Serenity. "Vamos, levántate, niña", me insistió mi madre a las nueve de la mañana. Gemí contra la almohada y traté de quitarme de encima sus molestas manos. "Serenidad", se rió cuando resoplé con rabia. "Señor, dame paciencia... ¡ese novio tuyo está abajo!". Al mencionar a Harry, mis ojos se abrieron de par en par y la miré cansada y sorprendida. "¿Realmente lo dejaste entrar?" Le pregunté en voz baja. Sus brillantes ojos azules me miraron y sus labios se curvaron en una leve sonrisa. "Desgraciadamente, sí, lo hice. Ahora levántate y sácalo de aquí". "¿Qué feliz palo tienes en el culo esta mañana?" Me pregunté en voz alta. Me regañó inmediatamente. "Lenguaje", me espetó. "Y el chico me trajo flores y se disculpó por haberte quitado la virginidad. Ese chico tiene agallas. Admirabl