El parpadeante flash me hizo arrugar los ojos tras la toma de la fotografía, enfundada en aquel traje me sentía como un tamal que no termina de ser cubierto por las hojas, la camisa blanca de mangas largas me apretaba el pecho y las costillas. Aunque la mini corbata negra me gustaba, no podía sentirme a completo gusto con la negra falda ajustada un poco más arriba de las rodillas. Sentía que me paseaba desnuda por allí, si mis padres me vieran vestida así se sintieran aún más avergonzados que yo, fue por eso que decidí usar los aseos femeninos del primer piso para cambiarme. Poco después mi carnet ya estaba completo y procedí a colgarlo de mi cuello. Recibí la llave de la que sería mi oficina e hice uso del ascensor para llegar desde el primero al cuarto nivel, aun