Narra Camille: Estoy viendo los libros de trabajo en el despacho de mi padre cuando alguien llama a la puerta y levanto la mirada. Es Joffrey, un joven muchacho que trabaja como mozo en las cuadras. Me sonríe con educación y le correspondo. —Buenos días, señorita McField. Ya ha llegado el pedido de potros que su padre había hecho. ¿Puede venir a recibirlo? —me pregunta y yo asiento con la cabeza. Esta era mi parte favorita de todo el año y me hace recordar mucho a Sammy. Cada año, mi padre compraba una docena completa de caballos bebés para adiestrarlos y luego ponerlos en venta. La mayoría, venía de criaderos donde los identificaban por número, por eso, mi hermano y yo teníamos la tarea de ponerles nombre a cada uno de ellos. Salgo de la oficina en dirección a los establos, donde