Los ojos llorosos de Violet estaban en él, en su rostro ensangrentado y en esa furia que le quemaba el alma. Violet no deseaba que así fuese su primera vez, ni que él la lastimase. Ella estaba consciente del error que había cometido, y también sabía que todo lo malo que se hacía, tenía una consecuencia. Era terrible que una persona como ella, que siempre fue buena, estuviese viviendo algo tan oscuro como la posesividad de un grupo de hombres que no hacían más que lamerse los labios por verla desnuda. Usurparle su virginidad era lo peor que podía sucederle, y por eso pidió tanto al cielo en esos segundos donde él solo la miró con rabia, que sintió que realmente no había nadie escuchando. De no ser por Akron, la historia fuese diferente. —No lo hagas, por favor —imploró con las palmas de la