Akron condujo sobre las huellas de su auto de regreso al bar. Los muertos continuaban en el suelo, pudriéndose, con la sangre manchando la madera del suelo. Akron entendía el problema en el que estaba implicado, y el castigo que recibiría, por eso no huyó, no se apartó, ni se hizo el campeón terminando de masacrar a sus hombres. Él por su cuenta se involucró en ese problema, y por su cuenta saldría. Él entró con paso firme al lugar donde los hombrees no se habían movido de lugar esperándolo para el castigo. Akron los miró uno por uno. No era la primera vez que un Demonio rompía las reglas por una mujer, pero era su primera vez. —Supongo que me esperan —dijo Akron quitándose la chaqueta—. Ya no tienen que esperar más. ¿Cuál será el castigo? Pantera estaba liderando los treinta y siete hom