Trio

1312 Words
Aquilegia se disculpa y sale del comedor para subir a la habitación. Sus nervios están de puntas, pero tiene que calmarse, Mirella, la que era su antigua doncella le había dicho sobre todo eso, "En Uspavonka es algo normal, hacer trios y orgias, las mujeres y hombres cogen en cualquier lugar sin problemas" —recuerda las palabras de su doncella. Suspira cansada pues tampoco es algo que no haya hecho antes. Recordó el día en que ella fue quién le ayudó a liberarse por culpa de lo que fuera lo que Zurek le estaba suministrando que la ponía caliente. Rememoró que para ese tiempo no podía aguantar sus deseos y negó al reconocer que ahora tampoco a pesar de no sentirse ansiosa. Cuando él la toca o muerde su piel ella siente deseos de tener intimidad, sea con él o con quien sea que la toque. Eso no es normal, ella no se crió en un lugar donde se vea la sexualidad como pasa en Uspavanka y pueblos aledaños. No es que en su pueblo no tenga sus reglas, pero hacerlo en público no es una norma, tal vez en un bosque alejado de la multitud o un río pueda ser normal ver a esposos haciendo el amor, pero tu pasas de largo y no te unes ni nada de eso. En su aldea predominan las relaciones monógamas, sea mujer con hombre , hombre con hombre o mujer con mujer. Pues a pesar de entregar la virginidad a los dioses por medio de los sacerdotes y que ellos les enseñan a complacer a sus parejas. En Joskalia se casan por amor. Los sacerdotes con ese acto, confirma que Pal está con ellos y su relación. Salió de sus pensamientos y respiro profundo para comenzar a quitar su vestido, aunque este era sencillo y se quita de dos fases ella tomó su tiempo para desnudarse y ponerse el albornoz. Se fue hasta el balcón donde el aire fresco le dio en el rostro haciéndola sentir viva. —Disfruta, olvídate de moralidades que aquí no existen, complace a tu marido y gana su confianza. Eres la reina y él caerá a tus pies. —Escucha que el viento le dice en su oído y sonríe al entender que el poder lo tiene ella a pesar de ser él quien la domina. Ella por medio del sexo lo tendra comiendo de su mano y es entonces que ella logrará su cometido. A veces perdiendo se gana y ella ha perdido mucho en ese tiempo, ahora le toca comenzar a ganar. Escucha la puerta de la habitación, pero no se voltea a mirar quienes entran. siente unos brazos fuertes rodear su cintura mientras su mano despeja su cuello de su cabello suelto. —¿Estás preparada para una noche llena de lujuria y pasión? — Aquilegia asiente más confiada. Zurek toma la mano de su reina y la hace caminar hasta donde está la doncella. —Estamos listos, quiero recalcar que el placer de hoy solo será para mi hermosa esposa. —La invitada asiente. Zurek se pone detrás de Aquilegia para quitar el albornoz descubriendo el cuerpo de su mujer. La doncella no podía negar que la reina era una mujer hermosa, tiene un cuerpo de diosa, entiende porque el rey la escogió a ella y no a ninguna de su harén. —Acércate. —ordena Zurek sin soltar a su mujer. —Qué quede claro, si todo sale bien, vivirás para complacernos, lo que ella pida se lo darás. No está permitido alcanzar orgasmos. —. Zulema, puedes adorar a tu reina. —pide Zurek sintiendo como Aquilegia se siente nerviosa. se acerca a su oído—. Sólo dejate llevar, complaceme, hoy soy tu esclavo de placer, pide lo que quieras. —Aquilegia asiente cerrando sus ojos. La mujer se acerca a sus pechos tomandolos en sus manos. —La reina es hermosa, ¿puedo? —Zurek asiente y la mujer lleva sus labios a los pechos de Aquilegia para comenzar a estimular sus pezones. Aquilegia solo se dejó acariciar de la mujer. Zurek quien rozaba su bulto en sus nalgas. Zulema pasa de un pezón a otro para succionarlos con suavidad. La sensación era diferente pero placentera. Zurek abre un poco sus labios vaginales para acariciar su clítoris. —Vamos, que comience la acción. La llevó hasta la cama para acostarla. Comenzó a quitarse su ropa mientras la nueva doncella besaba el cuerpo de su mujer. La escena era erótica, siempre le ha gustado hacer orgías, pues nada más hermoso que ver a una mujer recibiendo placer carnal. Su pene late fuerte. Lo toma en sus manos para comenzar a masturbarse mientras mira la escena, porque no se le había ocurrido hacer eso antes, tenían que llegar allí para corromper su mente. Subió a la cama para que su mujer tomara su m*****o en su boca. —cerró los ojos al sentir el calor en su glande haciéndolo gruñir. —Lame el coño de tu reina —ordena a la castaña. La mujer baja con sus besos por el abdomen de Aquilegia para sin pensarlo mucho hundir su boca entre sus pliegues. —¡Oh Pal! —gime Aquilegia al sentir el calor de la boca de Zulema. —Sí amor mío, disfruta, correte rico. —jadea Zurek dejándose llevar por las sensaciones. La tomó del cabello para comenzar a follar su boca, deseaba tanto escurrirse en su boca. Los gemidos de Aquilegia comenzaron a hacerse más fuertes a pesar de tener la v***a de su marido azotando su boca sin contemplación. —¡Maldición! —gruñe Zurek cuando siente cómo su pene comienza a escupir su caliente líquido transparente. Aquilegia bebe todo lo que este le da mientras disfruta como la mujer le regala placer. —Así me gusta. — comenta Zurek al ver el rostro de satisfacción de su esposa. Sonrió al pensar en los nuevos juguetes y busco la caja. —¡Ahh! —grita Aquilegia al comenzar a sentir los espasmos del orgasmo que le estaba provocando la amante. Zurek sintió que su m*****o tomaba vida al escuchar los gemidos de placer de su reina. —Ven, abre las piernas. —ordena a Zulema. Poco a poco hunde el fallo de piedra en su interior. Era uno grueso haciendo que la mujer se quejara de un poco de dolor. Sus anteriores amantes no eran tan agraciados como Zurek, por ende ella estaba más estrecha. Aquilegia miro la escena y por extraño que se escuche, se sintió excitada al ver a la mujer que comenzó a masturbarse con la piedra de gran tamaño. Zurek se comenzó a tocar y Aquilegia se envalentona acercándose a la joven mujer . —¡Oh mi reina! —gime la chica al sentir el calor de la boca a de Aquilegia en sus pechos. Zurek acarició los pliegues empapados de su esposa haciéndola gemir. Sonríe feliz al ver como ha cooperado con la sesión. Zurek se acomoda entre sus piernas para ser el primero en invadir su centro. —¡Oh, por Pal, esto es divino! —gruñe Zurek al sentir como su pene entra con dificultad en su coño empapado de su mujer. Los gemidos eran los protagonistas de las tres personas. Zulema se corrió por su estimulación con el falo que Zurek movía con su mano, y Aquilegia gritaba de placer por las fuertes embestidas de su esposo. Zurek salió del interior de su reina quien respiraba con dificultad. La pone en cuatro pidiéndole a Zulema se pusiera bajo de ella con su cara para su coño, el cual comenzaría a estimular mientras el estimula su trasero. Aquilegia blanqueo sus ojos al sentir ambas bocas en su diferentes lugares. Arruga las sábanas que cubren el colchón. Un gemido fuerte le avisó a Zurek que su mujer se había vuelto a correr.
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