaria. Y no digo que los psicólogos y terapeutas que me vieron hubiesen sido inútiles, pero es que no supieron hacerme hablar. Ellos se fueron más por las razones medicas buscando algún trastorno, en lugar de intentar averiguar que fue lo que ví o lo que me sucedió que me dejó así. Nunca, ninguno me preguntó que fue lo que me sucedió, solo me preguntaban el por qué ya no hablaba. La razón aún la desconozco mamá, pero la respuesta mas viable que tengo hasta el momento es: La impresión y el miedo. Explicó el muchacho con calma. Tanto Ana como James estaban boquiabiertos. - Y luego está el hecho de que conforme fuí creciendo, mi trauma se hizo más grande... Y después me pareció insignificante opinar sobre algo, o decir cualquier cosa. Y sinceramente, siempre tuve miedo de hablar porque sabía que si lo hacía, terminaría contándote como fue que hice que mi papá cayera de ese puente y muriera por mi culpa. Reconoció Jules mirando a su madre de manera extraña. - ¿Es que nunca me has tenido confianza?... ¿Alguna vez te hice algo por cualquier motivo que hubiese ocurrido?... Nunca te he gritado, golpeado ni mucho menos. ¿Nunca sentiste o pensaste que yo merecía un poco de tu consideración?. Me viste llorar por meses, años, la muerte de ese infeliz. Bien pudiste haberme dicho lo que había ocurrido y yo, jamás me hubiese sentido así de miserable por tanto tiempo. Fuiste egoísta. Le dijo ella. Jules entonces retrocedió un paso. - Egoísta... ¿Egoista?. ¡MAMÁ! ¡Mi papá intentó matarme!... ¿Egoísta?. Yo no fui quien se casó con un psicópata aún sabiendo que lo era, por qué desde que lo conociste sabías que era un narcisista, violento, antipático, perverso y alcohólico. En dado caso la egoísta fuiste tú al decidir tener un hijo con un mal hombre solamente por qué era muy guapo. Si no te hubieses enterado de que te era infiel, jamás le hubieses pedido el divorcio aún cuando el te golpeaba e insultaba. Ni siquiera fuiste capaz de ponerle una denuncia cuando intentó prenderle fuego a la casa estando borracho. En dado caso, obviamente todo lo que ocurrió fue culpa tuya, no mía. Y si deje de hablar fue exactamente por todo esto que te estoy diciendo. Y si, tengo que reconocer que hasta cierto punto te guardaba rencor por haber sido tan tonta en el pasado. Lamento mucho que mi egoísmo, no te haya permitido dormir bien por las noches. Le dijo Jules inspirando aire muy agitado. Jamás había hablado tanto como hasta ese momento, Dorian y James estaban boquiabiertos, mientras Ana parecía haber sido abofeteada. Jules entonces se giró y vió a padre e hijo mirándole fijamente. - Ahora, señor... Respecto a lo que hay entre su hijo y yo, es cosa nuestra y no tendría por que importarle. Los dos somos mayores de edad, dos hombres adultos con uso de razón y sabemos perfectamente lo que estamos haciendo. Si quiere que me vaya de su casa, con mucho gusto lo haré... Ahora sí me disculpa, iré a dormir un poco por qué estoy muy cansado. Le dijo el muchacho, dando por finalizado su monólogo. Inmediatamente Jules se fue a la habitación de arriba. James miró a Dorian y luego frunció el ceño. - Tiene su carácter ¿Verdad?. Preguntó el hombre a su hijo. Dorian asintió. - No tienes idea de lo enojón que es... En serio. Aprovechando que nos estamos sincerando todos... Quería decirte que en realidad yo siempre he sido gay. Salía con chicas guapas todo el tiempo para que los demás, empezando por tí creyeran que yo era heterosexual. La razón por la que cambie de carrera la primera vez fue por qué... Bueno, me metí con unas profesoras solamente para que mis "amigos" de allá vieran que me gustaban las mujeres y sobretodo las mayores, ya sabes... Quería parecerles todo un "macho"... Y la segunda vez que dejé la universidad, fue por qué un compañero descubrió mi orientación y me empezó a chantajear con decirte a cambio de que yo le diera dinero todo el tiempo. Por eso tomé la decisión de irme a vivir cerca de ti o contigo. Lo que te puedo jurar, es que lo que Jules y yo sentimos es real. Se que te parece mal que estemos juntos de esa manera, pero en realidad el y yo no somos nada... Al menos no biológicamente. Entonces, si es que estás molesto por qué yo soy gay, o por qué me enamoré y estoy saliendo con el hijo de tu esposa, perdón. Y como dijo Jules, si quieres que me vaya, eso haré. Buenas noches... Ah, y señora.... Lamento mucho todo lo que le ha pasado, pero siendo sinceros, en realidad no debería enojarse con su hijo. Al final de cuentas, no importa la razón por la cual alguien deja de hacer algo, por qué... Está en su derecho. Es su cuerpo y es su vida, y si el decidió permanecer en silencio toda su infancia y adolescencia, es cosa de él, no suya. No sé lo tomé tan personal. Y si se quiere enojar con alguien, enojese con su fallecido esposo... O como dijo Jules, con usted misma. Le dijo Dorian para luego ir donde Jules, y dejar al matrimonio totalmente perplejos. - No conozco a estos hombres. Lucen como nuestros hijos pero son totalmente distintos a como cuando nos fuimos. No entiendo nada. Expresó James para luego ir a abrazar a su mujer.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD