Un nuevo hogar

1565 Words
Noelia, a las personas importantes de su vida ya les había dado la noticia, sólo faltaba que los padres de Roy Casablancas lo supieran y todos estarían enterados, que dentro de seis meses recibirían a su primer hijo juntos. Así que él, ya no pudo esperar.  Ese fin de semana los dos hicieron sus maletas y con toda la libertad de la que ahora disponían, regresaron de nuevo a la casa de los padres de Roy para poder darles la noticia.  Sin embargo, como siempre el cantante le tenía una sorpresa tal y como lo había hecho con la pedida de mano, por lo que esta vez en lugar de viajar en tren, viajaron en avión privado, uno que él había rentado exclusivamente para ella.  ―¿Es en serio? ― Le preguntó ―¿No te gusta?  ―No es que no me guste pero sabes que no es necesario. ― Dijo ella mientras se sentaba en uno de los asientos.  ―Ahora si es necesario, la ginecóloga dijo que no te movieras tanto para que el nene se quedara tranquilo y si te tengo que cargar yo mismo lo haré.  ―Roy… ―Sin reclamar ¿Sí? Sólo déjate querer, que te prometo que a partir de ahora todo será diferente y espero que lo disfrutes, porque los voy a consentir. Así que acomódate Noelia, y disfruta de lo que yo te puedo dar.  Ambos se acomodaron en el avión y después de que la sobrecargo los atendiera, juntos disfrutaron el viaje de dos horas hacia la casa de los padres de Roy, quienes no tenían ni idea de la noticia que recibirían y de todo lo que esto desataría después en los medios de comunicación.  Bajaron del avión e inmediatamente se subieron a la camioneta. Para Roy todo esto parecía tan natural que ya ni siquiera le sorprendía, pero para ella, era como vivir en otro mundo o más bien dentro de uno de sus libros o en una historia que sabía se estaba escribiendo capítulo por capítulo.  El chofer comenzó a manejar por las calles de la hermosa ciudad, Noelia la observaba sonriente, le encantaba ir para allá, ver el mar, las personas, los edificios, parecía que era un lugar salido de un sueño que había tenido. Después se percató que la camioneta iba por otro lado y que no era directo a la casa de los padres de su ahora prometido.  ―¿Qué pasa? ¿Dónde vamos? ― Preguntó enseguida.  ―Bueno, no todos se van a llevar una sorpresa hoy.― Le murmuró y Noelia lo vio extrañada.  ―¿Qué estás insinuando?  ―Si me das un poco de oportunidad, te lo muestro en unos minutos.  Llegaron en frente de un edificio bastante moderno y entraron por el estacionamiento que estaba completamente privado. Luego se bajaron de la camioneta, ella siendo ayudada por Roy y ambos entraron  por la puerta que daba al lobby para llegar a este lugar que estaba frente al mar.  ―¿Un hotel? ― Preguntó ella extrañada.  ―No, un hogar.  Subieron por el elevador y Roy aprovechó para ponerle una venda en los ojos.― ¿Es en serio? ― ―Sí, quiero que todo sea sorpresa.― Insistió Roy.  ―Pero...  ―Vamos Noe ¿qué quedamos en el avión? ― Le contestó divertido y ella simplemente suspiró.  ―Ok, dejarme consentir.  Llegaron al pasillo y él la tomó de la cintura y le dio un beso sobre la frente― ¿Estás lista? ― Le preguntó.  ―Sí. Roy abrió la puerta del piso y toda la luz del sol pegó ante sus ojos, después hizo que ella caminara un poco hacia adelante mientras sonreía emocionado.  ―Sé que la última vez nos quedamos con mis padres.― Comenzó a decir Roy.― Pero creo que ahora es momento de que nosotros tengamos nuestro hogar aquí para que podemos estar a solas sin tener que hablar a murmuraos o tener que despertarnos a la hora que el resto de la casa lo haga, así que, Noelia San Martín, te presento su segundo hogar.  Roy le quitó la venda de los ojos y ella después de adaptarse a la luz, vio un hermoso piso amueblando por completo, con sofás blancos y suelo de color café, y delante de ella un hermoso balcón que daba hacia el mar.  ―¿Es en serio? ― Preguntó emocionada, mientras caminaba hacia el balcón donde había una mesa con cuatro sillas.  ―Muy en serio. Lo compré justo antes de que supiera que estabas embarazada y que me tomara mis meses de sabático. Planeaba que aquí hiciéramos a nuestro primer hijo, pero parece que... nos adelantamos.― Y le guiñe un ojo.   Ella se acerca al balcón y ve el mar frente a ella, después una hermosa playa con arenas blancas que le hace sonreír.  ―La playa es privada, podemos bajar a nadar cuando queramos y la alberca es subterránea, así que podremos pasar tiempo ahí sin que nos molesten.  Noelia se voltea y ve a Roy.― Es... increíble todo lo que estás haciendo pero ¿por qué? No te he pedido nada.  Roy la tomó de la cintura y le dio un beso sobre los labios.― No necesitas pedirme nada Noelia, yo te lo quiero dar, te quiero consentir. Sé que tal vez estás acostumbrada a pedirlo o dar algo a cambio pero en mi caso te lo doy, sin compromisos... bueno, el único que quiero tener contigo es el que tienes en ese anillo sobre el dedo.  Noelia lo ve de nuevo y sonríe aún más. Luego abraza a Roy quien la protege con sus brazos y le susurra al oido.― Te amo, y todo lo que hago será por ti y por los hijos que concibamos juntos. Porque son todo para mi y desde que supe que habías regresado a mi vida, supe que tenía que hacer todo lo posible para hacerte feliz. ―Ya soy feliz...mis sueños se hacen realidad y es más que suficiente.  Roy frotó su nariz con la de ella.― Noe, Noe, Noe... te amo, no temas, todo estará bien.  De pronto el timbre del piso suena y él sonríe.― Llegó.  ―¿Que llegó? ― Pregunta ella divertida y Roy la toma de la mano y la lleva hacia la puerta.  ―¿Lista?  ―Supongo...  Así que él abrió la puerta y unas personas entraron con una cuna de color blanco, una tan hermosa que hizo a Noelia sonreír.  ―¿Una cuna? ¿Pero?  ―Ya te dije que este será nuestro segundo hogar, por lo que debemos acomodarlo y amueblarlo a nuestra manera. Ven, te enseño el resto del piso.  De la mano caminaron por un pasillo y entraron a la habitación principal donde ya había una cama muy bonita y de nuevo otro ventanal enorme que daba al jardín y a lo lejos se podía ver la ciudad. Ella lo recorrió maravillada, como si todo fuera irreal.  ―Es que... ¿por qué?― Trató de decir más, pero no pudo, era demasiado para ella, pero sabía que tenía que acostumbrarse porque la vida de Roy era así.― Me encanta.  ―Y ahora ve esto.  Salieron de ahí y entraron a la habitación donde las personas dejaban la cuna y la acomodaban. Sobre los muros, ya había repisas con peluches y cuadros.  ―Pero, hace unos días te enteraste que estaba embarazada... ¿Cómo?  ―Fue una llamada, esta habitación sería un pequeño estudio pero decidí que podía ser la de nuestro bebé ya que tiene una hermosa vista al mar y tú podrías sentarte en esta mecedora a darle de comer mientras el sol te da calor ¿no crees?  La fotografía que Roy le estaba dando a Noelia era preciosa y ella lo pudo ver en su mente tan claro que le sacó una lágrima, y de pronto, sintió lo que Roy sintió días atrás... iba a ser madre, era real y podía permitirse el ilusionarse por completo.  ―¿Te gusta?  ―Me encanta.― Expresó la escritora.― Nos encanta.― Y se puso la mano sobre el vientre.  ―Es suyo, todo lo mío es suyo... por siempre y para siempre... todo lo que haga será por ustedes.  Ella lo abrazó y le dio un beso sobre los labios, luego lo vio directo a los ojos― Qué te parece si vamos a gritar a los cuatro vientos que vamos a ser padres.  ―¿Gritar?  Ella tomó a Roy de la mano y lo llevó hacia la sala, salieron por el balcón y volteó a verlo.― No es un concierto de 10 mil personas pero supongo que el viento se puede llevar la noticia ¿no crees?  Noelia tomo aire y luego gritó― ¡Vamos a ser papás! ― Y luego se rió.  ―¡Vamos a ser papás! ― Gritó Roy siguiendo el juego y una alegría les invadió el cuerpo.  Voltearon a verse y sonrieron― ¿Aún puedo decirlo en un concierto?  ―Aún puedes.― Respondió ella entre risas.  ―¿Qué dices? ¿Vamos a decírselo a mis padres? ― Sugirió Roy.  Noelia besó su mano y luego lo vio a los ojos.― Vamos... compartamos la alegría con nuestra familia. 
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