BASTIAN
(TRES AÑOS ATRÁS)
Me levanté con desgana para ir al trabajo. Era fin de semana por lo que no tenía otra cosa más que hacer.
Mis noches eran mis días y mis días eran mis noches por el ritmo de vida que tenía desde que comencé a perseguir mi sueño.
Todo estaba pasando de manera muy monótona en mi vida. Me había mudado a la gran ciudad para seguir mi sueño, un sueño que me estaba costando la vida, mi bienestar emocional e incluso mi familia y no había logrado conseguir nada, salvo un trabajo en un restaurante de alto nivel como mesero, que había tomado por mera necesidad. Me sentía un completo mediocre.
— Bastian, estás llegando tarde otra vez. —Me llamó la atención el gerente. Cuando estaba cruzando el pasillo abrochándome el mandil— Beto tuvo que quedarse a cubrir las mesas
