Apenas abrió los ojos, Jules se fue a duchar, se arregló y se vistió con unos jeans de mezclilla un poco ajustados para su gusto, una playera negra deportiva, un hoodie del mismo color y unos sneakers Nike en color blanco, vio el reloj y confirmó que eran las 11:30 am.
Tomó su nuevo celular y la llave de encendido de su también nueva camioneta.
Rápidamente fue al garage y apenas estaba encendiendo la Cayenne apareció Dorian.
- ¿Vas a la ciudad?.
Le preguntó este.
Jules notó que el joven tenía evidentes señales de resaca, aún así se veía guapísimo.
El muchacho iba vestido un tanto casual/formal, con una camisa de vestir en color azul de diseñador, un pantalón también de vestir combinados con una chaqueta de cuero, la extraña mezcla de aquel conjunto se veia muy bien, pero Jules supo perfectamente que dicho outfit difícilmente se veria asi de aesthetic y chic en cualquier otra persona con apariencia promedio.
Dorian se acercó a la camioneta del lado del copiloto.
- ¿Entonces que?... ¿Me llevas?. Le preguntó al muchacho.
Jules se lo pensó unos segundos y luego asintió.
Dorian se subió rápidamente y se abrochó el cinturón de seguridad.
Inmediatamente captó la interrogante en la mirada del otro.
- Bueno Jules, imagino que te has de preguntar el motivo de por qué te estoy pidiendo que me lleves, en lugar de conducir alguno de los otros autos que están en el garage...
La respuesta es bastante sencilla de hecho, y es que como podrás notar me siento bastante mal con la resaca y me duele muchísimo la cabeza.
Explicó este.
Jules asintió sintiéndose bastante asombrado por la capacidad de intuición que su ahora hermanastro tenía.
La habilidad de leer expresiones le resultó desconcertante.
- ¿Te molesta si pongo música?.
Preguntó Dorian.
Jules negó.
- Bien... Entonces deja enciendo mi Bluetooth...
Anunció el joven.
Durante el trayecto, ambos iban escuchando música de moda bastante tranquilos, entonces Jules se sintió observado y miró a Dorian fijamente.
- ¿Tu nariz es natural?.
Le preguntó el joven, haciendo que Jules pusiese los ojos en blanco.
Luego asintió.
- ¿A qué vino ese gesto?... ¿A caso te lo preguntan a menudo?.
Intuyó Dorian.
Jules de nueva cuenta asintió.
- ¿Sabes?... Tus expresiones hablan por si mismas, imagino que debe resultarte bastante dificil ocultar las no deseadas...
Aventuró Dorian.
Jules le miró perplejo.
- ¡Cómo esa! Ahora mismo me miras totalmente perplejo... A qué nunca te lo habían dicho.
Aseguró el joven.
Entonces Jules decidió ignorar al otro el resto del camino.
Al cabo de quince minutos, se hallaban en el centro.
- Voy a la universidad Cullinan... Le he prometido a mi padre que me matricularia en ella... Ese fue el acuerdo al que hemos llegado.
Explicó Dorian.
Jules asintió comprensivo puesto que el sabía que eso es lo que había propuesto Anna. Al cabo de unos minutos, Jules estacionó la camioneta en el estacionamiento del campus y fue junto con Dorian a la dirección.
- No hace falta que me acompañes ¿Sabes?.
Le dijo Dorian mirándole de reojo.
Jules le miró fijamente y luego hizo una expresión de obviedad.
- Ah... Tu también venías para acá ¿A qué si?... Tienes asuntos aquí.
Adivinó Dorian.
Jules asintió.
- Ya... Vale, comprendo.
Musitó el otro.
Ambos llegaron a la recepción de la dirección y la joven que ahí trabajaba los miró de hito en hito.
Jamás había visto a dos muchachos así de guapos, ambos parecían modelos de pasarela.
Al cabo de un rato, mientras Dorian entregaba su documentación y la previa aprobación del director (Favores y contactos de su padre), Jules le esperaba sentado en una cómoda silla.
Dorian alzó la vista y vio al muchacho bastante concentrado mientras leía el reglamento del instituto.
Contempló como Jules movía los labios mientras leía, de manera inconsciente.
Se preguntó si el emitía sonido alguno cuando reía o cuando tenía s*xo, rápidamente sacudió la cabeza bastante sorprendido del camino que habían tomado sus pensamientos.
Enfocó la vista en el formato que le estaban haciendo llenar, pero de nuevo alzó la vista hacia Jules quien para su sorpresa también le estaba mirando detenidamente.
Ambos jóvenes permanecieron haciendo contacto visual durante unos segundos y Dorian pudo ver cómo Jules se sonrojaba poco a poco y su piel casi traslúcida dejaba de lucir pálida.
Mientras Jules también notó como Dorian parecía febril, y más teniendo en cuenta que en cuestión de segundos su respiración se volvió agitada.
- ¿Ha traído las fotografías?.
Le preguntó la recepcionista a Dorian, interrumpiendo así el extraño juego de miradas entre ambos muchachos.
- Eh... Sí, sí... Aquí están.
Respondió Dorian.
- Gracias, ya vuelvo. Su expediente ya casi está completo señor Harsh.
Informó la chica para luego darse vuelta y salir de ahí.
Entonces Dorian se volvió de nuevo hacia Jules y para su sorpresa, vió que el otro ya se había marchado.
Cómo la chica se estaba tardando, Dorian empezó a impacientarse; él quería salir ya de ahí para así poder ver de nuevo a Jules.
Jules se subió a la camioneta y de repente estuvo a punto de marcharse de ahí y abandonar a Dorian en aquel sitio, pero... No lo hizo por qué en el fondo quería verle.
Extrañado se removió inquieto en el asiento y su corazon dió un vuelco cuando vió salir a Dorian del edificio y caminaba con paso altivo hacía el vehículo.
Un grupito de jovencitas que se hallaban cerca le miraban absortas, pero, el muchacho apenas y les miró ya que tenia la vista enfocada en Jules, se le veía bastante preocupado y luego de unos segundos el muchacho se subió a la camioneta.
- Listo. Ya ha quedado todo en orden... En pocos días empiezan las clases.
Gracias por traerme; ¿Piensas unirte a alguna fraternidad?.
Le preguntó este.
Jules negó inmediatamente.
- Ya... Si bueno, las fraternidades tienden a ser algo tontas si te pones a pensar detenidamente, además sus estúpidos jueguitos sorpresa o sus iniciaciones tienden a ser muy molestas.
Solamente es estrés innecesario.
Aseguró Dorian mientras se abrochaba el cinturón.
Jules asintió un poco, pero en realidad estaba sorprendido de aquello que había dicho Dorian, puesto que el también pensaba lo mismo sobre las fraternidades.
Mientras conducían de vuelta, Dorian le indicó que se detuviera en algún restaurante cercano puesto que tenía hambre.
- Anda, vayamos a comer algo ¿Que dices?. En verdad muero de hambre.
Le pidió este señalando los distintos restaurantes que habían en la avenida principal.
Jules por un momento se iba a negar, pero luego recordó que el día anterior Dorian había preparado la cena para ambos y que sería muy mezquino de su parte negarse a acceder, además, tenía mucha hambre también puesto que tampoco había desayunado nada.
Después de estacionarse, ambos muchachos fueron a un restaurante de comida española y empezaron a elegir cada uno lo que había en la carta.
Mientras comían, Jules observó como otras personas les miraban disimuladamente a ambos, entonces volteó a ver al joven que tenía sentado en frente y le echó un rapidísimo chequeo.
Dorian era estúpidamente guapísimo. Punto.
Cohibido, Jules enfocó la vista de nuevo en su plato totalmente confundido ante aquella sensación a la que era ajeno, haciéndole sentir tan extraño.
Por primera vez en toda su corta vida, alguien le parecía atractivo de "esa" manera.
Y sobre todo, se sentía, más bien sorprendido de si mismo.
- ¿Te gusta tu nueva vida?. Imagino que el que tú mamá se haya casado con mi papá, debe ser similar a sacarse la lotería.
Observó Dorian.
Por algún motivo aquel comentario hizo enfurecer a Jules quien le lanzó una furibunda mirada al otro.
- Hey... Tranquilo, no estoy diciendo que tu madre sea una interesada. Esa no fue mi intención, a lo que voy es que tu vida ahora debe resultarte más interesante y divertida.
Jules inmediatamente negó y Dorian entrecerró los enormes ojos.
- ¿No querías que tú mamá se casara de nuevo?.
Preguntó este mirando con atención el precioso rostro del muchacho.
Jules negó de nuevo, entonces tomó su celular y abrió las notas y se puso a escribir.
"No es que no quisiera que ella se casara con tu papá, es que simplemente no quiero que ella resulte herida de nuevo.
Mi mamá ha sufrido bastante ya en el pasado y me preocupa bastante que tú padre la haga sufrir y más teniendo en cuenta quien es él.
Y mi vida me sigue pareciendo exactamente igual que antes, con la diferencia de que tú papá me regaló cosas caras.
No te voy a negar que me ha gustado bastante la camioneta, pero al final de cuentas se perfectamente que no son mías, si no de él".
Luego le pasó el teléfono para que leyera la nota, posteriormente Dorian le miró tras terminar de leer.
- No conoces a mi papá, no es un mujeriego aunque sea muy guapo y multimillonario, y tampoco es una persona violenta y mucho menos un golpeador o maltratador de mujeres.
Cuando mi madre murió por el cáncer mi papá entro en una profunda depresión.
Le explicó este.
Jules asintió comprensivo.
- ¿Que hay de tu papá?.
Preguntó Dorian.
Jules desvío la mirada al plato y negó en silencio.
Dorian le devolvió el teléfono.
Jules lo tomó y empezó a escribir.
"No quiero hablar de él, por favor deja el tema".
Escribió y le mostró el teléfono a Dorian de nuevo.
- Ya. Pero, dime... ¿Aún vive?.
Preguntó.
Jules negó.
- ¿Murió?.
Jules asintió.
- Lo siento mucho.
Se sinceró el otro.
Jules se mordió el labio inferior y después suspiró un tanto afligido.
- Lamento hacerte sentir incómodo. Perdóname.
Le dijo el joven.
Jules asintió.
- Bueno, ¿Nos vamos o piensas pedir algo más?.
Preguntó Dorian.
Jules le indicó con las manos que ya tenía suficiente.
- Okay... Entonces pidamos la cuenta, yo invito.
Dijo Dorian.