ULISES Ma-dres. Divorcio. No podía pensar en otra cosa que no fuera divorcio. Nunca en mi vida había pensado en la posibilidad de aferrarme a un “no divorcio". Se había convertido en una palabra que esa noche era seguro que rondaría por mi cabeza y no me dejaría dormir. — Mierda —maldije para mí mismo subiendo a mi auto luego de que una caravana de carros me estuvieran tocando el claxon de manera ininterrumpida. Me dolía la cabeza de saber que ese mujer había resultado más brava que el demonio de tasmania. Estaba seguro que hasta ese animalito le tendría miedo y no los culpaba. No me la estaba dejando nada fácil y en verdad la quería a mi lado, en mi casa donde a ella le corresponde estar. ¿Y ahora qué haría?. No es por nada, pero a esta altura de mi vida tenía ganas de llorar, y