08. La palabra prohibida

1392 Words

En un silencio sepulcral que pesaba como una losa, el Rey Acaz conducía a Ofelia a través de los serpenteantes pasillos del castillo. Su presencia intimidante marcaba el paso delante de ella, con sus movimientos aparentemente tranquilos, pero esa aura que tenía tan autoritaria, Ofelia la comparaba como la de un depredador conteniéndose. Aunque no la arrastraba con brusquedad, su ritmo era lo suficientemente acelerado para que Ofelia tuviera que mantener un paso vivo, ocasionando que sus zapatillas viejas resonaran suavemente contra la piedra pulida. A lo largo del recorrido, los que habitaban en el palacio se inclinaban ante su rey con reverencias profundas y estudiadas cuando pasaban frente a él, para luego dirigir miradas inquisitivas hacia Ofelia. La joven pelirroja podía percibir el s

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