Ofelia se tensó completamente luego de escuchar al rey Acaz, sintiendo como el miedo ahora le paralizaba cada músculo de su cuerpo. Continuaba sosteniendo la falda en alto, con sus piernas expuestas al aire frío, sintiéndose más vulnerable que nunca en su vida. —No... no me haga daño, por favor... —susurró la Fae con el color abandonando su rostro hasta quedar pálida como la muerte. Acaz la observó fijamente, con sus ojos grises estudiándola con una intensidad inquietante, como si estuviera considerando sus opciones. Tras un momento que pareció eterno, emitió su siguiente orden: —Voltéate, prisionera. El poder de la marca la obligó a obedecer al instante, quedando su parte posterior expuesta frente al rostro del rey. Ofelia cerró los ojos con fuerza, intentando escapar de la realidad t