2.

2311 Words
Jules despertó agitado luego de haber tenido una pesadilla, inmediatamente se incorporó y por unos segundos olvidó donde estaba. Una vez recordado el sitio, se encaminó hacia el baño y se metió a la ducha. Mientras se secaba el cuerpo, decidió afeitarse la escasa barba y bigote que tenía, y tras haberse asegurado de dejarse bien rasurado, se quedó mirando su reflejo en el espejo. Jules observó con detenimiento su pálida piel tirando a leche, su cuello, clavículas, mandíbula, hombros y otros huesos estaban muy bien definidos. Tenía la frente despejada, de amplitud promedio, su cejas eran rectas y muy oscuras, a diferencia del resto de su cabello que era muy rubio, casi platinado que lo llevaba en un corte ligeramente largo y degradado. Tenía los ojos azules y las oscuras pestañas eran largas, espesas y rizadas. Su boca era mediana, su rostro ánguloso y de pómulos definidos y mejillas ligeramente hundidas. Su mentón era afilado y acababa en punta levemente cuadrada. Pero ahí lo más bonito de todo era su nariz, que era tan perfecta que a menudo le preguntaban si se la había operado. Su musculatura era bien definida y abdomen marcado, largas extremidades y cuello elegante. Jules debía medir el metro noventa y su altura era lo único que realmente le gustaba de si mismo. Fue a ponerse ropa y salió de la habitación, se encaminó hacia la cocina y se topó con James quien hablaba por teléfono con sabrá Dios quien y se le veía claramente molesto. James al ver a Jules inmediatamente le saludó con la mano y se giró para continuar hablando por teléfono cada vez mas exaltado. Jules fue a sentarse a lado de su madre y esta le dedicó un tierno beso en la mejilla. - ¿Has dormido bien?. Le preguntó ella. Jules alzó la vista y asintió levemente. - ¿Te sientes bien?. Quiso saber Anna. De nueva cuenta el muchacho asintió rápidamente y posteriormente comenzó a comer. - Hoy me iré con James al aeropuerto por lo de la luna de miel... Solo serán unos meses, pero hablaremos a diario por FaceTime. Bueno... Yo, por qué tú no hablas. Razonó Anna. Jules la miró entonces fijamente y luego le dedicó una sonrisa irónica. Anna echó a reír e inmediatamente se relajó. - ¿Estás seguro que estarás bien?. Le preguntó. Jules asintió de nuevo y le recordó con señas: "Que si mamá, que ya soy mayor de edad. Me sé cuidar bien, vete tranquila". - Vale, Vale... Es que me causa conflicto dejarte aquí solito en esta enorme mansión. Reconoció ella. - Pues ni tan solito va a estar. Dijo James quien acababa de llegar tras terminar de hablar por teléfono. - ¿No nos iremos?. Le preguntó Anna. - Ah... Pues claro que si, me refiero a que no va a estar solo por qué mi hijo viene para acá. Les informó James. - No pareces muy contento. Observó Anna. - Pues claro que no, me he enterado que ha abandonado la universidad. Luego que estuvo preso unos días por un altercado con unos hombres afuera de un bar. Que te puedo decir cariño, pero... Dorian es todo un trapisondista. Explico el hombre muy apesadumbrado. Ana chasqueó la lengua a modo reprobatorio. - ¡Ay ya! Que se matricule en la misma universidad que Jules. No pasa nada. Dijo Anna muy relajada. - Ese no es el problema Anna, el detalle es que es la segunda vez que lo hace, cambia de carrera como si se cambiase de calcetines. La primera vez estaba estudiando arquitectura y hasta hace poco estaba estudiando literatura inglesa. Uno no puede ir por la vida así, ya tiene veinte años. Yo a su edad ya me estaba graduando en administración de empresas. Y a los veinticuatro ya me había graduado tambien en negocios internacionales. No lo entiendo. Repuso James meneando la cabeza. - Bueno, habrá que saber cuales son sus razones. Lo tomas como si la vida se le hubiese ido, querido... Aún es muy joven. Tal vez solo le está costando encontrar su lugar en el mundo. Añadió Anna. - Ay cielo... Ponte en mi lugar, ¿Que harías si fuese Jules quien estuviese cambiando de carrera a cada rato?. Preguntó James mirándola con ojos inquisidores. Anna torció la boca y luego miró a su hijo quien a su vez le devolvía la mirada totalmente perplejo. - Jules jamás haría algo así, pero si ese fuese el caso me enfocaría en saber que es lo que le sucede o le causa insatisfacción en su vida. Aseguró Anna. Jules se limitó a mirar de un lado a otro como si estuviese viendo una partida de ping pong. - Ya, pero... ¿Que insatisfacción puede tener Dorian como para que esté haciendo tal cosa?. Literalmente lo tiene todo, TODO, dinero, vive en un penthouse el solo, tiene autos de lujo, chicas, ropa cara... Sale de fiesta cada fin de semana y se va de viaje por el mundo cada que tiene oportunidad. Dime tú... ¿Que le puede causar insatisfacción?. Quiso saber James. Jules se quedó pensando en lo que dijo su padrastro y no le halló ninguna falla a su lógica. Pero, teniendo en cuenta lo abrumado que se sintió la noche anterior al llegar a esa opulenta mansión y al ver las cosas que le había comprado James, pudo entender un poco la incomodidad de tenerlo todo de manera tan abrupta, teniendo en cuenta que no estaba para nada acostumbrado a que le fuesen a arreglar la habitación y le preparasen el desayuno. - Primero deberías hablar con él y ya luego emitir tu sentencia. Aconsejó la mujer. James miró a su esposa y luego de unos segundos accedió. - Hablaré con el cuando vaya a recogerlo en el aeropuerto, llega hoy... En dos horas. Informó James. Anna sonrió complacida. - Me alegro mucho, ya verás que no te arrepentirás. Además muero de ganas por conocerlo, es una pena que no haya podido asistir a nuestra boda. Le respondió ella. Jules entonces terminó sus waffles e inmediatamente les indicó que se retiraba. - Ah... Espera Jules. Tengo que mostrarte algo, ven, sígueme. Le pidió James. El muchacho asintió y fue tras el mientras admiraba todo a su alrededor. James lo llevó hasta el garage y le mostró una Porsche Cayenne del año. - Es para tí. La he comprado porque pensé que no te sería muy comodo ir y venir de la universidad a la casa en el transporte público ya que como pudiste notar, no hay transporte público en esta zona. Y dudo que quieras estar pidiendo Uber a cada rato. Le dijo el hombre. Jules no pudo evitar soltar un silbido por lo bajo mientras veía la camioneta de lujo, luego se sintió muy conmovido por las atenciones de James. Entonces le dedicó una sonrisa sincera y le dió un abrazo. James se mostró sorprendido ante aquella muestra de gratitud tan inesperada y de igual manera le devolvió el abrazo. - ¿Te gustó?. Le preguntó James. Jules inmediatamente asintió. - Aquí está la llave de encendido. Le indicó este. Jules asintió emocionado. Mientras volvían al interior de la propiedad, James le detuvo y le dió una tarjeta negra American Express Centurión. - Esta es tuya... Y no tiene límite así que siéntete libre de comprar lo que te venga en gana. Jules inmediatamente negó sin embargo James le dejó la tarjeta en la mano. - Acostumbrate a esto Jules. Quiero compartir todo lo que tengo con el amor de mi vida y obviamente contigo también. Eres una extensión de ella y para mí también eres muy importante. Ahora... No sé que tengas pensado hacer el día de hoy, pero espero que te diviertas. Iré a prepararme para ir por Dorian... Te vas a divertir mucho aquí Jules. Le aseguró James dejándole solo. Jules miró la tarjeta y luego vio el pequeño PostIt con el Nip escrito El muchacho se giró y se fue a su habitación a pensar en todo lo que le estaba sucediendo. Luego de un rato de estar jugando videojuegos, decidió que estaba harto y entonces optó por ir a la biblioteca a leer un poco. Fue entonces que vio a su madre y a James en el vestíbulo con varias maletas. - ¡Ay! A penas iba a llamarte para que bajarás a despedirme... Te amo. - "¿Ya se van?". Le preguntó Jules. Anna miró las señas de su hijo y asintió. - Te llamaré todos los días, para que estés al pendiente de tu teléfono. Le aseguró ella. Jules asintió y luego miró a James. - Tranquilo, cuidare bien de ella. Ahora... Cuídate mucho:¿Quieres?. Ah por cierto, no tuve oportunidad de presentarte a Dorian porque el muy sinvergüenza desapareció apenas llegamos, así que desconozco dónde se encuentra. Debe de andar merodeando por la propiedad. En fin, espero se lleven bien. Adios... Cualquier cosa me escribes un mensaje. Le dijo James. Jules observó a la pareja subirse a una suburban negra y luego les vio marcharse. El muchacho se encaminó hacia la biblioteca y una vez ahí se topó con un impresionante joven de piel bronceada y cabello muy negr* y ondulado hasta los hombros. Tenía unas perfectas y espesas cejas y unas preciosas pestañas igual de tupidas. Los ojos del joven eran claros, la nariz era literalmente igual a las que se exhibían en los catálogos de rinoplastias en los consultorios de cirugía estética. Era un poco más alto que Jules, pero su composición muscular era más grande puesto que en verdad había bastante músculo con hipertrofia. El joven alzó la vista de su lectura y reparó en la presencia de Jules, quien permanecía en el umbral de la puerta con gesto inexpresivo. Dorian entonces se puso de pie y le miró detenidamente. - ¿Y tú eres?... Le preguntó. Jules no le respondió, si no que se limitó a saludarlo con la cabeza y se fue de largo hasta las estanterías repletas de libros. - Ah... Si, ya recordé. Mi papá dijo que no hablas, pero que no lo haces por qué no quieres, no por qué no puedas. Le dijo Dorian mirándole de arriba abajo. Jules notó como el otro le escudriñaba con la mirada así que optó por hacer lo mismo. - Yo no sé señas. De una vez te informo. Le aviso el otro. "Para lo que me importa". Pensó Jules un tanto irritado. Dorian fue a sentarse de nuevo en un cómodo diván de cuero, mientras el otro se ponía a buscar entre las estanterías, tomó uno y se marchó a su habitación. Ya por la tarde Jules decidió que saldría de ahí porque moría de hambre, así que fue a la cocina, un delicioso aroma le llegó poco antes de entrar en ella. El aroma a carne, especias, mantequilla y ajo le hizo rugir el estómago. Y ahí estaba Dorian cocinando y escuchando música muy tranquilo, apenas vió a Jules, Dorian le miró con recelo y luego de unos segundos le dijo: - Me he tomado la libertad de cocinar, como podrás ver, he cocinado mucha carne y espárragos... Allá hay puré de papas por si gustas comer lo que he cocinado. Jules iba ignorarle, pero en verdad moría de hambre y le pareció que sería muy descortés de su parte así que asintió un tanto cohibido. Ambos jóvenes se pusieron a comer sin mirarse mutuamente, por alguna razón ambos se sentían muy nerviosos. Dorian observó disimuladamente las manos de Jules, éstas eran muy delgadas, pálidas y muy huesudas, las azules venas eran claramente visibles bajo la blanquisima piel, los dedos eran muy largos y derechos. Consideró que Jules tenía unas manos extremadamente bonitas. Al terminar de comer, ambos jóvenes fueron a dejar los platos en la cocina, mientras Dorian se daba la vuelta para marcharse, escuchó el agua del grifo y volteó para ver. Jules estaba enjuagando y quitando restos de comida para luego meter los platos en el lavaplatos. El muchacho se puso a limpiar el resto de la cocina. - ¿Por qué lo haces si hay sirvientes?. Le preguntó Dorian. Jules quiso responder pero recordó que Dorian no sabía el lenguaje de señas. Así que se limitó a escojer los hombros, el otro asintió y decidió marcharse. Durante la noche un ruido despertó a Jules, quien se levantó de la cama y fue a averiguar que era lo que sucedía, al llegar a la sala de estar, notó que se escuchaba música proveniente de la terraza en la piscina, así que se dirigió ahí. Y vio a un grupo de varios chicos y chicas bebiendo, fumando y nadando. Dorian estaba al fondo besuqueandose con una chica muy guapa y de repente una de las chicas que estaban nadando se percató de la presencia de Jules. - ¡Ay pero que guapo!. Grito ella haciendo que todos volteasen a verlo. Dorian dejó de besar a la chica y vio a Jules. - Ah... Dijo Dorian. - ¿Quien es el?. Preguntó la chica con la que se besaba. - Chicos, les presento a Jules, el es el hijo de la esposa de mi padre, y de cierto modo también es el dueño de este lugar. Les dijo Dorian. Jules negó rápidamente ese hecho, sin embargo pareció que estaba reprobando la situación y no lo dicho por Dorian. - O sea... ¿Que es tu hermano?. Preguntó otra chica. Dorian inmediatamente desecho esa idea, puesto que obviamente no quería que Jules fuese su hermano. - Técnicamente es mi hermanastro... Pero no somos hermanos de sangre ni nada. Apenas lo acabo de conocer hoy. ¿Jules te nos unes?. Le preguntó Dorian. Jules inmediatamente negó y se regresó a su habitación. Sin embargo Dorian permaneció ahí bebiendo con esos jóvenes casi hasta el amanecer.
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