Narra Camille: Estoy tan achispada cuando llego a casa que no logro meter la llave en la hendija de la puerta. Bueno, estoy en la muy delgada línea de la embriaguez y la sobriedad, pero tengo un píe más en un lado que de otro. Las llaves se me escurren de entre los dedos y caen al piso del pórtico, perdiéndose en la oscuridad. —¡Mierda! —murmuro mientras me abajo a buscarlas, sin éxito. De acuerdo, sí me he excedido, pero es que el vino que me ha dado Julio ha sido el más dulce que he probado y eso, más poder hablar con alguien de otra cosa que no sea el campo, me ha alentado a tomarme casi tres botellas durante toda la cena. A pesar de que me pidió que me quedara a dormir, ni loca acepté, por lo que me ha traído a casa, dejándome en la puerta, justo como yo se lo pedí, pero ahora emp