Esta soy yo, una joven de 19 años, tímida y sin mucha preparación académica, siendo la secretaria de una temida corporación siderúrgica. Luego están mis jefes, tan distinto entre ellos pero con un par de cualidades en común: misteriosos y atractivos. Al mismo tiempo sospechosos de varios crímenes cometidos contra mujeres que una vez fueron empleadas de su empresa.
Fui criada por personas extremadamente conservadoras, con el sentido del honor, la lealtad y la decencia arraigada en las venas, en cada gota de su sangre y en cada decisión tomada para mantenerse a la altura de lo que Dios esperaría de nosotros como humanos. Aún con mis orígenes pobres y la inculcada costumbre de querer hacer todo lo que una señorita debería, el deseo de la carne podría vencer, el gusto por el dinero podría manifestarse y sin duda la perspectiva que voy teniendo acerca del amor podría llegar a ser un tanto retorcida, fría como la neblina de Forks y al mismo tiempo ardiente como el hierro al fundirse.