Los días estaban pasando muy rápido, todo seguía normal a excepción claramente de que ahora mi jefe pasaba recogiéndome en el edificio para llevarme al trabajo. Almorzábamos juntos y siempre estábamos saliendo en las noches a lugares públicos donde ya algunos paparazis nos habían tomado fotografías y algunas revistas y diarios anunciaban un posible romance entre ambos, el plan parecía marchar en buen camino. Zack se encontraba fuera de la ciudad, pasaría un mes en una de las cedes de su empresa. Mientras tanto el rumor de nuestra falsa relación seguía propagándose con brío, a Sandra no le podía contar la verdad. Ya que en los términos que acordamos Ares y yo, quedo explícitamente prohibido que alguien supiera que nuestro “enamoramiento” era falso, todos debían creer que era real y que sucedió así de repente.
Amanda la ex novia de Ares, estaba desquiciada. Me había enviado cientos de mensajes insultándome y diciendo que ella siempre lo supo, que de “mejores amigos” no teníamos nada. Me carcajeaba con mi jefe al ver lo toxica que era aquella rubia, moría de celos mientras ya estaba con otro hombre. ¿Quién podía entenderla? Por otra parte, Sandra estaba desconcertada me hacia demasiadas preguntas y es que no era para menos, era mi mejor amiga desde niñas, siempre ha sabido todo de mí. Y hasta hace unos pocos días, me veía babeando por Zack. ¿Cómo era que ya me gustaba otro? Me dolía mentirle, pero era necesario, si el plan funcionaba, todo saldría bien. Ares volvería con su ex y yo superaría el miedo escénico y saldría con Zack. ¿Qué podría salir mal?
Me levanté de un salto de mi cama, era medio día y mi estomago rugía exigiendo comida. Como era domingo, era mi día libre. Y amaba dormir todo lo que no podía entre semana, además claro de aprovecharlo para limpiar mi departamento, sacar a Bonny al parque y hacer compras. Abro el refrigerador y saco huevos, leche y mantequilla. Tomo un bol y mezclo todo, cierno harina de trigo y preparo unos deliciosos panqueques, quizá es muy tarde para desayunar. Pero la flojera me ganaba como para cocinar otra cosa, estaba terminando de comer, cuando mi teléfono enciende la pantalla anunciando una llamada.
—¿Hola? —respondo, mientras llevo el ultimo bocado a mi boca—, ¿Qué sucede, Ares?
—¿Así saludas a tu casi novio? —divierte por el otro altavoz y ruedo mis ojos—, ¿Qué estás haciendo?
—Estoy desayunando, ¿Y tú? —respondo, mientras tomo de mi café.
—¿Desayunando al mediodía? Sinceramente eres un caso, querida—divierte—, Y yo estoy afuera de tu edificio, tienes diez minutos para bajar—responde divertido.
—¿Qué? ¿Para qué? —pregunto confundida.
—Para la fase dos punto uno del plan—responde seguro y sin verlo sé que esta sonriendo con diversión. Bufo.
—¿Y tiene que ser ahora? Tenía planes…—respondo suspirando.
—¿Que planes? ¿Ver Netflix todo el día con tu perro? ¿Ah y tomar vino sola? —responde sarcástico, quisiera tenerlo de frente para mirarlo mal.
—¡Oye! —me quejo—, Esos son buenos planes, además tengo que hacer compras—me defiendo.
—Y exactamente a eso iremos, cámbiate rápido, te espero—responde colgándome sin darme tiempo a refutar.
Dándome por vencida decido hacerle caso, después de todo había aceptado el trato. Tomé una ducha rápida y me vestí con unos vaqueros azules, un suéter de chándal y mis deportivos blancos. Ate mi cabello en una coleta alta y solo aplique brillo labial de color rosita suave, no era muy arreglada y eso era obvio. Tome mi teléfono, llaves y bolso, le deje comida servida a mi perro y cuando cerré la puerta, sentí la presencia de alguien a mis espaldas, era Sandra.
—Justo venia por ti, ¿vas de salida? —pregunta sorprendida.
—Si, él… vino a buscarme y yo…—farfulle sin saber que responder y ella asintió rodando sus ojos.
—No sé a que estas jugando con Ares, pero créeme que sé que esto no acabara nada bien— sentenció—, Tú mas que nadie sabes lo mujeriego que es y el daño que te hará. ¿Qué intentas, Ellen? ¿Olvidar a Zack? No es la forma y estoy segura que lo sabes, pero no sé que te hizo creer lo contrario. —respondió y sin darme chance a responder se devolvió a su departamento.
Suspire con resignación, odiaba mentirle. Teníamos un pacto desde niñas, que jamás nos mentiríamos, por mas que doliese, siempre nos diríamos las verdades. Y ahora yo le estaba ocultando la verdad de todo este plan, baje por el ascensor mientras hacia muecas con mis labios, me gustaba morderme el interior de mis mejillas. Era una manía que tenía desde niña, salí despidiéndome del portero y vi el auto deportivo de Ares estacionado frente al edificio. Miraba su teléfono y sonreía como maniaco, si seguro estaba viendo sus videos nada graciosos, pero que a él lo matan de risa.
—¡Buh! —lo asuste al llegar a la ventanilla de su auto, el brinco hizo que su teléfono se estrellara con el piso. Maldijo mirándome mal.
—Te juro que, si me dañaste la pantalla de mi teléfono, lo descontare de tu sueldo—divirtió y le saque la lengua, mientras daba la vuelta hasta el asiento de copiloto. —, ¿Qué llevas puesto? ¿Acaso vas a trotar o algo?
—¡Oye! —me quejo golpeando su hombro—, Es mi ropa de domingo, ¿ok?
—Lo que tu digas—responde moviendo sus manos, ruedo mis ojos y enciendo la radio de su auto. —, Que bueno que hoy iremos de compras.
—¿De compras? —pregunto confundida.
—Si, hoy será un gran día y nuevo comienzo para Ellen Carter—responde moviendo sus cejas de arriba abajo.
—¿Gran día y nuevo comienzo? ¿Qué carajo estas planeando Ares Levy? —pregunto con temor, mientras él estalla en risas.
—Sí, hoy te cambiaremos el look—responde gritando un “oh si nena” —, Ya sabes, algo mas del estilo de Zack.
—Las chicas del estilo de Zack, gastan una fortuna en su ropa de diseñador. Y yo no tengo dinero de sobra, Ares—respondo suspirando—, Claro que siempre he querido ser de su tipo…—alargo suspirando.
—Ellen, no estoy de acuerdo con esto. ¿sabes? Si tienes que cambiar tu estilo para que un tipo se fije en ti, debes cambiar de tipo, no tu estilo. —responde serio—, Pero como estas obsesionada con él, no me queda de otra que ayudarte—responde con una sonrisa de lado.
—¡Eres el mejor amigo del mundo mundial! ¿Sabias? —respondo con diversión y él sonríe achinando sus ojos.
—Solo quiero verte feliz, Ellen. Te lo mereces, eres una gran chica—responde mirándome tiernamente. —, ¿Y bien? ¿Qué le has dicho a Sandra de nosotros?
—Pues esta muy enojada conmigo, cree que te uso para olvidarme de Zack—respondo dándole una risa nerviosa.
—¿Y acaso esa no es la verdad? —pregunta fingiendo estar indignado.
—¡Oye tonto! —me defiendo golpeando su hombro.
—No soy el tipo de idiota en los que te fijas, Ellen…—responde en voz baja, mas para él que para mí.
Sin ánimos de discutir con él, ignoro su comentario y le subo volumen a la música. Suena una canción buenísima que ambos nos sabemos y cantamos a todo pulmón haciendo una guitarra con nuestras manos, entre risas y cantos llegamos al estacionamiento de un gran salón de belleza, bastante lujoso y que también es boutique de ropa al mismo tiempo. Me gustaba la Ellen extrovertida que soy con Ares, ¿Por qué no puedo ser así con todos? ¿Y en especial con Zack?