PENÉLOPE Vi la desesperación en su rostro. No me habría imaginado que Ulises Asker alguna vez su hubiera hincado ante mí, pero lo hizo. Había hecho lo imposible por llamar mi atención, que incluso había rentado la suite de al lado con tal de que no lo corrieran del hotel por estar a mi lado. No lograba entenderlo. No lograba entender en nada a este hombre y no sabía qué pensar de él. Incluso lo había encontrado diferente en la cama, y ahora lo veía arrodillado ante mí, perdiendo el orgullo que lo caracterizaba por no solicitar la orden de restricción. — Penny, por favor no pongas la demanda de restricción. —Me volvió a decir con esa mirada suplicante.— No puedes odiarme tanto. — Tú lo hiciste hace tres años, cuando me ilusioné contigo y me tratabas como a tu mascota. —Le dije viénd