PENÉLOPE Le había dicho a mi abogada que quería ir a juicio. No quería darle una sola oportunidad a Ulises para que él estuviera en paz. Era rencorosa, tal vez, no lo sé, pero definitivamente era algo que quería resolver por la vía legal aunque mi empresa peligrara. Ver su cara de angustia no tendría precio. Estaba trabajando sentada en el balcón de mi suite, revisando en mi lap top unos pendientes de oficina que me había enviado Camille, cuando mi teléfono sonó. — ¿Hola? —respondí. — Díme que sigues usando fendi y victoria´s secrete como ropa interior. —Escuché la voz de Camille al otro lado del teléfono. — Por supuesto que sí. —Tenía lencería de colección y estaba al pendiente de sus últimos modelos, pues algunas veces ese tipo de prendas sensuales me ayudaban a diseñar en al